Encontré necesario hacer el cap ahora, así veis las dos caras de la moneda y eso. Nos vemos~
Lídia.
En el instituto todos los malditos días eran iguales. Guillermo no me dirigió ni la palabra ni la mirada, Xavi tampoco y Lídia y Margo se veían un poco reacias a interactuar conmigo. Habíamos hablado un poco, pero ya está.
Tampoco volví a hablar con Carlos, sería lo mejor para ambos.
Margo escribió unas siete entradas en su blog que eran claras indirectas para Carlos y para mí, diciendo que esto delengaño estaba mal, y tenía razón.
Lloraba cada noche, maldito corazón, llegué a este lugar para empezar de nuevo y terminé así.
Ya quedaban solo tres días para terminar el primer trimestre, y unos cuantos más para irme a Inglaterra. Nadie sabía nada de ello, solo Carlos.
Me había hecho amiga de unos chicos, un año mayores pero habían sido muy majos desde que nos pusieron juntos para un trabajo de física, Dídac y Rubén, quienes me presentaron a su gente y todos fueron muy buena gente y muy acogedores. Aunque ellos tampoco sabían lo de Inglaterra, lo creí mejor.
(...)
Estaba delante de la puerta del aeropuerto con dos maletas enormes y mi bolso. Me había recogido el pelo en una coleta y llevaba unas mallas negras y un jersey blanco con mi cazadora roja.
Un taxi estacionó detrás mío, así que me aparté sin girarme.
Mi madre había ido a aparcar y yo la estaba esperando.
-¡Cristina!-Gritó alguien detrás mío. Me giré.
-¡Oh dios mío como no nos dijiste nada!-Exclamó Margo.
-Cuanto lo siento tía.-Me abrazó Lídia.-¡No sabíamos que te ibas!
Yo no dije nada y solo correspondí el abrazo, y pronto se nos unió Margo.
-Perdónanos...-Rogó Margo.
Me separé y la miré. Miré sus ojos miel, su pelo naranja-rojizo, su ropa, su rostro... ¿Qué había hecho yo para merecer amigas así?
Sé lo que cuesta pedir perdón,creo que todos lo sabemos. Cuesta y mucho. Cuestra tragarte tu orgullo, cuesta ir a ver a esa persona, cuesta abrazarla y decir "lo siento", cuesta arrepentirte, acptar que esa vez has sido tú quién ha hecho algo mal. Por costar, cuesta hasta respirar. Pero tanto Margo como Lídia han sido buenas personas y no sé qué haría sin ellas. Asentí y las volví a abrazar.
-Hola chicas.-Dijo mi madre.
-Hola mamá, ellas son Margo y Lídia.
-Buenos días señora.-Sonrío Lídia. Llevaba unos tejanos largos negros y una camiseta de manga larga negra, bajo una sudadera de manga corta también negra.
-No me habías contado que vendrían tus amigas, Cris.-Me dijo mi madre.
-Es que no lo sabía.
Entramos al aeropuerto, Margo y Lídia me acompañaron a dejar mis maletas y nos sentamos en el gran pavellón a hacer tiempo hasta que dijeran por qué puerta embarcaría y pudiera pasar el control de metales.
-Pasajeros del vuelo 26052000 con destino Londres, podrán empezar a embarcar por la puerta número 16 en media hora.
-Ese es.-Sentenció mi madre.
Me levanté con pasos pesados y me dirigí hacia el control de metales.
Mi madre se acercó a mí.
-Buena suerte mi niña. Llámame siempre que quieras y aquí te esperaremos.-Me abrazó mi madre.
Margo y Lídia se acercaron.
-Pásalo muy bien en Inglaterra tía. Y cuando quieras volver, aquí estaremos. Siempre.-Dijo Margo.
-Recuerda que siempre nos tendrás a nosotras. Para lo que sea. ¡Promete que haremos skype!-Dijo Lídia.
-Lo prometo.-Sonreí.
Nos miramos un rato y empezamos a llorar las tres.
-Os echaré mucho de menos.-Sollocé.
Ellas solo asintieron. Nos dimos un último abrazo, luego abracé de nuevo a mi madre y con un no muy firme adiós me encaminé hacia el control de metales.
Pasado esto, me senté en la salita a esperar la abertura de mi puerta de embarque.
Podía ver desde mi sitio la pista de aterrizaje de los aviones, estaba mojada puesto que esa noche había llovido y el cielo estaba nublado.
Empezó a sonar por la megafonía "Some nights" y recordé cuando Carlos y yo nos pusimos a cantarla enmedio de la calle. Una lágrima se deslizó por mi mejilla.
Y cuando iba a ir a la segunda estrofa, se oyó a Krewella "Come on make me feel alive" y después de esto una lenta, me costó identificar que se trataba de Strobe, una de las más conocidas de Deadmau5.
Y una voz se oyó por los altavoces. Una voz muy familiar.
-Este mensaje es para Cristina. Soy Carlos. Desde el primer momento que te vi me enamoré de ti, de tus ojos, de tu sonrisa, de tu pintalabios rojo, de tu habitación blanca nuclear, de tu pelo, de tu colonia, de los oyuelos que se te hacen y de las arruguitas bajo tus ojos que aparecen cuando sonríes. Me enamoré de tus gustos musicales, de tu carisma, de tu "no importa nada", de tus bailes de shuffle, de tu voz al cantar Some Nights y de tu personalidad. Me enamoré de ti, Cristina. Estoy enamorado de ti. Y quise tenerte, quise amarte más de lo que se me fue permitido y me pasé de la raya, y ahora tú te vas a miles de kilómetros de mí por mi culpa. No te estoy pidiendo que te quedes, no te estoy pidiendo que me ames. Te pido que no me olvides. Yo te voy a esperar, porque el quien la sigue, la consigue. Y como dicen, si quieres algo, déjalo ir. Te quiero, Cristina.
Y Krewella se volvió a oir.
Me quedé helada y llorando. Quise pensar, pero la puerta de embarque se abrió y de un momento a otro ya estaba dentro del avión.
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Bajo llave
RomanceTRILOGÍA BAJO LLAVE, PRIMERA PARTE Cristina es una adolescente corriente de diecisiete años, con un lindo novio a quien quiere mucho. Carlos es el novio de Elisabet, y aunque tienen sus idas y venidas, ambos intentan llevarlo lo mejor que pueden. L...