Cap 28: Heather se revela

252 25 22
                                    

-Ahh por favor Patán! Sabes? Me es demasiado tedioso estar discutiendo contigo. Tengo cosas más importantes que hacer- replicó el castaño, mientras retomaba su camino, pero de pronto, una mano sobre su pecho lo detuvo.

-Tú no vas a ningún lado- amenazó el pelinegro

-Y según tú, vas a impedir que vaya a clases?- preguntó

-No....no es eso....te quiero pedir un favor- respondió el pelinegro en un tono tímido

-Favor?-

-Sí. Es...hmmm...cómo decirlo?...te quiero acompañar después de clases a...-

Hipo abrió los ojos como platos. No quería escuchar como terminaba la frase.

-Qué....- habló el castaño, pero Patán hizo caso omiso

-Quiero ver cómo está Astrid...- dijo al final

El chico lo miró con fastidio, pero no podía negarle ese derecho; al fin y al cabo, se conocían mucho más tiempo que el que llevaban él y Astrid.

-Muy bien Patán, pero nada de trucos...- advirtió el castaño, desviando la mirada. Este no dijo nada, se dio vuelto y fue con otros compañeros a su clase. Hipo hizo lo mismo.

Para el castaño, el salón de clases era muy diferente sin Astrid. No era un salón de clases, sino simplemente un espacio con personas preocupadas por su futuro, saber que llevarían una vida normal en donde no deberían preocuparse por cambios anatómicos. Desgraciadamente, la suerte de Hipo era otra, era la suerte de ser alguien anormal...alguien que no llevaría una vida normal.

La campana para el receso había sonado y todos los estudiantes salieron en estampida, empujándose unos a otros. El castaño sólo espero a que salieran para ir con calma. Después de caminar hacia las zonas verdes, escogió una de las bancas y se sentó en ella. Se dedicó a pensar en lo que pasaría si se llegara a casar con la rubia...tendría que andar con mucho cuidado con lo de su maldición porque; qué pasaría si iban de compras y accidentalmente se convertía? A él no le importaría mucho, pero Astrid sería la que soportaría la pena.

Definitivamente, debería considerar la idea de quedar solo. Debería considerar la idea de que jamás debería haberse comprometido con Astrid. Sus ideas iban y venían en torbellino imparable. De pronto, sintió a alguien sentándose a su lado, entonces, salió de sus pensamientos para observar quien era.

-Hola Hipo-

-¿¡Heather?! Ahora que quieres?- exclamó el castaño

-Sí, estoy bien, muchas gracias- respondió la pelinegra en forma sarcástica -mira, no quiero ni tengo ganas de discutir contigo, así que te vengo a proponer algo-

-Y que te hace pensar que escucharé?

-Lo harás, castaño, lo harás-

Hipo frunció el ceño. Cuál sería la propuesta de esa fastidiosa pelinegra.

-Bien. Pero nada de trucos-

-Bien. Iré al grano. Te propongo que salgas conmigo, y te diré cómo quitarte esa maldición- explicó la pelinegra


Eso le cayó como un gran balde de agua fría al castaño. Ni siquiera podía saber si había escuchado bien.

-O bien. Puedes quedarte Chimuelo y seguir con esa rubia- dijo con desprecio a Astrid -y sí. Creo que Chimuelo le queda bien, así que puede quedarse así-

Hipo no sabía que pensar o decir. Por qué Heather estaba le proponiendo que salieran a cambio de algo que no era tan fácil de saber. Había gato encerrado. Pero por otro lado, si era verdad, acabaría con toda esa pesadilla de ser mujer. Heather notó que el castaño se tornó pensativo.

¿Es él o es ella? (Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora