Hablarte, o no. Verte, o no. Olvidarte, o no. Pensar en vos, o no. Contestarte, o no. Pensarte, o no. Ser solo amigos, o no. Quererte, o no. Quererme, o no.
Era difícil seguir así. Más sabiendo que para vos no soy más que esa chica; que perdió mil veces la dignidad y se le subían todos los calores juntos cada vez que te veía pasar. Después de un tiempo lo asumí, no soy nada. Jugaste y te fuiste. Asomaste y desapareciste.
No es tu culpa, nos conocimos bastante tarde, claro, vos ya tenías tu experiencia, con nenas, no va! Siempre hice el esfuerzo para olvidarte pero siempre aparecías.
Cuando te conocí, generaste una cierta desconfianza en mí. Nada era igual desde Octubre de 2014. Me odiaba a mí misma por no ser flaca y no moverte un pelo, no me valoraba, tenía el autoestima por el piso. Pero no sos el único en ésta tierra, existen más chicos como vos. Aparentabas algo que en fin, no eras. Qué bien te salía el papel! Eras el mejor.
Te olvidé, me valoré.
Me siento mejor así. Sin preocuparme en como me veía, sí el perfume se sentía o no, si estaba peinada o no, si el jean me quedaba bien y si el buzo me tapaba todo lo que no quería que se vea.
Es bastante común no quererse por el físico, y claro, la sociedad nos hace así. Inseguras.