10- Sucesos de Un Pasado Pecaminoso

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A veces, a pesar de saber que no deberías hacer ciertas cosas, porque por algún motivo el destino te lo advierte...lo ignoras y te dejas llevar por lo desconocido, a la espera, de que tus expectativas sean lo suficientemente reales, como para materializarse.

-¡Tn-chan! - gritó Alice desde fuera de mi bloque de apartamentos, haciéndome reaccionar frente al espejo.

-¡S-si! - medio grite antes de salir corriendo del baño para coger mi maletín y atravesar la puerta de mi casa.

Como todos los días encaminábamos nuestros pasos en dirección al instituto, en el cual había estudiado desde la primaria, por lo que a diferencia de mi solitaria casa, estaba repleto de caras conocidas.

-¡Ah! ¡Tn-chan ayer vi aquel programa que me recomendaste~ que intriga - dijo Tomoya una chica de mi curso pegándose al hombro contrario de Alice, regalándome como siempre una luminosa sonrisa.

-¿Verdad, verdad? Alice dice que no está tan bien, pero en realidad es entretenida - dije con una alegre risa y las mejillas ligeramente sonrojadas, antes de sentir mi brazo chocar contra el de otra persona, haciéndome alzar la cabeza.

Probablemente...no valoraba lo suficiente mi vida, porque en cuanto los dioses cruzaron mi mirada con la suya, supe que no habría vuelta atrás, y decidí tirarme al vacío.

-Go-gomenasai Kei - dije con una pequeña sonrisa, colocando de forma nerviosa uno de mis mechones detrás de la oreja, agachando la mirada de forma inconsciente ante la potencia de los ojos verdes del castaño, que tras un momento me devolvió la sonrisa antes de agitar una mano.

-No es nada, no es nada Tsukino-chan -dijo sin borrar esa agradable expresión de sus facciones, antes de volver a la conversación con sus amigos, mientras yo volvía a la mía con Tomoya y Alice, las cuales me miraban con una risa contenida haciéndome enrojecer aún más de lo que estaba.

-De-dejar de mirarme así - refunfuñe con las mejillas ligeramente infladas antes de adelantarme a su paso, pegando mi barbilla a mi pecho tratando de ocultar mi sonrojo según entraba en el recinto del colegio.

Al cabo de unos días fue Kei-kun quién se chocó conmigo, en ese entonces de alguna manera me sentía afortunada porque el destino me regalase momentáneos momentos con él. puesto que a pesar de haber estado en la misma clase desde la infancia, él siempre había estado rodeado de gente, siendo de alguna forma inalcanzable para alguien como yo, callada, y reservada a mis pocas amistades. Por lo cuál, cuando él mismo me pregunto si quería ir a casa con él, aún cuando la suya quedaba muy lejos de la mía, solo pude asentir con los labios apretados y las mejillas encendidas, creyendo por primera vez en los milagros, y dando saltos de alegría dentro de mi cuerpo, como si así pudiese liberarme de ese cosquilleante y empalagoso sentimiento que me recorría desde las mejillas hasta la planta de los pies.

-Aah~ Lamento tener que quedarme en tu casa tan de imprevisto Tsukino-chan, sobre todo molestar a tu familia - dijo el castaño mientras se quitaba los zapatos empapados por la repentina y fuerte lluvia que azotaba en la calle.

-No es problema, mi padre esta de viaje con mis hermanos, así que no pasa nada - dije escurriendo mi pelo con un pequeño suspiro - etto...ahora mismo te traigo una toalla y una muda de mi padre, seguro tengo algo por aquí - dije adentrándome en mi casa dejando huellas húmedas por culpa de mis calcetines a mi paso.

-Te lo agradecería enormemente - río con una leve inclinación antes de seguirme hasta el salón, dónde le entregue una muda y una toalla limpia con las mejillas ligeramente encendidas.

Y mientras yo me cambiaba de ropa en mi dormitorio, no podía evitar que mi acelerado corazón y mi entumecido cerebro dejase de dar vueltas a la situación, imaginando que el chico por el cual llevaba enamorada años, estuviese en mi casa, estuviese cambiándose al otro lado de la pared...

-Tsukino-chan ¿podría meter mi ropa a la secadora? no me gustaría molestarte... - dijo alzando la mirada hacía mi una vez entre en el salón, sintiendo como apretaba los labios y se le teñian escasamente las mejillas -...más.

-Ahm cla-claro - murmuré con una suave risa antes de tomar su ropa, pensando mientras la ponía en la secadora si había algo malo con mi ropa de andar por casa.

Esa tarde, de alguna manera lo sentí todo natural, su forma de mirarme, su forma de hacerme reír, incluso su forma de tomarme delicadamente de las mejillas antes de besarme, por primera vez en mi vida, experimentaba ese amargo pero delicioso sentimiento de un amor correspondido, y guiada por sus manos , esa tarde lluviosa no pude resistir la llamada de lo prohibido, ignorando los constantes avisos que los dioses habían puesto en el camino, entregando mi cuerpo y mi alma probablemente a un juego de demonios que se reían a mi costa.

-Tras unas semanas, Kei se cansó de mi, encontró otras chicas con las cuales compartir los momentos que yo le dí, y mientras el se hacía más y más querido con los rumores, yo solo quedé como una chica fácil y desesperada, capaz de hacer lo que fuese con tal de llamar la atención del chico que me gustaba - dije con los brazos sobre las rodillas y la espalda contra una de las paredes de la azotea, sin atrever a alzar la mirada hacía Mamoru, el cual mantenía su vista al frente con las manos en los bolsillos de su pantalón - supongo que...sabiendo eso...te parezco despreciable - murmuré con una pequeña y amarga sonrisa.

-Okami-sama...es muy ingenua - dijo el moreno antes incluso de sentir como algo tiraba de una de mis muñecas, y cómo mi espalda chocaba contra la valla de metal, haciendo vibrar ligeramente mi cuerpo, conectando mi mirada con los orbes zafiros del neko.

-Ma...

-Sabiendo eso...solo tengo ganas de presumir aún más de mi Okami-sama...hasta que aquellos que la han humillado la miren con envidia - dijo contra mi cuello, recorriendo lentamente la piel de esté con su afilada lengua, poniéndome la piel de gallina y las mejillas rojas- vivo, para servir a Okami-sama, y si a mi Okami-sama la hieren de tal forma, que no es capaz ni de contener sus lagrimas recordando el pasado, solo puedo luchar por ella hasta volver a verla sonreír - dijo alzando la mirada por encima de la mía, deslizando un par de dedos por mi mejilla húmeda de las lágrimas que ni siquiera me había dado cuenta que había derramado.

-Mamoru...quiero hacerle pagar... - susurré de forma casi inconsciente, apretando los labios y sintiendo sus cálidas y reconfortantes manos sobre mis pómulos, regalándome suaves caricias.

-Prometo cumplir con sus órdenes - susurro contra mis labios junto a una gatuna sonrisa, y sucumbiendo a sus empalagosas palabras, y nuevamente ignorando las palabras del destino, deje ir mis labios contra los suyos sellando el trato, sellando la unión que ahora nos ataba a ambos, mordiendo, de forma firme y ciega de dudas, la manzana que no debía ser mordida.















Yahooooooo~~ Volviiiii y tengo noticiaaas~~ tras trabajar los últimos dos meses como una descosida he podido conseguir comprarme un ordenador nuevo dado que el otro se me había roto y por eso he estado tan desaparecida :C pero como ya tengo de nuevo instrumentos podré volver a mis laboreeees ♥♥ espero que les haya gustadoooo gracias por los comentarios, los votos, las lecturas y los ánimos, se os quiere muchísimo~~

Love NekokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora