Capítulo 3

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La sábana se arremolina entre mis piernas. Veo unos rayos de sol colarse entre las persianas, hundo la cabeza en el cojín.
He pasado la noche en vela: cada vez que volvía a adormilarme, la imagen de Luca aparecia, drenando cada gota de sueño.

Me incorporo y bajo a la cocina, estirándome la camiseta hasta los muslos. No hay nadie despierto... Miro el reloj: las seis y media. Subo la taza de café a mi habitación y me pongo unos vaqueros.

Ha pasado una hora y tengo el trabajo práctimente acabado. Poco a poco, las palabras me hacen olvidar la mirada de Luca sobre mí. Para cuando mi madre abre la puerta, ya he terminado.
- Theresa me ha contado lo de su hijo - me dice.
- Sí - murmuro
- Estás bien ? - intenta sonreír.
- No - replico - puedes dejarme sola? He terminado el trabajo para la beca.
- Claro - acepta dándose media vuelta.

Decido que no hacer nada el resto del día es la opción más divertida, así que pongo la música lo más alto que puedo e intento crear algo positivo, pero acabo llorando sobre una tormenta dibujada en papel. Por lo menos, lo hago hasta que la sonrisa de Luca aparece tras la ventana.

Siete cafés y un portátilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora