Bien, tal vez estaba exagerando un poco ya que no me fui realmente de la casa o algo parecido, de hecho, ni siquiera había bajado hacía el primer piso, pero ese era otro caso.
Fui directamente hacía la sala de entretenimiento y encendí el gran televisor con el control remoto. Me senté en un gran sillón de cuero rojo que se encontraba en el centro y cerré con fuerza mis ojos. Lleve las manos hacía la cabeza y apreté. No podía creer lo testarudo y grosero que era ese tal Rubius. Ni siquiera había tenido una conversación real anteriormente con él, como para me hubiera tratado así. Insolente, terco, creído, hermoso y con unos ojos preciosos que... Esperen, no. «Detente», me dije. Tendría que dejar de pensar así sobre él. Nadie con ese horrible carácter merecía la pena. Sin duda este sería un verano muy largo.
No me di cuenta de que alguien permanecía sentado a mi lado. Tampoco me había dado cuenta de que el televisor estaba apagado. Abrí los ojos y mire a Mangel mientras revolvía su cabello con una mano y estiraba sus piernas, reposándolas en la mesa de café cuadrada frente a nosotros.
Mangel tenía una complexión robusta y también era alto. Su piel era tan pálida que pensé que nunca salía de casa. O de la ducha. Su cabello era castaño y alborotado, y sus ojos eran de un como miel opaco, aunque nunca los compararía con los de Rubius. Me sonrío nerviosamente.
—Hola —Dijo. Lo salude con la mano y después las cruce por delante de mi pecho. Me sentía un poco incomoda con el—. Así que _______, um. ¿Realmente estas aquí para hacerle compañía a Rubius?
—Bueno, supongo —Dije extrañada por la pregunta. El asintió para sí—.
—Entonces los rumores son ciertos.
—¿Rumores? ¿Qué rumores? —Pregunte mientras lo veía fruncir el ceño y sacudir su cabeza levemente—.
—Rubius me comento algo ayer, pero pensé que estaba haciendo una broma de mal gusto. Ahora entiendo su enojo —Dijo mientras se levantaba del sillón y comenzaba a caminar a la salida—.
—¿Sobre qué? ¡Hey! ¡No te vayas! ¡Espera! —Le grite mientras me levantaba del sillón y corría tras de él. Se detuvo debajo del marco de la puerta y me miro divertido—. ¿Qué dijo Rubius?
—Que su mamá le había conseguido una niñera —Dijo divertido—.
—¡No soy su niñera! —Le respondí enojada—.
—¿Entonces? ¿Para qué te contrataron?—.
—Uh, yo... —y ahora, ¿qué le digo? Vamos _______, ¡piensa! —. Yo um...
—¡MANGEL! ¡Ven aquí! — Rubius gritaba desde su cuarto. Mangel le grito un "Ya voy" en respuesta—.
—Nos vemos luego _______— Mangel me dijo mientras me brindaba una sonrisa. Después se marcho rápidamente al cuarto de Rubius y me dejo ahí sola. Decidí seguirlo.
—Creo que ella es molesta —Dijo Rubius en tono arrogante. Me detuve, escondiéndome por detrás de la pared—.
—No lo es. _______ parece ser realmente amigable.—dijo Mangel
Gracias Mangel, te has ganado tres puntos, pense.
Rubius espero un momento antes de preguntar. —¿Cómo es ella? Quiero decir, físicamente.
—Tiene el cabello demasiado largo y ondulado. Mmm, ¿qué más? —Asome mi cabeza un poco para obtener una visión concreta de la plática entre los dos. Mangel estaba de espaldas hacía mí, pero Rubius me estaba mirando fijamente. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de darme cuenta que realmente no podía verme. Mangel volvió a hablar—. Tiene mejor cuerpo que Chloe, eso te lo puedo asegurar.
—¿Qué hay de sus ojos? —Pregunto Rubius, un poco más entusiasmado que antes. Hombres—.
—Son grises. Me recuerdan a los ojos de Alexa. Olvídalo, me recuerdan a tus ojos.—.
«¿Esta bromeando? Mis ojos son verdes. V-e-r-d-e-s.»
—Ósea que esta ciega. Lo que me faltaba—.
—Vamos, tu sabes a que me refiero —De pronto el teléfono de Mangel comenzó a sonar—. Un mensaje de mi mamá. Lo siento, tengo que irme. ¿Podrías ser lindo con _______?—.
—Cállate. —.
Mangel salió rápidamente por la puerta y recordé que aún estaba espiando. Corrí de nuevo hacía el cuarto y me avente en el sillón. Segundos después, Mangel entro.
—Tengo que irme. Nos vemos luego, _______.
—Bien. Hasta pronto —Le dije con el pulso a mil por hora y la respiración entre cortada. Levanto una ceja y después salió.
Él le había dicho a Rubius que fuera agradable conmigo—A eso se refería, ya que no podría ser más lindo de lo que ya era. De nuevo, tengo que detenerme—. Supuse que los dos eran mejores amigos, ya que, si Rubius era tan gruñón como lo abría demostrado, nunca hubiera dejado que Mangel estuviera a su lado. Así que, como buenos mejores amigos, tendría que hacerle caso.
Salí del cuarto y baje las escaleras de dos en dos, con dirección a la cocina. Serví un poco de té de limón e hice algunos sándwiches para nosotros dos, y de nuevo me dirigí hacía el cuarto de Rubius. Entre cuidadosamente y coloque la comida sobre una silla de madera que se encontraba a la derecha de la puerta. Contemple el cuarto. Era enorme.
Las paredes eran de color azul claro, al igual que las cortinas, que permanecían cerradas sobre los grandes ventanales con dirección al jardín trasero. Había una gran cama negra y un par de sillones, igualmente negros con forma de "O". No había tantos adornos y me sorprendí que todo estuviera tan limpio. Quiero decir, para ser un hombre.
Rubius estaba sentado sobre la cama mirando hacia la nada. Pensé que podría llegar de sorpresa, pero el hablo.
—Que no pueda ver, no significa que no te pueda sentir.
—Eh. Hola —Me senté frente a él, sobre el suelo—. Soy _______.
—Ya lo habías dicho. ¿Qué quieres?
—So-solo quería ha-hablarte. Te hice algo pa-para comer —Le dije tartamudeando mientras me levantaba y le ofrecía un sándwich. Lo tomo—.
—¿Cuánto te paga mi mamá? ¿Eh? Te pagaré el doble si te vas hoy mismo.
—¿!Por qué eres tan testarudo y maleducado?! —Le grite mientras aventaba el vaso de té hacía atrás. El sonrío—.
—Así me gusta ser. Probablemente así podrías irte sin que tuviera que soltar un solo centavo.
—Mira, Rubius—Le quite el sándwich y lo empuje hacía la cama. El se sorprendió un poco pero rápidamente volvió a su habitual rostro de sarcasmo y "yo soy el mejor" —. No me importa que tan irritante puedas ser. Estoy aquí para ayudarte y tienes que poner algo de tu parte. De todas formas, tu madre me pagará, así que tu sabes.
De repente sonó el timbre y salí de su cuarto. Baje las escaleras y la señora Doblas se encontraba sonriente en la puerta.
—¿Cómo ha ido tu primer día? —Pregunto mientras dejaba su bolso sobre el sillón—.
—He tenido días mejores.
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"Corazón Ciego" {Rdg/Rubius}
FanfictionUna adolescente llamada _______(tú) Navarro que es niñera no de cualquier persona sino de una persona quien es la que va a cambiar su vida totalmente... Este sera su "TODO" de principio a fin. Elenco; ______ (tú) Rubius Mangel (mejor amigo de Ru...