Cuando entramos a la oficina, el director nos dio una charla como 1000 minutos, en realidad, si fueran 1000 minutos ya pasaría a hora, bueno, vamos al punto, nos dijo lo mismo de siempre, dándonos consejos de que yo debía obedecer a los profesores y bla bla bla.
Nos habíamos ido al patio del instituto donde estaban todos los alumnos, iba caminando hacia las bancas cuando de un momento a otro me llega una pelota en la cara, ¿Dios? Justo ahora quiero que me parta un rayo o que me tragué la tierra, por fis. Todos los alumnos me miraban, tenía la cara roja, no sé sí era de vergüenza, o por el dolor.
-Idiotas, ¿Podrían por lo menos fijarse dónde juegan?- camine hasta el capitán del equipo de fútbol.
- No somos idiotas, tú eres la ciega que que no se fija por donde camina, niña estúpida.
- A mí nadie me trata de ciega, y menos de estúpida, imbécil descerebrado- fui corriendo a lanzarme encima de él, apreté mi mano en un puño y le pegue en la nariz.
Realmente no sabía a quién le había dolido más, sí a mí por pegarle, o a el por recibir el golpe, mire al chico que estaba con su mano en la nariz, no creo a verle pegado tan fuerte, soy una chica, ay Dios no me quiero ir a la cárcel por pegarle, no fue mi intención, lo juro, bueno, en realidad si fue mi intención, pero no quería pegarle en la nariz, lo no juro.
-¡Estas totalmente loca!-gritaba mientras se dirigía hacía mí.
- Perdón, que le acabas de decir, puede que este loca y se haya escapado de un manicomio y este todo él tiempo delirando con que se va a casar con un tal Eduardo o era Edwardo, bueno no importa, pero nadie le dice loca a ella, ¡Solo yo y April-hablo james, de verdad que este cerebro de pan, ¡no ayudaba en nada!
-Me rompio la nariz, la muy estúpida.
-A ver, que esta pasando aquí-era el director.
El director estaba caminando hacia nosotros, mire alrededor y estaba rodeada de un grupo de alumnos.
-Nada director, no pasa nada- Hablaba el capitán del equipo de fútbol.
-Vayan todos a sus clases ahora, y ustedes tres, acompañenme a la oficina, inmediatamente.
Todos los alumnos se dirigieron a sus aulas, yo, James, y el idiota, nos fuimos a la oficina, nuevamente, realmente esto no podía ir peor, he estado dos veces aquí en menos de 12 horas, esto sólo se llama tener mala suerte, pero si lo pienso bien, me perdería la clase de matemática, creo que por fin estoy teniendo buena suerte.
Ya habíamos llegado a la conocida oficina del director, debía agachar la cabeza para poder pasar por un lugar, ya que habían unos fierros, estaba por agachar la cabeza cuando siento una fuerte picazón por mi cuerpo y adivinen qué, no agache la cabeza y casi me quedo sin una, y yo que había pensado que la buena suerte se había apiadado de mi por un segundo.
-Necesito saber que estaba pasando afuera- preguntó el director sentado frente a su escritorio.
-Ella tiene la culpa, me rompio mí nariz, ¡esta loca! ¡Loca!
-No me interesa quien tiene la culpa, este es un establecimiento respetable, y no aceptaremos que ustedes arruinen eso, así que ya saben las consecuencias.
-¿Qué consecuencias?-preguntaba el imbécil.
-Tendrán que quedarse mañana después de clases a limpiar todas las aulas del colegio.
-No, por favor no, dios mío ayudame por favor -dije dramaticamente.- No quiero limpiar nada junto con ese decerebrado me dijo ¡Loca! ¡No estoy loca!
-No sea tan dramatica señorira Smith, mañana los quiero después de clases limpiando.
-Pero él Jaimcito, el no hizo absolutamente nada, no merece esta esclavitud-coloque cara de horrorizada, creo que lo dramático me va.
-El señor Eaton podrá irse a su casa después de clases, pero ustedes dos no.
El director terminó de darme el "Sermón" de siempre, y después de 30 minutos de hablar con el señor zanahoria pude llamar a mi hermano para que me pudiera ir a buscar al Instituto, ¡Pagaria por tener buena suerte alguna vez! Me imagino limpiando con él descerebrado ¡Apuesto a que ni una escoba sabe utlizar!
Mañana tendría que quedarme para poder cumplir la esclavitud. ¡Exito Smith, Éxito!
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Mi vecino(Editando)
Storie d'amoreHay cosas que queremos más allá de lo que sabemos, más allá de lo que sentimos. Hay cosas que nuestra alma quiere, y la mía te quiere a ti.