Siempre, desde que era pequeño, supe que las mujeres no eran lo mío. No despertaban nada en mí, y eso era suficiente para saber que era gay.
Mi homosexualidad fue criticada infinitamente por mi familia, la cual, hasta el día hoy, no hacen más que eso, criticar, al igual que toda la gente ignorante.
Deseaba no tomarle importancia, pero... Eran mis parientes... No soportaba el hecho de que me pusieran mala cara cada vez qué me veían. ¿Qué tenía de malo que me prendiera más un bulto abajo que dos arriba?
Me fastidiaba que no hicieran el más mínimo esfuerzo en comprender por lo que estaba pasando, ¿tan difícil era ponerse en mi lugar?, ¿en serio? Sin embargo, cuando mi ira se desbordaba... cuando sentía que ya no podía más con el rechazo de mis familiares... Ahí estaban esos comprensivos ojos marrones diciéndome que todo estaría bien, que no preocupase, que mi familia no era mala, simplemente eran demasiado conservadores como para aceptarlo. Que no desesperara, algún día se darían cuenta del error que estaban cometiendo...
-¿Y si no lo hacen, Light? ¿qué haré si nunca lo entienden?
-Lo harán.
-Pero y si...
-Si no lo hacen... -se quedó pensativo unos segundos que me parecieron eternos, luego soltó divertido-. ¡Al diablo con ellos!
-Pero...
-Ellos se perderán lo grande que eres -tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos con una honesta sonrisa-. Tu rostro es demasiado hermoso como para cargar con tan grande ojeras, ¿no lo crees?
Y yo le sonreía... Me sentía feliz sólo con eso.
Él me protegía, su presencia lo era todo para mí.Aunque claro, esto pasó mucho después, el comienzo fue diferente... tan diferente que llega a ser loco.
¿No me crees? te lo contaré.
Light era el galán misterioso de la clase. Me bastaba con verle la sombra para que me temblaran hasta las rodillas.
Hay algo que es necesario saber. Me atraían los hombres, era consciente de ello, no obstante, Light no me "atraía", él me prendía a tal punto que me hacía sentir cosas en partes del cuerpo que no sabía que sentían.
Curioso, ¿no?
Él era gay, y aparentemente el único que se había dado cuenta de ello, era yo.
Me dedicaba sonrisas, guiños que me hacían transpirar hasta los tobillos, y roces discretos en los pasillos.
Yo le interesaba a ése chico de apariencia seria, y el hecho de que no se relacionase mucho con el resto... Me encantaba aún más.
Para ser honesto, no me enamoré de esa sonrisa de, "no mato ni una mosca" como todos. Sino de la que decía, "Voy a darte tan fuerte que hasta los vecinos se van a enterar..."
Yo era un pervertido, o él me pervertía. Una de dos. O dos de dos...
Es más, la primera vez qué tuvimos sexo, no fue por amor. Fue calentura.
Me... me estaba masturbando en el baño.
Había chocado "accidentalmente" con Light y él me había tocado la entrepierna en un movimiento estratégicamente preparado por mí, el cual él no quiso evitar, pudiendo hacerlo.
Sintió mi erección y corrí al baño avergonzado por esa travesura. Le había gustado, me había apretado el pantalón a propósito. Correspondió mi sucia intención y eso me llevó a pensar en las cosas más degeneradas que podíamos llegar a realizar.