Capítulo 17

49 4 0
                                    

Todo está oscuro ya que no puedo abrir mis ojos por más que lo intento, sólo escucho voces lejanas que hablan sobre mí, aunque no logro entenderlas, también oigo a gente llorar a la vez que sujetan mi mano.
El aire que entra en mí, es algo cargado y con cierto olor a medicina.
De vez cuando un líquido extraño recorre todo mi cuerpo haciendo que el dolor, en cierto modo, desaparezca.
No sé el tiempo que llevo en esta condición, para mi parecen minutos aunque no creo que sea tan poco tiempo para todo lo que he percibido, si se puede decir así.
Para mí ahora es otro minuto más, siento como alguien abre y cierra la puerta a la vez que se acerca a mi. Se escucha el ligero crujido de la silla al sentarse sobre ella. Me toma de las manos y empieza a hacer círculos con su pulgar acariciandome. De nuevo escucho unas palabras de un muchacho pero no las entiendo. Cuando termina de hablar algo roza mis labios y por experiencia sé que son los labios de otra persona. Son tiernos y algo carnosos pero no demasiado. El beso es algo corto y delicado, pero aún así, hace que mi corazón palpite rápidamente.
Al rato de esto, se abre y se cierra la puerta de nuevo indicando que esa persona se ha ido.
¿Quién me ha besado ? Que yo sepa no tengo a nadie para que haga eso. Si hubiera podido ver... ¡joder que se abran ya!¡No puedo aguantar sentir y oír las cosas que pasan a mi alrededor sin saber dónde estoy y con quien!
Venga Jace inténtalo de nuevo...Nada. Espera un momento, ¿que es esa luz que cada es más intensa? Y eso de allí es una ventana ¿no? Venga que tu puedes, un poco más...
Pestañeo varias veces y consigo ver donde estoy. En una habitación blanca, tumbada en una camilla bastante incómoda, a mi alrededor hay tres o cuatro máquinas conectadas a mí por miles de cables. Intento quirtarmelos, pero mis manos y brazos no responden. Empiezo a asustarme y a agobiarme, el oxígeno no consigue llegar a mis pulmones por lo que doy grandes bocanadas mientras intento pedir ayuda. Una de las máquinas pita haciendo que me duela la cabeza. Al instante entra una enfermera a gran velocidad seguida por mi madre y mi hermana. La primera me coloca una mascarilla y me inyecta un líquido de color amarillento. Poco a poco me voy calmando y consigo respirar mejor.
Mi hermana se echa a llorar y mi madre con los ojos nublados se acerca para depositar besos en mi frente. Sonrio un poco cosa que parece hacerle bastante feliz.
Me coloca el pelo con cuidado mientras dice:
-Hola mi amor, ¿estás mejor?-asiento un poco con la cabeza.-Bueno, por ahora descansa y ponte buena. Luego si quieres pueden sacarte a darte un paseo pero tendrás que ir en silla de ruedas, pero no te asustes que cuando te recuperes no vas a tener que usarla.
O eso espero - susurra.
El día pasa lento y cansado, cada vez puedo mover más mi cuerpo y ya puedo hablar sin que me falte el aire.
Son las siete de la tarde cuando una mujer entra con una silla de ruedas que supongo será para mí. Me ayuda a sentarme en ella y me conduce fuera de la habitación. De camino fuera del hospital, a los pequeños jardines, alguien le quita la silla a la enfermera y me arrastra con él.
Una vez fuera se coloca delante mía con una sonrisa radiante como siempre. Con esos ojos azules alegres y su pelo rubio alborotado. Esto me recuerda a nuestros viejos tiempos, cuando me partí una pierna de pequeña (era muy inquieta), Alex me llevaba en la silla aunque apenas pudiera empujarla, aveces se ponía enfrente de mí para hacerme cualquier tontería y sacarme una sonrisa.
Extraño demasiado como estábamos tan juntos, como no teníamos secretos y podíamos confiar el uno en el otro, ahora no sé si me hará daño, ahora no tengo ni la más mínima idea de quien es realmente.
-¿Qué tal fea?-sonríe estúpidamente.
-Pues ahora que te veo no mucho mejor.- pone su mano en el pecho fingiendo estar dolido y rio al verlo.
-Eso es lo que quiero yo, que sonrías.
-Tonto.
-Yo también te quiero.
-¿Qué?
-Dejalo. ¿Tienes hambre?
-Una poca.
-Toma- se saca un pastelito de chocolate de su bolsillo- no me dejan darte nada pero si no se enteran...
-Tranquilo que no- digo con la boca llena devorando el pastel.
-Vale vale.-ríe - come despacio.
-Ya lo hago.
-Lo que tu digas.
-¿Cuánto tiempo llevo aquí?- pregunto cuando acabo de comer.
-Un mes y pico.
-¿Qué dices?
-Has estado en coma, los médicos pensaban que no saldrías de esta, pero como siempre, nos sorprendistes al despertarte hoy.
-Madremia, todo esto fue por...
-El accidente con el coche.
-Es verdad y ¿cómo está Luc?
-Bien, venía todos los días a verte.
-Y ahora, ¿dónde está? ¿Lo has visto hoy?
-Nose, hace poco que estoy aquí.
-¿Me podrías llevar a mi habitación?
-Claro.
-Gracias - sonrio.

Una vez dentro, enganchada a una máquina, pues las otras me las quitaron,andando un poco y sujetandome a lo primero que pillo, me acerco a la ventana. La gente sale de sus trabajos, alguna que otra pareja feliz sale con un bebé en sus brazos sin embargo algunas otras lloran por la pérdida de alguien. Mientras estoy sumergida en mis pensamientos alguien entra despertándome, antes de que pueda girarme los brazos de esa persona me rodean por la espalda atrayéndome hacia él, siento su respiración en mi cuello y el latir de su corazón en mi espalda. Intento soltarme de su agarre pero no puedo.
-Por favor, quedémonos así un poco.
-¿Luc?
-Dime que esto no es sueño, dime que estás despierta aquí conmigo.
-No es un sueño así que sueltame ya. -me gira quedando enfrente suya, está destrozado.
-Extrañaba demasiado tus ojos azules, tu sonrisa, en resumen, te extrañaba a ti.- se acerca lentamente uniendo nuestros labios en un cálido beso.

☆You are my star☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora