Muchas veces perdemos a una persona muy allegada qué siempre estuvo y capaz nunca supimos valorar lo que hacía por nosotros. Y cuando la perdemos nos damos cuenta lo que no hicimos, no valoramos o no disfrutamos. ¿Tenemos que perder para valorar?
Cuándo una persona que luchó bastante en ésta vida, ya sea joven o mayor, quizás la vida, Dios o quién sabe; lo toma como una misión cumplida que se convertiría en un ángel guardián para todos aquellos que nos quedamos acá.
Cuesta aceptarlo. En un primer tiempo nos arrepentimos por todo lo que no hicimos por aquella persona, después nos damos cuenta que por más que físicamente no esté, siempre va a estar presente donde sea que estemos.
Primeras semanas, nubladas y frías.
Orgullosos van a estar todos aquellos que hoy no están pero que no quepa duda que todos están juntos y felices por lo que logramos.
Olvidemos los malos recuerdos. Estemos felices, hicieron lo que pudieron para estar más tiempo a nuestro lado.
"Tu recuerdo es como un abrigo
en esas noches de frío."