"Otro día , otro comienzo"

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Al siguiente día me levante con un muy buen humor de la cama. Los luminosos rayos solares de Madrid deslumbraban radiantes contra mi piel, que había adquirido de nuevo su tono normal. Después de haber hecho mi ritual higiénico y haber desayunado la mitad de la despensa, recorrí felizmente las calles de la ciudad. Como había imaginado, estas se encontraban despejadas por ser un sábado en la mediodía. La mayoría de los transeúntes era gente de edad y niños pequeños con sus madres. Si hubiera llevado mi cámara y les hubiera sacado fotos, sería como una postal mostrando gente de los años 50 desfilando por las avenidas, o algo por el estilo.

Llegue a mi destino rápidamente, con el carro chillando en las banquetas. Salte del carro y mire fijamente a la señora Doblas saliendo por la puerta delantera, vestida con falda y playera blanca y con una raqueta de tenis a la mano.

Oh, querida. Es un placer que hayas venido de nuevo. Pensé que por ser sábado, posiblemente saldrías con tus amigos a pasear en vez de estar por aquí. Déjame contarte el día como tiempo extra, ¿sí?

Eh, no se preocupe Cata —Le dije sonrientemente mientras me acercaba a ella—. Estaré aquí probablemente todo el día, con Rubius.

La señora Doblas mostro una gigantesca sonrisa destellante y hablo —Me encanta que te lleves bien con mi pequeño hijo. Ojalá que también pudieras alejarlo de esas malas amistades que él tiene, si eso es posible —Dijo dándome palmaditas sobre mi hombro. Yo asentí y ella continuo—. El día de hoy yo me mantendré fuera, pero tu estarás aquí, ¿verdad?

Por supuesto, ya le dije que estaría aquí todo el día. Tenemos muchas cosas que hacer por hoy.

Me parece estupendo. Entonces, me iré ya mismo para que puedan comenzar con su diversión —Dijo entusiasmada. Como si le alguien le hubiera regalado un millón de dólares, que probablemente a ella le sobraban. Me sonrió una vez más y poco a poco se apartaba caminando. Mordí mi labio—.

¡Señora Doblas! Perdón, ¡Catalina! ¡Espere! —Le grite mientras corría detrás de ella. Se detuvo y giro—.

¿Qué sucede, ______?

Uh. Bueno, usted, eh... ¿podría decirme... p-por qué Rubius quedo ciego? Digo, solo quiero, ya sabe Umm, ¿entenderlo más? —Le pregunte mientras la miraba de reojo. Ella cambio su sonrisa por una mueca triste que golpeo contra mi pecho con firmeza. Que mal se ha de estar sintiendo—.

El quedo ciego por una competencia de salto de caballo. Algo asusto al pobre caballo y los dos cayeron sobre la tierra —Lentamente masajeo su cabeza—. El caballo cayó encima de Rubén y bueno, es un milagro que haya sobrevivido...

Eh. Oh, yo...yo lo siento mucho. No sabía que...

Todo está bien, no te preocupes _______. Eso es cosa del pasado. Ahora solo quiero que el salga adelante y rehaga su vida —Ella dijo mientras secaba un par de lágrimas que corrían por sus mejillas rosadas—. Por favor, no vayas a comentarle nada sobre lo que te he dicho. A él no le gusta... no le gusta que sientan, como decirlo, eh, lastima. Sí, eso es. No le gusta que la gente sienta lastima de él, por eso es como es.

Está bien, yo no...

Bien, es tarde. Que tengas un buen día, ¡hasta pronto! —La señora Doblas se despidió de mi y prácticamente salió volando hacia su camioneta negra. La despedí con la mano y me volví hacía la casa—.

Bien, aquí vamos de nuevo.



"Corazón Ciego" {Rdg/Rubius}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora