5- Espacio Personal

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-Ma-Mamoru...basta...-jadeo con las mejillas sonrojadas, mientras siento la felina lengua del neko, ascender lentamente por mi cuello, haciendo que apretase con los dedos su camisa hasta arrugarla entre ellos.

-Okami-sama...es tan difícil obedecer...cuando hace eso...-susurró lentamente el moreno en mi oído justo antes de morderlo con soberana lentitud, por lo que apreté los labios al igual que los ojos al sentir un electrizante escalofrío subir por mi espalda. Lentamente las manos el neko, ascendieron por mi cuerpo, marcando con sus dedos la curva de mis muslos, de mi cadera, de mi cintura, poniendo mi piel de gallina, cuando acaricio con suavidad mi vientre contraído por los continuos espasmos que provocaba sobre mi cuerpo. Sus labios descendieron lentamente por mi cuello, mientras enredaba su cola gatuna con una de mis piernas, llegando a mi descubierto hombro, dónde sin aviso alguno clavo sus colmillos, provocando que una fuerza sobre humana saliese de mi cuerpo golpeándole en la cabeza, haciendo que esté emitiese un quejido desde el suelo dónde se encontraba agachado sobándose en el lugar que anteriormente había estado mi puño.

-¡Basta! - grité con el ceño fruncido, la respiración acelerada, y las mejillas completamente sonrojadas, mientras cubría innecesariamente mi pecho con los brazos, sintiéndome inexplicablemente más refugiada de vergüenza.

-Pero, Okami-sama, usted empezó - refunfuño el neko con grandes ojos llorosos, picando sus dedos indices con ambas orejitas pegadas a la cabeza.

-¡Dije basta Mamoru! - grité apartando la mirada, mientras apretaba los dientes, notando como el flequillo ocultaba mi rostro de la mirada del moreno, que movió ligeramente las orejas, manteniendo las bajas ante el grito con una expresión seria a la par que sorprendida - N-no quiero...que me vuelvas a tocar así...-murmuré con una mano en el sitio dónde me había mordido, y dónde seguramente al día siguiente tendría una marca.

-Okami...

-Basta...debo dormir - mascullé sin atreverme a mirarle, simplemente localicé el camino rápido hacía la cama dónde me dejé caer para envolverme con fuerza bajo el edredón, ocultando parte de mi cara entre esté y la almohada.

En toda la noche no sentí ninguna presencia extraña en mi cama, cosa que extrañamente me impedía dormir...aunque lo más probable, es que fuese por estar a alerta por si el neko volvía a querer sobrepasarse...

"Tn da pena...tener que rebajarse a eso para llamar la atención de Kei-kun..."

"Es realmente despreciable lo que llegan a hacer algunas..."

"Eeh Tn-chan...cuando quieras me das el mismo tratamiento"

"Tn-chan..."

"Tn...."

"Desagradable..."

"Lamentable..."

"Jajaja..."

Abrí los ojos con la respiración acelerada y una mano en la cabeza, sintiendo cómo la frías gotas de sudor invadían mi frente. Me senté aún con el corazón acelerado y las lágrimas al borde de las pestañas, por lo que rápidamente me froté los ojos con fuerza tratando de borrar todo rastro de ellas.

-Okami-sama - dijo de pronto una voz, mientras sentía algo pesado sobre mi cabeza, a lo qué alcé ligeramente la mirada para encontrarme con el moreno, que observaba con detenimiento la pared de al lado, sosteniendo un bol de comida sobre mi cabeza. Lentamente tomé el plato entre mis manos encontrándome con un apetecible guiso blanco, repleto de verduras y pulpitos de salchicha.

-E-etto es...

-Estuvo toda la noche dando vueltas - murmuró el gato sentándose al lado de mi cama dándome la espalda, y quitándose un paño de la cabeza que seguramente había utilizado para cocinar - cómalo rápido o se enfriara - dijo mirándome de lado con su filosa mirada, permitiéndome notar como unas ligeras sombras adornaban su rostro debajo de sus ojos. Sonreí con las mejillas ligeramente sonrojadas, antes de tomar una cucharada, sintiendo bailar mis pupilas gustativas con un pequeño ruidito de gusto, mientras masticaba algunas de las verduras, noté cómo el neko me miraba ligeramente con las mejillas algo sonrojadas, pero en cuanto le devolvía la mirada esté rápidamente la desviaba al frente. Coloqué con cuidado una de mis manos entre sus dos orejas, notando cómo estás se tensaban hacía arriba por el contacto, haciéndome sonreír ligeramente de lado.

Love NekokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora