Capítulo 4: Cuando nace Anna

177 14 2
                                    

Saltamos con cuidado, sólo era un piso, pero acabo aterrizando de lado. Un dolor agudo me perfora las costillas aunque cuatro pasos después deja de doler.
Luca me guia por todo Milano, hasta el Duomo. Cuando paramos, me decido a preguntarle.

- Qué hacemos aquí?

- Vamos a conseguirte esa beca - sonrie él.

- Vas a venir?! - grito, emocionadísima.
- No - baja la cabeza - pero no por ello tienes que perder tú la oportunidad, Anna.
- Lo sé, pero, no quiero perderte - mierda, no quiero llorar.
- Tienes que hacerlo - me sorprendo al verle sonreír.
Tiende la mano y yo lo sigo hasta las oficinas centrales de la English Academy, donde la secretaria nos avisa que podremos pasar enseguida.

Las puertas del ascensor se abren de golpe sobre un hombre de traje, unos cincuenta años, que nos observa tras un escritorio.
- Pasad - dice, ronco.
Toda la oficina es gris. Luca y yo nos sentamos en dos sillas incómodas y fijamos al hombre con la mirada.
- Me han dicho que estáis aquí por la beca, cierto?
- Sí - Luca responde con firmeza: aunque veo que el hombre le intimida, se mantiene erguido, no como yo, que me he pegado a la silla - Soy Luca Mattei, mi beca era segura, quiero renunciar a ella y dársela a Anna Da Tos, que está candidata, pero aún no tiene beca asegurada.
- Me temo que eso será difícil, jovencito, pero le aseguro que intentaré hacer lo que pueda para que la señorita Da Tos consiga esa beca - carraspea el cincuentón.
- Muchísimas gracias - sonríe Luca.
- De hecho, acaban de informarme de que ha llegado su proyecto: enhorabuena, al parecer hay muy buenas opiniones

Porqué me estará mirando? Oh, tardo unos segundos en darme cuenta que me habla a mí.

- Oh, sí claro - musito yo - Gracias.

Luca me acompaña hasta casa, mi madre le saluda y nos deja subir.
Él se sienta encima de la cama mientras yo abro el portátil.
- Podemos intentarlo - recuerdo esas palabras.
- Qué? - digo, confusa.
- Que podemos intentarlo, podemos hablar por Skype y llamarnos. Son sólo tres meses.
- No lo sé - admito - luego volveríamos a separarnos.
- Vamos, Anna, estoy seguro de que podremos.
- Vale - sonrío - Te quiero.
- Y yo a ti Señorita Da Tos - se burla.
- Oh, venga... cállate.
Salto para empujarle, pero se escabulle hacia la derecha, por lo que acabo justo encima de él.
Me besa el cuello y yo le sonrío. Sus manos atraviesan el poco espacio que queda entre los dos y me hunden contra su pecho. Me quedo allí, tumbada.

Abro los ojos contra el cuello de Luca. Noto que sus dedos pasan a través de mi pelo, me retuerzo entre sus brazos y él me suelta.
- Me quedaría aquí todo el día, pero creo que te basta con apoderarte de mi almohada toda la noche - le digo.
- Claro, te entiendo - ríe sarcásticamente.

Salgo de la ducha y cojo lo primero que veo: unos pantalones anchos beige, un top blanco y unas converse.
Cuando Luca se va, subo una taza de café a mi habitación y entro en mi email. Hay uno de esta mañana.
" Señorita Da Tós,
Estamos encantados de comunicarle que el antiguo alumno Luca Mattei Rossi ha renunciado a la beca, pidiendo expresamente que fuera usted la afortunada en recibir la suya."
No puedo evitar sonreir. Voy a ir a Londres! Abro archivos y me dedico a rellenar correos.
Dentro de una semana saldré por primera vez de Italia.

Siete cafés y un portátilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora