Promise || Chandler Riggs || PAUSADA

II

-Siempre seremos amigos. O eso es lo que dijiste.

Una sombra me acorralaba y me hablaba con odio y rencor.

-Samantha... Samantha... -decía cantando.- ¿Por qué eres tan... embustera? 'Volveré', decías. ¡¡Nunca lo hiciste!! ¡¡Nunca volviste!!

Desperté sobresaltada, con la frente empapada en sudor. Otra vez la misma pesadilla de siempre.
No entendía por qué normalmente soñaba lo mismo una y otra vez.
Miré el despertador. Las 6:27 AM. Suspiré y me levanté haciendo el mínimo ruido.

Cerré la puerta de la habitación de mi madre para que no despertara. Cogí ropa interior y mi chándal, hoy correría un poco.
Primeramente me di una buena ducha, después me vestí y por último, comí una pieza de fruta.

Recogí mi riñonera y metí el móvil y las llaves. Busqué mi Mp3 y los cascos y me hice una cola de caballo. Salí de mi casa y me fui a hacer ejercicio.

***

9:15 AM.

Acababa de llegar a casa, mi madre aún no se había levantado. Me quité todo y fui directa a la ducha, de nuevo.

Mientras el agua recorría por mi cuerpo, toqué mi cuello.
Aquel collar con el símbolo del Yang llevaba en mí desde los diez años. Ya ni recordaba dónde o cuándo lo conseguí o qué significaba. El caso es que nunca me lo había quitado simplemente porque siempre pensé que era algo importante, un recuerdo de mi infancia.

Salí y me envolví en una toalla.
Después de secarme me miré en el espejo del baño. Mi pelo estaba horriblemente quemado y con todas las puntas abiertas.

Siempre había sido castaña, pero me apetecía un cambio. Y uno de los grandes.

Cambio de vida, cambio de pelo.

Escuché el sonido de las tazas y reaccioné. Me coloqué una sudadera grande que utilizaba para estar por casa y salí por la puerta.

-Buenos días, corazón. -mi madre me dedicó una sonrisa enorme.

-Buenas, mamá. -me senté a la mesa.- ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro, ¿qué ocurre? -me pasó mi taza de café.

-Quiero cambiar completamente mi aspecto.

-¿A qué te refieres con eso? -preguntó curiosa.

-Que quiero teñir mi pelo de un color distinto. Y quería saber qué opinas del color violeta. Aunque el azul también me gusta mucho.

-Opino que estarías preciosa, como siempre. -dio un sorbo.

-Jo, mamá, me haces ponerme colorada. -tapé mi rostro.- Entonces, ¿te parece buena idea?

-Si a ti te gusta, a mí también. Además, sí que necesitas un arreglo, cielo.

-¡Genial! Entonces me acercaré ahora después a la peluquería.

Terminé el desayuno después de unos diez minutos y mi madre se encargó de la comida de Jodie. Me arreglé un poco y me puse las lentillas.

Bajé al portal y la calle estaba repleta de personas. No podía si quiera andar por allí.
Haciéndome paso entre la gente pude llegar a mi destino.

Entré muy entusiasmada.

***

Mi pelo estaba completamente morado. [Foto en multimedia.] Era... PRECIOSO Y KAWAII. YAYYYY.