Capítulo 16~ Vacaciones

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Veía pasar los postes de la luz uno tras de otro como si fuesen la misma secuencia en bucle.

Como en esos dibujos animados de hace años en los que reutilizaban imágenes de los escenarios una y otra vez y hacían como que no se daban cuenta.

El camino a Florida se me estaba haciendo demasiado largo.

Tenía a mis padres canturreando canciones de ese disco de Simple Minds que lleva en nuestro coche desde que tengo memoria.

Mi hermano, por su parte, estaba pegado a mi Nintendo como si su vida dependiese de ello. Estaba enganchado a otro de los juegos del Profesor Layton. Puzzles, puzzles y más puzzles. Y sin quitarle la voz siquiera.

-Ajá, ¡por fin! Mira, ¡mira Gee!- Gritó por enésima vez en mi dirección.

-Muy bien, piojo. Has resuelto otro de los misterios y cuando te quieras dar cuenta estarás metido en otro...

-¡No! Definitivamente este tiene que ser...- Sonó entonces la cancioncilla de "Ajá, hijo de puta, te has metido en otro puzzle"- ...Mierda.

Ese fue el primer momento en el que sonreí en las cuatro horas de viaje que llevábamos para entonces.

Aquel fue básicamente el itinerario que seguimos durante todo el trayecto.

Paramos tres o cuatro veces en alguna estación de servicio a descansar y estirar las piernas. Momentos que Mikey aprovechaba para recordarme todos los lugares que teníamos que ver, todos los autógrafos que iba a recoger y cuántas fotos había que hacerle con los personajes en su lista de ídolos de animación. Llegó un punto en el que yo solo asentía y ya. Ni me molestaba en fingir que me interesaba. ¿Para qué?

Y ya para rematar, en las últimas horas de viaje, mi madre fue la que condujo.

Estaba cayendo la noche y mi hermano se había quedado dormido contra la ventanilla, empañando el cristal con cada bocanada de aire que soltaba.

Mi padre también se durmió. Siempre sucedía esto en los viajes familiares: En vez de ir turnándose entre ellos, prefería conducir hasta el agotamiento y cuando no pudiese más, cederle el sitio a mi madre.

Encima, seguía arrastrando el jet lag de hacía dos días. Mucho había aguantando.

Sus respiraciones eran lo único que se escuchaba en el coche puesto que mi madre había quitado la música para no despertarles y prefería conducir tranquila. O al menos eso decía ella.

Supuse que pasaríamos el resto del viaje en silencio. Puesto que no habíamos cruzado más de cinco palabras seguidas desde... Bueno desde aquello.

Ninguno de los dos había querido sentarse a hablar de lo ocurrido en privado. La conversación se había quedado donde mi padre la dejó.

Y no sé si esto era algo bueno o algo malo. Porque mi madre era como una bomba en el tiempo: en algún momento iba a explotar y...

-Gerard- Ese tono de encerrona, resonando en su voz.

Boom.

-¿Qué pasa?- Me planteé fingir estar dormido, pero eso con mi madre no funcionaba. Así que simplemente asumí que tendría que hablar con ella.

Apoyé un codo en el salpicadero de la puerta y me sujeté la cabeza con la palma de la mano y la maldije en silencio por aquella maldita encerrona.

Our SummertimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora