Capítulo 2
Ellis se acercó a su compañera de trabajo y le tomó de la cintura, luego depositó cálidos besos sobre las mejillas de su amiga, Marcela le devolvió los besos y le acarició lentamente el cabello.
— ¿En qué consiste ese plan de contingencia tuyo? — preguntó Ellis al ver a la última pareja marcharse.
—¿Quieres ir a mi casa?
— Solo si puedo meterme en tu cama.
— Te quiero más que en mi cama — Aseveró y le mordió el lóbulo de la oreja.
Se metieron en el mismo auto que los llevó al local después de agradecer a los organizadores.
Al llegar ingresaron en silencio, Marcela, sin embargo, no tardó en deshacerse de algunas cosas como sus joyas, luego la coleta y finalmente los tacones.
Marcela miró a Ellis a los ojos y se acercó para sacar el nudo de su corbata, tiró la corbata color plateada y luego abrió los botones de la camisa del hombre, le acarició el pecho y con ese pequeño tacto logró que las hormonas del hombre se revolucionaran un poco más, ella lo admiró durante unos segundos, se veía especialmente guapo.
—Toma asiento, te traeré un trago.
— Yo los preparo.
Ella fue a su oficina y sacó el sobre rojo, era en dónde se encontraba su plan de contingencia escrito, era un recordatorio para ella misma, abrió el sobre y vio que estaban los papeles correctos, de igual manera no se sentía cómoda compartiendo sus fantasías con alguien más, pero no hubo tiempo para los arrepentimientos, ella se volteó y encontró a Ellis con su atenta mirada apoyado contra el umbral de la puerta.
— Así qué...— Ellis asintió.
— ¿No hay prisa?—preguntó agitado y ella negó con la cabeza.
— Oh cariño, no tengo dieciséis, quiero algo rápido, bueno y fuerte ¿Puedes?—Ellis le sonrió con más picardía de la normal.
La mujer no pudo evitar calentarse un poco más ante la respuesta del joven que consistió en cargarle y pegarle contra la puerta, se mantuvieron ahí besándose y torturándose mutuamente con caricias. En aquel corto tiempo, Marcela tenía más de la mitad de los botones de la camisa de Ellis abierta y él no había perdido la oportunidad de deshacerse de las bragas de la joven.
Él extendió la copa hacia Marcela quien le dedicó una de sus sensuales sonrisas, la mujer se acercó por su bebida y le dio un largo sorbo hasta a acabar con el contenido de la misma, ya sin nada en ambos casos fueron segundos los que se interpusieron en aquel pasional y esperado encuentro.
Ninguno de los dos dudó en besarse y acariciarse, por que por más que lo negaran o lo pospusiera su necesidad de ser amantes estaba latente desde su primer encuentro. Ellis no había dejado de coquetear desde entonces y Marcela no podía evitar calentarse ante su tacto.
Marcela se embriagó con cada uno de los movimientos que efectuaba Ellis sobre los sus labios, él estaba igual o más extasiado con una fuerte e incontenible le erección que no estaba dispuesto a ocultar o reprimir, Marcela se dejó impresionar por los febriles movimientos que Ellis efectuaba con el fin de cumplir su objetivo; darle placer.
Se sentía más caliente que la adolescencia cuando no paraba de masturbarse, alguna vez imaginó el sexo como algo caliente, lleno de sensaciones, deseo en su versión más pura, el sexo lleva a un único lugar, el placer, pero requería de muchos componentes. Entre esos componentes un buen amante; lo podía dar un excelente amante, Ellis estaba a nivel de aquello amantes descritos en todas las novelas eróticas que había leído y deseado.
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Socio, ¡tendremos un hijo! Completa en DREAME
RomanceMarcela lo ha logrado todo profesionalmente, es una mujer guapa, inteligente y premiada por su trabajo, sin embargo, tras dos fracasos matrimoniales se pone a pensar que el tiempo apremia y con la llegada de sus treinta y ocho años es mejor que se p...