Era una niña normal, definiendo normal me refiero a una rutina que cumple cada persona. Al poner el pie sobre el suelo cada mañana. Veía lo bonito de cada día, una nueva oportunidad diaria, poder dar un rumbo diferente al camino al que vamos avanzando lentamente pero sin pausa, incluso a veces retrocediendo. Siempre me gusta ver más allá de la posibilidad aunque luego siempre me quede igual que como he empezado.
Mi vida es única, todos tienen la suya propia, cualquier perdida es mala, ya que cada uno del mundo tenemos nuestra propia personalidad, gestos... algo que nos caracteriza como únicos.
Hoy parece que me he levantado filosófica, pero es un día como cualquier otro:
- ¿Quién diferencia un lunes de un miércoles?- me pregunto retoricamente a mí misma mientras me sale una sonrisa de punta a punta.
Abro la persiana, y me quedo fijamente observando los rayos del sol chocando contra las pequeñas hojas de los árboles y el césped con su aliciente verdor me reflejaba la relajación, la paz, y la suerte de poderme levantar otro día en este mundo maravilloso lleno de cosas afables.
ESTÁS LEYENDO
Influencias negativas
AventuraA veces los humanos al querer cambiar de vida, perdemos el conocimiento de lo que está bien o no. Por las influencias de gente ajena y la falsa confianza que creemos que es verdadera, perdemos nuestro rumbo y la estabilidad de nuestro cuerpo. Querem...