"La he cagado."

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  Antes de dirigirme a la cocina, entre al cuarto de Rubius sin mirarlo realmente. Tome la primera camiseta grande que vi y me vestí con ella. Baje las escaleras a paso flojo. Sentía el suelo moverse a mi alrededor y la vista se me comenzó a nublar un poco. Quería llorar por todas las cosas tan horribles que me estaban pasando últimamente; Primero Fran, luego mis padres y ahora Rubius.
Necesitaba unas vacaciones.
Ya en la cocina, amarre mi cabello húmedo con una liga que llevaba en la mano y comencé a tomar comida del refrigerador. Revolví de esto y aquello en una licuadora y comencé a morder una pera que se encontraba sobre la barra. Me senté en una silla de madera y pegue la frente contra mis piernas. Necesitaba pensar.
Le gustaba a Rubius, de eso no me quedaba duda. Pero, ¿cómo? No había sido precisamente la persona más amigable con él, solo hacía mi trabajo; además el no me conocía. Me refiero físicamente. Ya me habían dicho que él era un mujeriego, así que mi concepto de él era que nunca se fijaría en alguien a quién no puede ver. Ósea yo. Todo esto era tan extraño, me dolía la cabeza de solo pensarlo.
Alguien me saco de mis pensamientos.
¿Rubius? Querido,Rubén ¿estás en casa?  que estas... ¡______!
Di un grito y salte de la silla, pegándome con la pata en el dedo pequeño. Mire a Cata, que a su vez me observaba con una mirada de horror. Me pregunte el porqué... hasta que finalmente me di cuenta.
¿Por qué estas vistiendo solo una camiseta? Y es de mi hijo. ¿Acaso tu y él...
—¡No! No, no. Es una equivocación, yo nunca —Mi mente quedo en blanco. ¿Realmente creía que Rubius y yo habíamos tenido sexo? ¿Enserio? —. Nunca haría nada con su hijo, ¿está bien? El solamente es mi amigo. O algo parecido, ust-usted me paga para que hable con él, así que no hay ningún otro tipo de relación entre él y yo. Solo laboral, se lo aseguro, por favor, yo...
¿Es enserio, ____? ¿Solo lo hacías por eso? «!ESTÚPIDA!. Rubius había escuchado aquello. Que estúpida, que estúpida, que estúpida». Rubius se acerco a mí, frunciendo la nariz y volviendo sus palmas en puños—. ¿Es cierto?
Uh... No realmente, solo que...
¿Sabes qué? Mejor olvídalo. Y también se me quito el hambre. Adiós mamá.
¿A dónde vas? —Pregunto Cata, culpable—.
Con Mangel, me espera fuera. Ojalá no te importe. Ahora sí, adiós.
Salió de la casa dando un portazo. Me estremecí.
—Oh _____, siento mucho si te cause problemas con él, no era mi intención...
Está bien —Le dije, sin sentirlo. La mire—.
Puedes tomarte el día libre si quieres, al cabo, no creo que veamos a Rubén en todo el día.
Eso sería perfecto. Pero, algo más. ¿podría darme un aventón a mi casa?
Aquí vamos de nuevo, a lidiar con más problemas.






"Corazón Ciego" {Rdg/Rubius}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora