IV

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-¿Señora Riggs? -pregunté con una sonrisa en el rostro.

-¡Pensé que no me recordarías! -abrió los brazos y la abracé fuertemente.

Anna carraspeó la garganta, dando a entender que también se encontraba entre nosotras.

-Gina, ella es Anna, una muy buena amiga de allí, de España.

-Mucho gusto, cariño. -Gina dio dos besos a mi compañera.

-Nos disponíamos a ir a comer algo, ¿se viene con nosotras?

-Bueno, Grayson y Chandler llegarán tarde a casa, -dijo para sí misma.- así que no veo por qué no.

-¡Estupendo!

(...)

-Así que Helena no se animó a venir. -dijo Gina mordiendo su hamburguesa.
Habíamos acabado en un McDonald's no muy lejos de casa.

-No, además, ya sabes que le gusta ir a visitar a mi padre y dejarle flores. -di un sorbo a mi refresco.

-Me enteré de lo ocurrido, hace tres años. Lo siento muchísimo, Sam. Pero ya sabes que le cuidan como a un rey. Y, bueno chicas, ¿qué os trae por aquí?

-Los estudios, ya sabes. -respondió Anna cogiendo una patata.

-Vaya, ¿y qué queréis estudiar?

-Psicología. -sonrió mi amiga.- Me encantaría ayudar a otras personas.

-A mí me encantaría ser actriz.

-¡Vaya! ¡Como.... -no terminó la frase, su móvil empezó a sonar.- Disculpad un momento. -se levantó y se alejó a hablar.

La castaña y yo seguimos comiendo. Después de unos minutos, Gina volvió a la mesa.

-Chicas, tengo que irme urgentemente. El director de la película en la que estoy trabajando me necesita para unas tomas. Muchas gracias por la comida.

-No hay problema.

-Me ha encantado volver a verte de nuevo, cariño. A ver si volvemos a vernos pronto.

-Sí, nos debes un tour por la ciudad. -dije divertida.

-No lo dudes, querida. -me dio un beso en la mejilla y luego a An.

-Hasta otra, Señora Riggs. -se despidió la castaña.

Terminamos nuestra comida y salimos del local.
Andábamos por la calle, hablando animadamente sobre las cosas que haríamos durante ese mes entero.

Íbamos tan metidas en lo nuestro que choqué con una persona.
Levanté la vista para pedir disculpas y me encontré con unos enormes ojos azules.
Al parecer aquel chico llevaba consigo un vaso de café del Starbucks y gracias a mi gran atención andando por la calle, había tirado todo el contenido en su camiseta.

-Joder, yo... lo siento muchísimo. -dije apartando el pelo de mi cara.

-¡¿Que lo sientes?! -gritó aquel castaño.- ¡Eso no arregla nada! Ugh, ahora tendré que llamar a Brianna... -habló para sí mismo.- Muchas gracias, ciruela. -dijo con toda la ironía del mundo y desapareció golpeando mi hombro.

-¿Pero de qué va ese tío? ¿Ciruela? -dije a Anna arqueando una ceja.- ¿De verdad mi pelo parece una ciruela?

-Vayámonos de aquí, ese chico ha montado tal pollo que toda la calle nos mira. -me empujó.- Vamos, Sam.

Fui fustrada todo el camino de regreso.
Si llegaba a encontrármelo de nuevo, le partiría el careto.

Llegamos a casa y me senté en el sofá con los brazos cruzados.

Promise || Chandler Riggs || PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora