Angelina Christie
El pequeño ruido de una llave entrando por la cerradura de la puerta hizo que levante mi cabeza y abrazar mis piernas con más fuerza, mis ojos ardían, el cansancio me vencía, había pasado toda lo noche despierta, atenta a lo que podría llegar a pasar. Un hombre alto y corpulento apareció detrás de ella, se acerco hasta el final de la cama. Mis piernas pegadas a mi pecho, quería desaparecer, deseaba hacerme más pequeña para ya no existir como cuando era niña, solía hacerme un bollito y esconderme en cualquier rincón mientras que mis padres me buscaban hasta cansarse.
Pero aquí no podía hacer nada, me encontrarían de todas formas.
-¿Angelina Christie? -pregunto aquél hombre con voz gruesa.
Solo lo mire, tapando la mitad de mi cara con mis brazos, volvió a acercarse. Tomo mi cabello con fuerzas y tiro mi cabeza hacia atrás.
-Te he preguntado algo ¿eres Angelina Christie? -asentí. Levántate.
Volvió a tomar con fuerza mi cabello e hizo que salga de la cama y me ponga de pie, me tomo de la nuca empujándome hacía la puerta. En mi cabeza venia con la idea de escaparme al tiempo de salir de esta habitación, pero había otro hombre esperando en el pasillo. Nos detuvimos un momento hasta que cerraran la habitación, el primero volvió agarrarme pero esta vez de las muñecas y llevo mis brazos hacia atrás. Empezamos a caminar por el viejo pasillo, uno delante de mí y el otro detrás sosteniendo mis manos en la espalda.
Llegamos a la habitación en donde nos estaban dejando, abrieron la puerta y me empujaron hacia dentro, caí de bruces al suelo. Volvieron a cerrar la puerta con llave, todas las mujeres que se encontraban en la habitación corrieron hacia mí.
-Scylla ¿te encuentras bien?
Mis fuerzas se agotan, mis brazos ni mis piernas responden. Siento que agarran mis hombros y me acuestan boca arriba, mi vista se nubla, no logro distinguir los rostros que tengo frente a mis ojos.
-Scylla reacciona.
-Denle agua.
-Necesita comer, hace días que no come.
Quiero saber quienes hablan, pero mis ojos se cierran, no tengo control sobre mi cuerpo.
-Scylla, escúchame, quédate conmigo, no te desmayes, todo irá bien corazón. Buscaremos comida para ti. Solo, mantente despierta.
-¿Bianca? -saque voz de donde no la tenía.
-Si corazón, estoy aquí a tu lado -contesto con dulzura, después de tantos días fuera de casa ella era la primera que me trataba con amor.
-¿Puedes... explicarme porque mi apodo es Scylla? -pregunte con las pocas fuerzas que tenia y con una pequeña sonrisa.
-Scylla, otro día te contaré porque te he puesto así -contesto, se que estaba sonriendo, lo sentía.
Alguien trajo algo de comer y de beber. No supe que fue lo que me dieron, pero cada bocado era la gloria, la bebida corriendo por mi garganta matando la sed, esto es lo que necesitaba luego de tantos días fuera de mi casa.
-¿Necesitas algo mas Scylla? -pregunto Bianca.
-Sí, la explicación de mi apodo -dije observándola, mi cabeza estaba apoyada en su regazo.
-Hoy no, corazón -dijo acariciando mi cabello -ahora necesitas dormir, seguro que anoche trabajaste. Me contaron que te fuiste con Lionardo ¿puede ser?
-Fui con Lionardo, pero no hice nada -le conté.
-Esa no me la creo, Scylla.
-No es necesario que me creas, queda en tu criterio creerme o no -dije frustrada. -Ahora, ayúdame a ponerme de pie y llévame a un lugar cómodo, por favor.
Bianca y con la ayuda de otra mujeres lograron ayudar a levantarme, me llevaron a una cama media deshecha pero en estas ocasiones eran las más cómodas. Apoye mi cabeza en esa almohada que emanaba un olor bastante raro, pero no importaba, solo quería dormir horas, días o tal vez para siempre con solo dejar de sufrir, me bastaba.
Lionardo Bracco
-Lionardo. Lionardo despierta -gritaron al mismo tiempo abriendo las cortinas de mi ventana.
-Deja de molestar, Marcus -dije colocando la almohada sobre mi cabeza.
Acto seguido sentía un gran peso sobre mi cuerpo que no me dejaba respirar, intente sacármelo de encima pero era inútil, estaba clavando su codo en mis costillas.
-Joder, Marcus ¿Qué problema tienes? -dije por fin pudiendo levantar mi cuerpo y hacer que mi hermano caiga al piso. Aproveche a tirar las sabanas sobre él y caí sobre su cuerpo con todo mi peso haciendo que se quede sin aire.
-Maldita sea Lionardo, vas a matarme, no respiro -grito Marcus.
Me levante victorioso, con una sonrisa.
-¿Qué has hecho anoche, Lionardo? -pregunto Marcus retirando las sabanas de su cabeza.
-No he hecho nada.
Me dirigí al baño, sabía que no iba a deshacerme de mi hermano fácilmente, me conoce tan bien como lo conozco yo a él.
-¿Qué has hecho con Scylla? -pregunto mientras se apoyaba en la puerta del baño.
-¿Scylla? -pregunte confuso.
-Angelina
-¿Y por qué Scylla?
-Las chicas le han puesto de apodo Scylla, no sé porque, habría que preguntar. Pero no vine a hablar del apodo, ¿Qué ocurrió con ella anoche?
-Nada -conteste, lavándome la cara.
-No te creo, esta mañana fui al bar, y la llevaban escoltada dos hombres que salieron del pasillo, y anoche vi cuando la llevabas a las habitaciones -dijo Marcus.
-¿Sabes quién es? -pregunte observándolo a través del espejo.
-La hermana de Stefano Christie, nuestro compañero de tráficos.
-¿Puedes decirme que hace ella aquí? -dije agarrando mi cabello.
-Se han equivocado de chica, supongo.
-¿Equivocarse? -Dije acercándome a mi hermano -¿Equivocarse? -grite en su cara. -Aquí nadie puede equivocarse, Marcus.
-¿Y qué quieres que haga, Lionardo? ¿Qué le diga a los Christie que tenemos a su hija en nuestro prostíbulo? -dijo casi gritando Marcus.
-No, no podemos decirles.
-¡Claro que no! -puso las manos en su cadera.
-Vas a ayudarme a mantenerla a salvo -le dije apoyando mis manos sobre sus hombros.
-¿Y cómo vas a hacerlo? Angelina no sabe nada de lo que hace su familia, no conoce el mundo en el que realmente vive, ella forma parte de este trabajo, Lionardo.
-Lo sé.
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Infierno
RomanceSINOPSIS: Lionardo Bracco con sus 20 años ya debe tomar serias decisiones, como seguir los pasos de su familia. Es hora de entrar al infierno y seguir los juegos sucios de la familia Bracco. Con la mayoría de edad es su turno de entrar a la compr...