-Y qué dragón supones tú?- preguntó Astrid con curiosidad
-El Furia Nocturna- habló con firmeza -mis abuelos me relataron la leyenda y dicen que ese dragón es muy especial en muchos aspectos-
-Pero...cómo lograste hallarlo?-
-Sólo seguí todas las cosas que me dijeron. Luego me enteré que aquí en Berk andaba uno suelto y duré casi un mes buscándolo. Para mi suerte, este Furia Nocturna le falta una parte del ala, así que me es más fácil investigarlo-
-QUÉ?- preguntó la rubia indignada -como que más fácil? No sabes que ese dragón tambien siente?!! Eso es algo desalmado de tu parte, Heather-
No me interesa si siente o no. Tú no sabes lo que he tenido que pasar para estar en donde estoy, y ese dragón me ayudará a demostrarles a todos lo fuerte y valiente que puedo ser!- chilló la pelinegra levantándose de la banca.-Heather...- susurró la rubia, estirando un poco su mano hacia ella
-No, Astrid...no dejaré que alguien me distraiga por motivos emocionales...hasta luego- dijo dejando a Astrid, sola en la banca.
-Muy bien hecho, Astrid- se dijo la rubia para sus adentros.
Luego, ella se levantó de ahí y dio un suspiro para dirigirse a su casa. Que haría ahora? No sabía si sería correcto decirle a Hipo sobre el dragón pero eso la convertiría en una novia mentirosa y la llevaría a otro problema.
Se sentía impotente y deseaba gritar para desahogarse pero eso no la calmaría. Se detuvo a mitad de camino, cerró las manos con fuerza y lanzó un puñetazo hacia la pared que estaba a su lado, con toda la ira y la rabia que yacía en su interior. Tenía los ojos medio llenos por la frustración. De un segundo a otro, sintió un dolor retumbante en su mano. Dejó el puño quito sobre la pared. Estaba inmóvil y sin fuerzas para moverse. En ese momento, Hipo iba caminando y pudo ver a la rubia a la distancia. Logró notar el estado de ánimo de ella entonces corrió lo más rápido que pudo.
-Qué demonios estás haciendo?!- preguntó el castaño apartando la mano de Astrid, de la pared. Luego, por un segundo, Hipo vio que los nudillos de la joven tenía raspones sangrando.
La chica trató de apartarse para seguir golpeando a la pared, con la idea de derribarla al mismo tiempo que lanzaba pequeños chillidos para que la soltara. Hipo forcejeaba con ella para que dejara de lastimarse así misma.
-Astrid, ya contrólate!!- le dijo el castaño, a quien su voz daba pequeños indicios de querer quebrarse. Luego la rubia alzó la miraba y vió a unos ojos verdes que querían hacerse vidrios en cualquier momento. Ella estaba agitada y con el rostro rojo del enojo, lo único que sentía, la reconfortaba, era estar siendo abrazada por el castaño.
-Tranquila, aquí estoy pero por favor deja de lastimarte!- imploró el castaño. Ella sólo lo abrazó sin decir nada. Su respiración empezó a calmarse pero sentía un extraño dolor en el pecho, seguramente por ese sentimiento tan fuerte, de apartar de tu lado a quien amas. Eso le daba vueltas a su cabeza y su corazón lo sentía tambien. Llegó a un punto que no pudo más y quedó inconsciente. Hipo sintió que Astrid ya no se sostenía por sí misma, entonces se apartó un poco y notó que tenía los ojos cerrados. Comenzaba a tornarse algo pálida.
-Astrid?....ASTRID!!- chilló alarmado. Después, la alzó y se dirigió velozmente hacia la casa.
Al llegar, entró de manera rápida y la acostó sobre uno de los sillones de la sala. El señor Hofferson se acercó a ellos y vio a su hija más pálida de lo que normalmente se ponía. Eso lo alarmó así que llamó a la doctora de la familia para que viniera a revisarla.
Después de varios minutos, Gothi y Patrick (o Bocón) a la casa. Pasaron rápidamente a la sala, donde estaba toda la familia. Vieron a la rubia pálida como nunca, así que pusieron manos a la obra.
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¿Es él o es ella? (Crossover)
Narrativa generaleUn joven castaño, amante de las artes marciales es heredero de la secta de su familia y tendrá gran trabajo ahora, ya que deberá lidiar con la maldición de la chica rubia, pero....¿podrá soportarlo ahora que está comprometido con una chica rubia?