Capítulo 6: melodías

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En el autobús bullen gritos, unos diez chicos corren entre las butacas y se dedican a intentar ligar con las chicas más guapas, que ríen como colegialas. En cambio, para mi sorpresa, el grupo de amigos que he conocido me arrastra al fondo del vehículo y se sienta, sin armar escandalo ni romper maletas.

Poco a poco me siento mejor con ellos, que charlan sobre algún que otro libro o película de los que nunca he oído hablar. Saco el móvil mientras ellos se gritan, y pongo mi música: Sfera Ebbasta a todo volumen.

El autobús se para delante de una gigantesca residencia de paredes rojizas y un enorme jardín delante, detrás de la casa vislumbro una especie de gimnasio pequeño y una caseta verde, creo que es el lugar más cliché londinense que he visto en mi vida. Una mujer rubia con el ceño fruncido espera que bajemos del bús y pronto nos examina. Sus ojos brillan de furia al ver a una chica morena y bajita que lleva unos enormes aros en las orejas y no para de gritar.

- Bueno - dice algo irritada la rubia - algunos ya me conoceís, y otros sois nuevos este año, pero de todos modos, bienvenidos a Londres.
Los antiguos alumnos vitorean y gritan.

- Callaos - los riñe ella - De acuerdo, mi nombre es Daisy y soy la rectora de la residencia, que está a veinte minutos del college. Sois los últimos en llegar, y por ello ireís vosotros a recepción por las llaves de vuestras habitaciones; por desgracia, sois impares y una pareja de habitación deberá ser chica y chico. No admitimos quejas - informó Daisy.

Sigo a Del hasta la recepción y me alegro al ver a la chica morena, que al parecer se llama Zoe, que grita porque debe compartir la estancia con Hugo, que se está desternillando al otro lado de la habitación.

El recepcionista se presenta, pero no le hago el más mínimo caso, así que cojo las llaves y compruebo el número: 1173.

Hace dos horas que Del me ha dejado sola en la habitación y nadie ha llegado aún, aunque veo una maleta verde al fondo de la cama. He ordenado todo y ahora media habitación está cubierta de mis dibujos y fotografías.

Son las doce. Nadie ha llegado y empiezo a preocuparme, pero pronto lo olvido, no creo que pueda pasar nada. Aunque lo tengo todo preparado para las clases, soy incapaz de dormir.
Entonces, es cuando veo una guitarra bajo la cama de mi misteriosa amiga. La saco de su funda y me siento en la cama, donde decido que Lovely de Billie Eilish  será la primera canción en sonar.

De pronto, la puerta se abre bruscamente y la mata de pelo rojizo de Brooke aparece en mi campo de visión.
-Vaya, he de decir que cantas genial, pero ésa es mi guitarra.
-Oh, lo siento, es que no sabia qué hacer cuando la ví... - musito
- Tranquila. No te voy a matar. - ríe ella.
Se tumba en la cama y empieza a cantar R U Mine con una voz increible.
Me duermo con su melodia resonándome en la cabeza.

Siete cafés y un portátilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora