Capítulo 6.

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-Stev... Ya despierta. -Emily se asoma por la puerta para despertar a su hijo, este mira el reloj, 6:30, quería dormir un poco más pero debía levantarse a estudiar ya que el día de ayer no había tocado sus resúmenes para el examen de historia, tema: Segunda guerra mundial. Se lamentaba no haber prestado al último repaso de la clase de ayer, este profesor lo tenía en la mira y solo quería aprobar para cerrarle la boca de una maldita vez.

-Mamá por favor, solo déjame una hora más... No dormí muy bien anoche y necesito recobrar más energía. Qué te parece si a las 8:00 me hablas? Y desayunaremos juntos! Quiero que me prepares algo riquísimo! Sí?

Bufa un poco y le sonríe, estaba acostumbrada a el "Me levantas a las 6:30" -Ni más ni menos, Steven.

-Te amo. Cierra los ojos y se da media vuelta tapándose hasta la cabeza con las sábanas, enseguida sus ojos se cierran y logra dormirse como si nada..

Aparece su madre corriendo las cortinas. -Arriba Steven! Son 8:15, vez que buena soy yo? Dejé que durmieras quince minutos más...

-Parece que solo dormí quince minutos, en verdad. ¿Adelantaste los relojes de la casa? -Bromeó mirando de reojo el reloj que estaba arriba de la mesa de luz. -Ya me levanto, puedes retirarte? Necesito cambiarme..

-Si.

El ojiazul aparece por la puerta de la cocina con un buzo y unos jeans azules apretados a sus piernas, llevaba su cabellera rubia peinada hacía arriba, tenía unas zapatillas de color verde que hacían juego con el buzo. -Qué me has echo de desayunar mamá? -Dice sonriente.

-Bueno, una malteada como a tí te gustan... Con mucho chocolate, también hice unos...

-Como Sarah hizo que me guste... -Agachó su cabeza, la sonrisa entusiasmada de la mayor se borró, lo miró extrañada, qué le sucedía? Si hasta recién estaba bien... -Mamá soñé con ella...

-Si? Y que has soñado? Cuéntame...

-Bueno, soñé que estábamos jugando juntos, yo era muy pequeño... Jugábamos a las escondidas, yo me encerraba en el closet siempre y ella se olvidaba de eso, luego me encontraba y yo la asustaba... Su sonrisa... Mamá extraño su sonrisa, siempre que la imagino está sonriendo... Mamá porque ella siempre fingía estar bien?

-Tu hermana era una persona muy fuerte, Steven... ­-Dijo la mayor acariciando al pelirubio.

-Tú crees que si hubiese sido lo suficientemente fuerte se habría suicidado? -Dudó

-Stev, no quiero hablar del tema, ¿Si? Tienes que concentrarte en tu exámenes, y por más que no puedas, intenta no pensar en ella por un momento... Al menos inténtalo, sal... Ve a comerte el mundo, conoce gente... No te quedes encerrado todo el tiempo en tu pieza... Deja de ayudar a personas detrás de una pantalla y empieza a hacer algo por los que están rodeándote, tienes una mentalidad única y sé que si quieres puedes estar hablando con muchísimas personas... Dime la verdad, ¿Has conocido a alguna chica en este último tiempo?

-Quieres que te sea sincero? -la mujer asintió con la cabeza- No... No me he animado a hablarle a ninguna chica... Siento que ellas me rechazaran por ser como soy, así... "raro". No se nada de chicas, como pretendes que pueda iniciar una conversación con ellas sin que se me acelere el corazón o que lo único que logre articular sean solo frases totalmente incoherentes. Eh?

-Por dios Steven! - azota su puño contra la mesa haciendo que se derrame la malteada del menor- Mira que cosas dices! Eres hermoso! Mira tu cabello... Tus ojos... Tienes un gran promedio...

-Y tú crees que las chicas quieren eso mamá? Ellas quieren al chico malo... Al jugador de fútbol... No entiendes nada, estás equivocada... Y ahora por si no te molesta, déjame solo para poder estudiar un poco... No quiero reprobar esta materia.

-Si eso es lo que quieres... Me iré...-La mayor agachó su cabeza y se levantó de la silla para luego retirarse.

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-Mamá no hago tiempo para almorzar... Tendrás que hacerlo tú sola nuevamente... Lo lamento...-Habló rápidamente el menor llevándose un pequeño pedazo de carne a la boca. Apilaba las hojas que había estado leyendo de forma desordenada y rápida.

-Otra vez Steven? -Desilusionada deseaba encontrarse con los ojos azules del joven que no la miraba.

-Sí mamá, ya sabes... es día de examen. Oh ya es demasiado tarde, me tengo que ir -Respondió mirando el reloj de pared- Te amo.- Agrego.

-Yo más.

Quedate conmigo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora