Naranja era el color que tanto detestabas.
Recuerdo como odiaste la vez que me puse una camiseta naranja, de ahí a que empezara a molestarte poniéndome y comparando cosas naranjas.
¡Hasta dejaste de tomar zumo de naranja!
Pero sin duda, lo mejor fue cuando estábamos a punto de hacerlo, quitaste mis pantalones y viste que llevaba unas braguitas naranjas. Obviamente lo hice queriendo, tendrías que haber visto tu cara.
Después lamenté haber echo eso, ya que se te fueron las ganas de todo.
Tire todo lo naranja, Luke.
