XXV- Commentarius de tragoedia dicebatur.

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El shock, las imágenes, el profundo dolor que taladraba su cabeza y todas las cosas locas que pasaban en su vida, parecían por fin tener una explicación coherente, la respuesta, el hombre frente a ella.

Un hombre que era cómo cualquier otro, pero especial, normal, pero diferente, tenía algo que en el fondo le atraía demasiado, y todo eso la llevó a tener una cosa, miedo.

Juliette reía una y otra vez de la actitud que mostraba la mujer, era irónico que alguien tan decidida se mirase cómo un cachorrito perdido ante una situación tan normal cómo el conocer a un chico y que te guste.

— Brent me cae bien, lo admito, es algo oscuro, pero me cae bien el tío— La agente volvió a sorber de su humeante taza de café, mirando el último archivo enviado por el FBI, sobre un extraño movimiento en la frontera, dónde parecía que miembros en cubierto de la sociedad, comenzaban a dejar pasar a criminales del sur, con el unico objetivo de generar cuantiosas ganancias para el grupo terrorista.

— No entiendo nada, y me duele la cabeza.

— Lo que deberías hacer, es salir, llama y di que aceptas tener una cita con él, y luego vienes a mi apartamento a contar todo cómo una buena hermana menor.

Lavinia dio un suspiro, sabía que no podría librarse de la conversación que por fuerza, tendría con Brent, pero algo quería posponerla, quizá no quería recordar todo, quizá sólo quería continuar cómo estaba, pero sabía que al final no podría darle la espalda a algo que era su destino, a algo a lo que estaba ligada y ahora comprendía.

Hacia tres días atrás, se había quedado impavida al ver a ese hombre, con el que dos veces de su vida chocó y prometió matar la última vez llena de rabia porque su buen día se había ido por el caño.

Dos noches estuvo soñando los mismos sueños y ahora lo veía todo con claridad, y eso en el fondo, le aterraba. El hombre de saco negro en sus sueños tenía el mismo rostro, pero más oscuro, cómo si en sus sueños, esa persona hubiera sufrido más.

Ahora ante el entusiasmo de su hermana en ley, tendría que hablar con Brent, de una manera más tranquila, y preguntar si es que le echó alguna cosa que le provocara aluinaciones, o una explicación coherente que explicara sus visiones.

— Entonces, ¿vas a llamarle?

— No tengo de otra.

Juliette extendió una sonrisa— Vamos, ni que se tratara de una tortura.

— Sé que no, pero llevo cinco años sola y me agrada estar sola, esto comienza a convertirse en algo confuso.

Juliette lanzó un suspiro, su cuñada era la persona más extraña del mundo, ya que cualquier mujer normal, habría aceptado salir con un hombre guapo al día siguiente...

— Luego me cuentas—. Se levantó con la computadora en las manos, dejando a la forense en medio de su dilema existencial.

Lavinia tomó el teléfono entre manos, mirándolo con dureza. No quería marcar, no quería entablar una amistad, quizá las visiones sólo eran avisos... No creía en nada sobrenatural, pero la coincidencia le daba escalofríos. Pasó así hasta que activó la pantalla, y deslizó su contraseña y marcó el número del hombre.

La voz al otro lado, ronca y fuerte la tomó por sorpresa, y por un segundo quedó sin respiración, por primera vez en su vida, tartamudeó, con las palabras haciendo tropel en su garganta, y las ideas no lograban enlazar de una manera correcta. Parecía y hablaba cómo una idiota.

Al final de la conversación, había quedado todo claro, y decidido el lugar donde tendrían la que quizá, podía catalogarse cómo la conversación más importante de sus vidas, aunque pedía el poder eludir todo eso, pasar la página.

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2015 ⏰

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