...Dos meses después.
Marcela estaba vestida con unas elegantes botas negras y una blusa del mismo color, unos pantalones grises y el cabello atado mientras cabalgaba al lado de Ellis quien le mostraba la finca que se había comprado.
Era un lugar completamente amplio, fresco y apartado; tenía una laguna artificial, un par de bosques, dos jardines botánicos y una hacienda clásica con algunos toques españoles, era un lugar perfecto para relajarse y completamente enorme, la recorrieron por completo a lo largo de cuatro horas y su paseo a caballo había resultado lo más maduro que jamás habían compartido.
— Gracias por invitarme.
— Es un placer — Dijo, Ellis mientras le observaba. El look despreocupado y vaquero simplemente le pegaba. — Te ves demasiado guapa. — le dio un beso en los labios y una caricia en la mejilla.
— Tu familia está por aquí y lo podrían mal interpretar.
— Somos un hombre y una mujer.
— Tú eres un petardo y yo una mujer.
Ambos se bajaron de sus caballos y terminaron el recorrido caminando, Ellis dejó al encargado con los animales mientras él y Marcela caminaban hacia el lugar en el cual se encontraba el resto de los Pieth. Todos conversaban y bromeaba al lado de la alberca. Ellis y Marcela se unieron a la familia del joven mientras probaban unos platillos preparados por la señora Reverso Pieth.
Marcela notó las peas en el rostro y hombros de la madre y hermana del joven y comprobó que la coloración de su cabello era natural, Ellis era el único que mantenía la cabellera oscura, porque Emilio, su hermano mayor tenía el cabello blanco y Logan, el predecesor tenía el cabello cobrizo. Definitivamente, Ellis pegaba más con su padre, la diferencia estaba en el color de sus ojos y que el padre del joven era un poco más corpulento que él y su rostro estaba ligeramente más maduro. Sin embargo, ambos son altos, cejas y pestañas gruesas, hombros anchos, bastante varoniles... eso sí, todos se veía muy similares entre sí.
— Marcela, ¿estás soltera?
— Sí Logan, y tú, casado. —Le recordó Ellis a su hermano y se ganó la mirada intriga por parte del resto y un bufido por parte de su socia.
— Gracias por responder, pero te recuerdo; tengo una boca.
— ¿Por qué no te has casado?
— Me he casado dos veces, siempre ha habido problemas.
— ¿Qué clase de problemas? — Preguntó la ginecóloga y esposa de uno de los hermanos mayores de Ellis. Marcela bebió un poco de tequila y se encogió de hombros.
— El ex de Mía le engañó con otro ¿El tuyo? — Insistió Valentina la hermana menor de Ellis.
— Mi primer esposo era muy simpático con mis amigas... — Dijo y se aclaró la garganta. — Si me permiten, voy a tomar un descanso. — Dijo y el joven le vio caminar en silencio hasta su habitación.
De camino Marcela se encontró con su flamante sicóloga y su esposo, les saludó y continuó en busca de su habitación, casualmente le correspondía al lado de la de Ellis, no quería imaginar por qué el joven le había asignado esa habitación, igual el hecho de que estuviesen saliendo y pasando tanto tiempo juntos las últimas semanas podía significar...
Después de un par de horas de sueño por parte de Marcela, los hermanos Pieth y las cuñadas acosaban a Ellis con el tema y le insistían en que estaba enamorado, totalmente y si no era eso mínimo tenían un amorío secreto en medio de las largas horas de oficina.
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Socio, ¡tendremos un hijo! Completa en DREAME
RomanceMarcela lo ha logrado todo profesionalmente, es una mujer guapa, inteligente y premiada por su trabajo, sin embargo, tras dos fracasos matrimoniales se pone a pensar que el tiempo apremia y con la llegada de sus treinta y ocho años es mejor que se p...