Capítulo 12

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"Solo estoy pasando el tiempo con Lue." Miré sobre mi hombro para ver a Michael esparcido en el sillón durmiendo.

"Solo dos semanas cariño. Luego volveré y todo será mejor." Mi mamá dijo emocionada en el teléfono.

"De acuerdo." Coincidí con ella.

"Te amo, te llamaré mañana." Suspiró. La imité e iba responderle cuando me interrumpió.

"Y espero que no te estés metiendo en problemas." Dijo rápido, seguido de una risa.

"No lo estoy!" Dije a la defensiva, echando un vistazo a Michael.

"Bien, de acuerdo, te amo!"

"Yo también mamá." Colgué y me tiré en el sofá al lado de Michael.

Sus llamadas diarias siempre me ponían de buen humor. Me sentía mal por mentirle pero era obvio que no iba a decirle que estaba durmiendo en la casa de un chico y él en nuestra casa, y sin mencionar que estábamos solos.

De hecho no le había dicho nada sobre Michael, no todavía. Quería que ella siguiera pensando bien de él antes de mencionar su nombre en una conversación.

Él me frustraba, mucho. Pero podía reemplazar esa frustración tan fácilmente en segundos. Yo también cedía. Mucho, quizás demasiado. No era de las que "deja que las cosas pasen", sino que quería que las cosas pasen a mi manera. Con Michael compartía esa terquedad y era una de las cosas que nos hacia encajar tan bien juntos.

Era ya mediodía y él seguía desmayado en el sofá. Si fuera alguna de mis amigas, ya lo hubiera despertado y llevado a algún lado sin pensar pero decidí dejar que siguiera durmiendo especialmente luego de los eventos de la noche anterior.

Subí las escaleras y me acosté en mi cama, mirando el techo. Estuve así un rato antes de agarrar un libro de mi mesa de noche. No me había dado cuenta que había pasado un mes desde que había leído algo y fue raro. Me dije que solo había estado distraída.

Me senté en mi silla cerca a la cama, con las rodillas en mi pecho y dejé que la lectura me consuma, sin notar el paso del tiempo.

Dejé salir una respiración pesada luego de haber al fin terminado la novela. Bajé mis piernas al piso y estiré mi cabeza hacia atrás para darme cuenta de que había golpeado el estomago de alguien.

Me senté derecha enseguida y me di vuelta para ver a un adormilado Michael. Sus manos cubrían su estomago y sus labios formaban un pequeño puchero.

"Lo siento." Dije con una risita y lancé mi libro a mi cama.

"Buen día para ti también." Su voz sonaba más profunda cuando recién despertaba, y era una de las cosas que más me gustaban de él.

"Buen día? Creo que te confundiste un poco." Lo moleste un poco, pero en realidad ni yo sabía que hora era luego de haber estado leyendo. El reloj de mi pared estaba por marcar las 4.

"Mierda!" Grité y corrí a mi baño arreglando mi cabello en una coleta. "Tengo que estar en la librería en menos de 20 minutos." Me lavé la cara con agua fría, tratando de despertarme un poco.

Busqué entre mis cajones, buscando los pantalones de color canela y la remera negra que debía usar. Michael se sentó en mi cama, mirando como corría de un lado a otro en mi habitación.

"No puedo encontrar mi uniforme en ningún lado!" Suspiré y volví al baño.

"Quizá lo dejaste en mi casa." Dijo Michael, y dejé salir un quejido y decidí ignorar el código de vestir, no era como si alguien importante iba a ir.

Walls | Michael Clifford {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora