Capítulo 07~ Piscina

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Me ofrecí a ser yo el que cocinase ya que a él le daba pereza, y bueno a mí no me importaba.

Y no es que yo fuese un cocinitas ni nada por el estilo, pero al menos sabía hacer un huevo frito sin estar defendiéndome del aceite con la tapa de la sartén.

Tampoco nos calentamos mucho la cabeza a la hora de elegir el menú. Hicimos algo de pasta y poco más. El hecho de ser dos hombres y dos vagos, por mucha hambre que tuviésemos, no era de ayuda.

Y si yo no tuviese suficiente con estar pendiente de los fogones y el agua hirviendo, Frank estaba todo el rato buscándome. Dándome besos y abrazándome por la espalda.

-Eres muy molesto- Le dije de broma- Puedo tolerar que no me ayudes, pero al menos no dificultes la tarea- Y después de decir eso último, me encogí en mi sitio puesto que me había dado un beso en el cuello. Le tenía cogiéndome por la cintura desde la espalda, y su cabeza descansaba sobre mi hombro, muy pegada a la mía.

Lo mejor era que se tenía que poner de puntillas para que quedase en esa posición, pero preferí no burlarme de él. Al menos esa vez no.

-Pero si sé que en realidad te gusta- Me susurró de forma suave al oído mientras lo acariciaba con la nariz- Pero sí, será mejor que pare. No sea cosa que te quemes o te rebanes un dedo, que luego me pesa a mí en la conciencia.

-Será posible...- Suspiré avergonzado y me di la vuelta sobre mí mismo para poder encararle- Eres muy, pero que muy molesto- Le dije en cuanto sus talones volvieron a tocar el suelo y su cara quedó frente a la mía.

Me miraba con ojitos tiernos y una sonrisa tonta orientada hacia el lado de su piercing.

A causa de ello vacilé un poco con mis movimientos, puesto que me entró la legendaria vergüenza. ¿Y cómo no? Esa sonrisa era de mis preferidas en todo el planeta y lo sigue siendo. Y cada vez que la veía sentía mi corazón encogerse por momentos, pues no era para menos.

Pero conseguí ignorar todo la vergüenza posible y finalmente terminé besándole. Aunque fuese solo unos segundos: Lo necesitaba.

Conseguí que me dejase terminar de cocinar sin ningún incidente. Grave, quiero decir.

Frank puso la mesa en la pequeña terraza/balcón a la que daba su sala de estar. No era bonita, ni mucho menos espaciosa. La luz de la que disponíamos provenía de la misma sala de estar, puesto que la de la terraza/balcón llevaba estropeada desde hacía años y ni Frank ni su padre tenían intención de arreglarla. Pero cabíamos los dos y corría airecillo fresco de la noche. Con eso sobraba.

Las vistas que esta nos ofrecía eran el interior de su edificio, en el cual había una especie de jardín muy pequeño con apenas un par de árboles frondosos para hacer sombra durante el día y en el centro de este, lo que parecía ser una piscina. Pequeña también.

-Ya te vale- Le dije en broma una vez nos sentamos en las sillas de terraza, a punto de empezar a cenar. Él me miró con una ceja levantada y esa expresión de "Gerard, explícate que solo te entiendes tú"- Tienes ahí una súper piscina y nos tienes aquí encerrados cuando venimos a verte- Le reproché de broma mientras mi tenedor enrollaba los tallarines que estaban a su alcance.

-Uf- Hizo una pausa mientras se acomodaba en la incómoda silla- No es como que me apasione eso de que me dé el sol y salir a la calle. Relacionarme. Ya sabes- Bromeó y empezó a imitar mis movimientos para con la comida- Aunque si te hace especial ilusión- Suspiró y movió sus ojos de un lado a otro junto con su cabeza- Luego podemos bajar un rato. Por la noche no suele haber mucha gente, por no decir nadie.

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