Capítulo 1

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Nadie podía imaginar el sufrimiento que una persona tan vulnerable y frágil como lo era él podía guardar en su interior.
Tristeza y más tristeza cargada a su espalda mezclada con traiciones y malos recuerdos que ni durmiendo desaparecían de su mente.
Aquel chico de rizos oscuros y sonrisa brillante ya no estaba. Se había ido. Por ninguna parte podías verle aunque lo que sí quedaba de él era su cuerpo. Al menos...
Vagaba de un lado a otro y si no tenía fuerza simplemente se desplomaba sobre el colchón de uno de los lujosos hoteles en los que se hospedaba y ahí se quedaba. Permanecía quieto, mirando el techo o sus manos mientras esperaba que algún día alguien le salvara de todo aquello.
Se quedaba mirando la puerta del hotel pensando qué ocurriría si de repente escapara, si ideara un plan para escabullirse de todos y lograra salir de allí. Pensaba que por casualidad, por cosas del destino o lo que fuera, podría chocarse con alguien que con una simple mirada le cambiara la vida.

Sería tan fácil y rápido.

Una persona que le quisiera, que le cuidara, que le escuchara y sobretodo... Que le creyera.

" Estoy cansado de repetir que soy inocente. Aunque si dejo de decirlo, al mundo le va a dar igual. Porque no van a escucharme... Aún así el mundo sigue preguntando. "

Frases así escuchaban las paredes más de cien veces al día y sin exagerar.
Al despertarse era así, mientras su médico solo le pedía que se calmara y se cuidara.

" Nadie puede echarme de menos ahí fuera. "

Su médico y amigo David Adams, solo le daba ánimos y palmaditas en el hombro mientras el chico solo miraba al suelo o jugaba con sus pulgares.

" No vuelvas a beber. Y las pastillas para dormir, solo tómalas por la noche. "

Solía decirle antes de salir de la cara habitación de hotel. Pero él, no hacía caso. Seguía arañando paredes, destrozando puertas, escribiendo en el suelo, haciéndose daño así mismo bebiendo y tomando pastillas hasta que caía dormido durante no solo horas, sino días.

No daba señales de vida y su estado cada vez era peor y más preocupante. Sus padres llamaban diariamente y su mánager Frank, solo decía la misma mentira de siempre : "está muy ocupado".

¿Cuántas veces más iba a creer Katherine esa mentira?

No podía continuar actuando. Por supuesto lo intentó, por sus fans, sus seguidores fieles que estarían esperándole en aquellos enormes estadios de fútbol para deleitarse con su grandiosa voz y su increíble espectáculo pero aquel chico no podía dar más de dos pasos sin caerse.

Sus fans tuvieron que entender que el momento por el que su ídolo estaba pasando era bastante complejo y traumático para él pero, ¿qué sabían sobre lo que ocurría en realidad?

Sin pensarlo dos veces Frank, David y algunos "hombres" del muchacho decidieron que no volvería a subirse a un escenario hasta que no estuviera completamente sano.

" No puedes seguir haciendo esto. ¡Hasta has fumado, chico! Y tú odias el tabaco. "

Los gritos de Frank se escuchaban por todo el pasillo de la planta veinte del hotel aquel día de Noviembre de 1993.

" Estoy bien. Solo necesito dormir. "

Y su voz sonaba débil y más frágil cada día que pasaba porque él no era capaz de poner remedio.
Tuvieron que permanecer más semanas de las debidas en México porque hacer un viaje con ese chico en aquel estado iba a ser una mala idea.

Otra llamada de Katherine que al menos esta vez respondió, no hizo otra cosa más que poner en alerta a Katherine, su madre, que como cualquier otra madre del mundo solo deseaba estar al lado de su hijo.

" Más allá de Charter... " [#MoonwalKingAwards2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora