2.Una despedida descente

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Lo siento... siento no haber sido la hija perfecta, ni la hermana perfecta, siento no haber sido amable, y siento no haber sido razonable, siento haber sido egoísta, siento haber sido corrupta, siento haber utilizado a toda esa gente que pasó por mi camino para cumplir mis cometidos, pero no lamento lo bien que se sintió, lo delicioso que fue el cumplir cada una de mis metas, lo maravilloso que fue ver la cara de toda esa gente que nunca en mi creyó... me voy, me voy ahora que tengo el valor para acabar con mi existencia, esa que tanto dolor ha causado, me voy estando en la cúspide, me voy habiendo alcanzado todas mis metas, que para algunos, seguro eran tontas, para otros ambiciosas y fuera de tono; pero que para mi, lo eran todo.

A esta hora, mamá: seguro estarás en tu empleo, ese que cuidas tanto para que a mis hermanas y a mi nada nos falte, seguro estarás sonriendo a algún alumno, o saludando alegremente a algún profesor, seguramente estarás cansada, pero apostaría lo que fuera, mi vida por ejemplo, que a pesar de ello, una bella sonrisa ilumina tu rostro, perdón, perdón por no ser tan valiente como tú, perdón por ser ebria como papá, perdón por no resistir así como lo haces tu, perdón por no haberte heredado en carácter, simplemente perdón.

Papá: te visualizo, sentado en el patio de casa de la abuela, donde tan en paz te sientes, te veo allí en mi mente y trato de borrarte, siempre creí que no me querías, que no te merecía, pero ahora entiendo, tú no merecías a mamá, tú no merecías todos y cada uno de los gestos de amor que ella tenia para contigo, de pequeña, eras mi héroe, mi modelo a seguir, pensaba en lo ideal que sería el encontrar a alguien como tú para que fuera mi acompañante por el resto de mis días, así como mamá y tú lo prometieron ante un altar algún día; pero después, todas esas ideas se desvanecieron en el aire, comencé a percatarme de lo duro y egoísta que eras, comencé a darme cuenta de lo malo y desobligado que te habías tornado, del daño que causabas a mamá con tus desprecios, de lo mal que me tratabas cuando intentaba hacer que de mi te sintieras orgulloso y ¿sabes algo? Lo que más me dolió, fue el darme cuenta de lo parecida que te soy.

No tengo palabras de amor para ti, ya no más, dicen que si uno pierde a sus padres se torna huérfano, y que el perder a un hijo, te torna un loco, pues según ha hablado la gente, el dolor de perder a un hijo es tan inmenso que te hace perder la razón, con mi muerte, es lo único que deseo causar, hacer que pierdas la razón, así que hazme un favor, aléjate de mamá, aléjate de Katy, y aléjate de Camil. Ya no causes más daño, te lo pido por piedad...
Katy: oh mi pequeña katy, como siento que estés pasando por esto, lamento no haber ido a recogerte al colegio, pero como te habrás dado cuenta tenia algo que hacer que no podía posponer un segundo más. Déjame decirte, que te admiro, a tu corta edad, mi pequeña niña, eres tan inteligente, tan audaz, e imponente, seguro te estarás preguntando porque te clasifico inteligente; pues veras Katy, las notas que los profesores de cole ponen en tú boleta, no reflejan tú máxima capacidad, esos números en rojo que en ocasiones con tanta tristeza traes a casa no significan nada, tal vez solo no se te da bien la materia, es como yo, cuando....

-!Mía, baja a comer en este instante!- escuché que mi madre me llamaba desde la planta baja.
- !Ya bajo mamá!- Contesté de mala gana mientras cerraba la laptop en la que hace unos segundos tecleaba.
-Demonios! Una ya no puede ni siquiera escribir su carta de suicidio en paz, porque el alimentarse para no morir de inanición es más importante que una despedida decente...- Pensé para mi misma y me apresuré para vestirme de buena forma y acudir al llamado de mamá.

Bajé las escaleras, con estos jeans que tanto me gustan, son de color azul, ya desgastados de la parte de las bolsas de atrás, y mi blusa favorita, la de color negro que decía MUSE en letras blancas, y obviamente mis vans negros de siempre.

Me adentré en la cocina y la vi, vi a mi bella madre, Martha, tan radiante como siempre, con una sonrisa que provocaba ganas de no contemplar nada más por el resto de tus días, Mi mamá preparaba algo para comer, mientras que Mike, mi padre, leeia cómodamente el diario, su aspecto no era bueno, parecía no haber dormido en varios días, pero siendo sinceros, ¿a quien le interesaba? A mí no, por su puesto.

-Buenos días mamá- me acerqué para besar su mejilla a modo de saludo
-Buenos días Mía, como amaneciste? De nuevo ese atuendo?- pregunto con cara divertida al notar que llevaba conmigo mi ropa preferida, la cual usaba lo mas que podía a la semana, siempre y cuando se encontrara limpia claro....
-Mamá, ya te dije que no voy a morir por no vestir ropa distinta- contesté rodando los ojos, y un poco divertida, pues el hacer alusión al fenómeno de la muerte me causa algo en el estómago que aún no eh descifrado.
-Anda Mía, que ya son las 12 del día, y debes apurarte a comer algo para luego ir a recoger a Katherine del colegio- me sacó de mis pensamientos sirviendo un plato de avena en la mesa para que me sentara a comer.
-Mamá, como si no me conocieras, en 2 minutos termino y listo.- dije guiñándole un ojo a mi madre y tomando mi plato para dirigirme a la sala.
-Mía, ¿qué te eh dicho de comer en otros sitios que no sean el comedor?- intervino por primera vez mi padre.
-Si, ¿y yo ya te eh comentado antes que me importa nada lo que digas?- contesté en tono seguro y manteniendo la mirada fija a Mike (mi padre)
-Sabes que? Haz lo que quieras, solo no causes desastres que si lo haces yo mismo te lo haré limpiar.- dicho eso, Mike regresó su vista al diario, resoplé y retomé mi acción.
Ya en la sala, tomé mi celular del bolsillo del pantalón, y vi un mensaje de mi hermana pequeña lo abrí y encontré en el lo de siempre:
"MÍA NO TE OLVIDES DE VENIR POR MI, 12:30 NO LLEGUES TARDE." Me apresuré a terminar mi avena y salí disparada al colegio de mi hermana, no quedaba lejos, estaba bastante cerca, hacia unas 7 cuadras cuesta abajo.

Las recorrí sintiéndome flash, y sintiendo el viento en las mejillas, al llegar al instituto, ví un cúmulo de chicos y chicas de al parecer 6to grado, y me acerqué para ver porque tanto alboroto, al estar lo suficientemente cerca, me percaté de que un niño pequeño, yacía en el suelo con sangre en el rostro, y otro niño se encontraba propinándole patadas al azar en el cuerpo, al ver esto, me aceleré y me avalanzé a alejar al abusón, todos los niños al ver la acción, comenzaron a dispersarse, incluido el pequeño golpeador, hasta que le intercepté tomándolo del brazo y le dije:

-Qué diría tú madre si te viera golpeando a los más chicos!? Seguro estaría decepcionada de ti.- le miré severamente y alcancé a escuchar que el mini bravucón decía algo como "si al menos tuviera mamá"
Se me partió el corazón al escucharle, aflojé el agarre y el pequeño salio corriendo del sitio.
Me dí vuelta, y me agaché para estar a la altura del otro involucrado en la pelea...
-Te sientes bien? Como te llamas? Puedes oírme?pregunté con preocupación audible en la voz; en ese instante Katherine apareció corriendo, llevaba una mochila que parecía no frenarla mucho, aunque era bastante grande, y su uniforme escolar.
-¡Alan!- gritó al ver al pequeño en posición fetal en el suelo.
-¿Lo conoces?- pregunté desconcertada
-Santo dios que te ha pasado- dijo la niña al borde de las lagrimas ignorando la pregunta que le había hecho.
-No te asustes Alan, llamare a tú hermano-sacó su celular, marcó un número, y me lo entregó
-háblale, pídele que venga, ¡ dile que es urgente! ¡Anda Mía!-
Tomé el teléfono y lo puse en mi oído..
-¿Bueno? ¿Katy? ¿Qué pasa pequeña?-respondió una voz masculina luego de dos tonos
-Sí bueno, habla Mía, la hermana de Katherine, estamos afuera del colegio, lo que sucede es que hubo una pelea, y al parecer tú hermano ha estado implicado...- ni bien terminó de hablar cuando se escuchó un "Maldita sea" y luego finalizaron la llamada. "Que mal educado" pensé...

Traicionandome a mi misma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora