Prólogo: Osaka, Japón

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-Mamá, es domingo... ¡¡Y SON LAS 6 DE LA MAÑANA!! ¡¿Para qué me despiertas a esta hora?!- dije yo a desgano a sabiendas que no iba a lograr nada. Los domingos normalmente mi mamá tiene la costumbre de levantar temprano a todo el mundo para la limpieza semanal de la casa.

-Reiko, hija mía, no estoy aquí para protestar si no para levantarte. Venga, arriba que hoy te toca la cocina.- dijo ella. Esa cocina odiosa con tantos trastes y vajillas que limpiar... no me gustaba para nada limpiar la cocina, y mucho menos en domingo. Me gusta cocinar, pero lavar ni de chiste. Hubiera preferido limpiar mi propia habitación con tal de no estar ahí.

Dicho sea de paso, mi habitación es más un basurero que un dormitorio. Pero es mi basurero y yo lo limpio. Con mi mugre yo me entiendo. Y si alguien le pone las manos encima LO REVIENTO.

-¿Mamá, no puedo limpiar mi habitación? Es que... quiero desocuparla pronto y así no me regañas- sonrío con tal de que me deje hacer eso en vez de limpiar la cocina. -Está bien- dijo ella -pero la quiero limpia para antes de las 2:00 de la tarde o no tendrás computadora por 1 semana.

Eso estaba mejor... limpiando mi habitación encontré un montón de trastes y papeles que tirar a la basura. Sinceramente no sé porque guardo tanta cosa sabiendo que luego no serviría para una mierda. Entre traste y traste llené dos bolsas de residuos, no recuerdo si eran dos o tres, pero saqué mucho de ahí... al final conservé algo que no sabía que tenía. No sé ni cómo fue a parar eso ahí pero encontré una espada. No era de juguete porque era muy pesada para ello. Tampoco era la espada de madera que tenía mi hermano mayor Kuroha. Era una espada que no había visto nunca y que encontré justo en el basural de mi habitación... se ve que no conocía tanto mi basura como yo pensaba.

-MAMÁAAAAAAAAAA- grité - ¡ENCONTRÉ ALGO QUE NO ENCAJA EN MI BASURERO!-

No respondió. Salí de mi habitación para ver si mamá estaba escuchando música mientras limpiaba, pero no encontré a nadie en casa. Qué raro, ellos nunca se van de casa todos juntos sin mí. Tampoco es mi cumpleaños para hacerme una fiesta sorpresa. Algo raro estaba pasando aquí. He de decir que me gustan mucho las historias de guerreros y cosas así, de hecho, siempre me he pasado jugando juegos MOBA y haciendo cuentos para mis amigos y mi familia. No debo pensar nada raro en esta situación.

La espada que había encontrado era exactamente igual a la de uno de mis personajes favoritos de un juego llamado League of Legends. Era la katana que poseía el campeón Yasuo, el imperdonable. Tenía que saber algo más de esa bendita cosa.

Menos mal que volvió mi mamá a eso de la 1:00 de la tarde, podía preguntarle sobre la espada. Ya había arreglado y limpiado mi habitación, así que no me regañaría por eso.

-Mamá, encontré esto en mi habitación. No sé cómo apareció, en mi existencia nunca lo vi... ¿qué es?- le pregunté. Me miró con una cara de "¡¿qué carajos hacía eso en tu habitación?!" pero no me dijo nada. Luego de unos interminables 3 segundos me respondió -Esto, hija mía, es la espada de tu padre. Él la había puesto en tu habitación para el día que la usarías y de esa manera lo enorgullecerías...-

¿Yo manejando armas? ¿¡Y encima una katana?! ¿Para qué? Yo no soy de usar armas... al menos usaría esta espada para hacer cosplay o algo. Entré de nuevo a mi habitación después de almorzar y me quedé analizando la espada. No sabía que mi papá tenía una espada... bueno, directamente no sabía demasiadas cosas sobre mi padre. Él desapareció cuando yo tenía 2 años de edad y mi mamá nunca nos habló de él hasta ahora. ¿Por qué querría que yo usara una espada? No lo sé. Desenvainé la espada y de repente no sé ni como pero se abrió una especie de portal a otra dimensión. Salí de mi habitación y nuevamente no había nadie en casa. Este domingo es demasiado extraño y ya no sabía qué hacer... ¿tenía que entrar ahí, o debía quedarme para avisarle a mamá y/o a mi hermano sobre esto?

-¡¿Reiko, que es eso?!- dijo mamá apareciendo de la nada. Al menos me alegra saber que mamá no desapareció

-¡No sé mamá, esto es lo que hice al probar la espada!- dije.

-¿A qué se debe tanto escándalo que no me deja dormir?- dijo Kuroha. Al ver el portal se quedó boquiabierto.

Kuroha es tan fanático de lo maravilloso como yo, así que no me extrañaría que haya sacado la conclusión del portal tan pronto.

-No entraremos ahí- dije yo. Mamá aprobó la idea pero Kuroha quiso entrar. Por alguna extraña razón entramos con espada incluida, como si el portal nos succionara a mamá, a mi hermano y a mí.

Travesía en RuneterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora