1- Orbes Zafiros

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No me lo puedo creer...he suspendido el examen...así solo conseguiré repetir de año pensé con la mirada baja mientras volvía a casa del colegio, me habían dado otro examen suspenso, ya llevaba cinco este trimestre, y si la cosa no cambia acabare suspendiendo más de una asignatura.

-Por dios, ¿qué te pasa Tn? - preguntó Alice mientras caminaba a mi lado.

-No lo sé, ¿vale? No consigo concentrarme en casa, pero luego si voy a la biblioteca hay demasiado silencio – dije alzándome de hombros

-Eres un caso, Tn de verdad – dijo Alice con una pequeña sonrisa mientras negaba suavemente con la cabeza.

-No hace falta que lo digas así Ali-chan -digo inflando las mejillas mirándola con el ceño fruncido.

-Hai, hai -dijo la castaña con una alegre risa.

-Ojala tuviese tus calificaciones...-refunfuño girando levemente la cabeza – sería más fácil.

-Mis calificaciones no son gratis, baka – dijo está dándome con el puño en la cabeza sacándome un pucherito – yo dedico mis horas a los estudios, no me dedico a ver solo anime y leer manga.

-Es que son adictivos – murmuró inflando las mejillas sonrojadas mirando a un costado.

Mientras Alice se reía de mí fuimos detenidas de pronto por unas grotescas risotadas y unos quejidos animales, que provocaron que un sudor frío bajase por mi cuello.

-Maldito animal, esto te enseñará a no colarte en las casas.

-Llevas semanas robándonos la comida

Se escuchaban una y otra maldición, cada vez más fuertes cuando nos acercábamos a un parque, donde dos chicos aproximadamente de nuestra edad o un par de años más pequeños estaban maltratando a un pequeña bola de pelo.

Tn! - medio grito Alice en el momento en que corrí frente a ella, llamando la atención de los chicos debido al grito, teniendo la oportunidad de lanzar mi maletín contra la cara de uno y embestir al otro en el estómago, cayendo junto a él al suelo.

-Agh, maldita niñata – masculló al que le dí con el maletín poniendo una mano sobre su nariz, la cual al parecer estaba sangrando levemente por el golpe.

-Hmf – me quejé sin darme cuenta levantándome del suelo con un palo, para empezar a gritar como una loca sacudiéndolo frente a sus caras, haciendo que los muy cobardes saliesen corriendo - ¡Y no volváis! - grité con todas mis fuerzas justo antes de que se esfumasen de mi campo de visión, haciendo que apretase los labios con el ceño fruncido.

Miau

Se escuchó a mí espalda, haciendo que a mi cuerpo le recorriese un repentino escalofrío para mirar sobre mi hombro al pequeño gato lamerse una herida en una de sus patas.

Era negro como la noche, sin una sola mancha en todo su cuerpo, una cola ahora algo pomposa y con unos ojos azules como zafiros, los cuales me miraron desde el suelo apenas apoyando su pata en la tierra del parque con las orejas echadas hacía atrás, como si en cualquier momento fuese a hacerle daño.

-Ey...-susurré arrodillándome a su lado, mientras él desconfiado intentó echarse hacía atrás con un bufido, soltando de pronto un quejido al apoyar su pata mala – no voy a hacerte daño...- susurré acercando lentamente mi mano, viendo como sacaba los colmillos, y pegaba sus orejas contra su cabeza con una mirada totalmente desconfiada, hasta que mis dedos acariciaron lentamente desde el centro de sus ojos hasta el hueco de las orejas, las cuales se alzaron con un suave movimiento durante unos instantes, manteniendo pequeños bufidos de advertencia, para pocos segundos después volver a erizarse y bufar a mi derecha.

Love NekokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora