¿Rutina o forma de vida?

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7:00 a.m. - Y una vez más sonaba aquel maldito despertador. Una vez más tenía que levantarme comenzar con la rutina diaria de asearme, vestirme, desayunar y como no, ir a clase. Es cierto que cuando estas un tiempo desconectado saltándote la típica rutina cuesta volver a ella, de hecho cansa y aburre de solo pensarlo por lo que llevarlo a la práctica es realmente mucho más pesado. Sin embargo, tal y como os decía, al estar desconectado por algún tiempo, más bien bastante tiempo sin hacer  cada una de las cosas que componen esa aburrida lista es cierto que lo llegas a extrañar. Acabas echando de menos volver a la normalidad y que todo vuelva a estar en su sitio.

El caso es que son las 7:00 a.m. y tengo que comenzar con esa rutina si quería recuperar la normalidad que había en mi vida. Sin duda esta vez comenzar con la dichosa lista sería por completamente diferente, y es que hace justo un día desde que vivo en Minneapolis. Sí, acabo de mudarme de nuevo. Mudarse es algo que a la gente normal, bueno no es que me considere diferente pero mudarse es algo que la gente "normal"  no suele gustar, basicamente por preferir no estar cambiando tantas veces de aire, de barrio, de amigos y de casa. Pues bien yo era ese 1% del 99% de la población al que le gustaba viajar e iniciar vida en tantos sitios diferentes uno de otros. Siempre he pensado que es como dejar un poco de ti en casa sitio que estas, hasta que darte cuenta cuando coges un mapa y dices "Mira , pero si he estado por todos estos lugares". Ya saben a que me refiero, eso de ir meneando el dedo de un lado hacia otro sobre el fino papel del mapa al mismo tiempo que vas recordando tus mejores recuerdos de cada lugar. Vale está bien, no solo buenos recuerdos, es cierto que también hay malos momentos pero también es cierto que acabas pasando un agradable rato recordando todo lo vivido en aquellos lugares a los que dedique parte de mi vida.

Finalmente aquí estamos, en Minneapolis. Papá, Mamá, Braison y yo. Tratando de comenzar una vez más una nueva vida en este lugar que no estaba del todo mal. Después de todo siempre acabamos encajando decentemente en el nuevo lugar donde nos asentamos. Esta vez sería diferente o al menos eso parecía cuando oí a mi padre con su ronca voz afirmar que nos quedaríamos por un largo tiempo en este lugar donde ambos, padre y madre, comenzarían un nuevo negocio y así hacer frente a los gastos que suponía tener una vida normal, ya sabes la universidad, los coches, el alquiler por momento. La verdad es que parecían bastante convencidos de aquellas ideas y desde luego me estaban convenciendo a mi,  y eso resulta  difícil cuando te mudas un número tan seguido de veces hasta que alcanzas la edad de los 18 años. A pesar de las palabras de mis padres y a diferencia de mí, Braison de 15 años, parecía no confiar mucho en las palabras de papá y mamá, y desde luego no le juzgo después de todo lo que ha tenido que pasar a tempranas edades además de que ciertamente era en parte mi culpa.

Bueno Sámuel, tengo que salir ya para el ayuntamiento así que no se te olvide de cerrar la puerta al salir y recuerda llevar la comida a tu hermano, con las prisas del bus no tomó su estuche - Decía  madre desde lo bajo de las escaleras, aunque apenas pude oír bien por la distancia y la puerta de la habitación casi cerrada pero  supuse  lo que debía hacer. Como siempre soy el chico de los recados. Una vez más me disponía a cumplir con aquella lista de la rutina.

- De acuerdo mamá no te preocupes! - tuve que alzar la voz si quería que me oyera desde allí abajo.

El caso es que ya listo, avanzaba realizando cada una de las cosas planteadas para aquel primer día para una vida normal en Minneapolis. Apenas tuve tiempo de ojear la ciudad en la que viviríamos los próximos meses. Era bastante peculiar y algo diferente a la ciudad anterior que visité. Se trataba de un lugar con muy poca actividad, en el sentido de que todo parecía tan tranquilo, en realidad realmente lo era pero a mi me parecía como una especie de espejismo relajador. Me gustaban las cosas así y no podía parar de pensar en que en este nuevo lugar no resultaría difícil dormir de un tirón con tal tranquilidad que se respiraba, además de poder observar las estrellas en los cielos aún despejados de septiembre.

Volviendo al momento,  era peculiar aquella manzana que podía ver a través de la luna delantera del coche. Era algo complicado apreciar todos los detalles a completo mientras se conduce pero podía quedarme con los suficientes para saber que era un barrio tranquilo. Apenas había personas cruzando la calle, y las ojas del comieno del otoño se acumulaban en las aceras esperando a que alguien las barriera.

PsychoBoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora