-¡Tío, tío, mira lo que traje! -le extendí juguetonamente el peluche a sus manos-, ¿verdad que es muy lindo?
-Tienes razón, es muy lindo -sonrió graciosamente mientras se sentaba en la cama. Habíamos acabado de cenar hace unos minutos y ahora nos tocaba dormir-. ¿Has traído tu cepillo de dientes?
-Sí -respondí sacándolo de entre las cosas guardadas en mi mochila-. Tío, ¿por qué su esposa no está aquí? -alcancé a preguntar para conversar un poco antes de meterme el cepillo a la boca y entrar al baño que se encontraba en la habitación.
Espumita... de arriba a abajo, de abajo a arriba, fuera bichos malos, fuera de mi boca.
-Fue a comprar cosas para la bebé de su hermana -respondió al tiempo que yo terminaba de lavar mis dientes frente al espejo-, últimamente ha estado obsesionada por los niños.
Enjuagué mi boca y salí del cuarto al momento que limpiaba con el pulgar los restos de humedad en el cepillo.
-Ya veo -bostecé cansado-. Ustedes deberían tener un hijo, serían padres muy buenos. A mí me gustaría tener un papá como usted, para jugar siempre con él.
Quizás... esas fueron las palabras que me hicieron ver débil ante él...
-Tu padre tiene trabajo y se esfuerza por darles un buen vivir a ti y a tu madre.
-Lo sé... aún así nunca tiene tiempo para mí...
-Eres un niño increíble, me gustaría tener un hijo como tú -recuerdo haber sentido mucha felicidad al escuchar esas palabras-. ¿Has... jugado el juego secreto con tu padre?
Empuñó sus grandes manos, con la yema de los mismos se acarició el cinturón y con ayuda de su lengua se lamió los labios con una descarada perversidad que a esa edad no pude decodificar.
Maldito bastardo asqueroso...
Acabaré con tu vida al igual que tú hiciste con mi cordura...
Jamás...jamás podré olvidar ese rostro...
-¿Cuál, tío? -pregunté interesado en aquél 《misterioso》juego.
-Se llama 《toco toco, gritas pierdes》.
-¿《Toco toco, gritas pierdes》? -le miré entre ansioso y confundo mientras me subía a la cama sentándome a su lado en plan investigador -. ¿Cómo se juega?
-Es muy entretenido, tú debes... -hizo una mueca extrañas y luego su rostro 《amistoso》 cambió radicalmente-. Lo olvidé, no puedes jugar, lo lamento, en serio, olvida lo que dije.
La manera más fácil de atrapar a un niño es ésta. Manipulándolo por su intensa curiosidad. Sólo con eso consiguió atraparme. Recuerdo que desde pequeño he odiado que me traten como un niño. Yo era un hombre, y quería que me tratasen como tal.
-¡No se vale! -alegué frunciendo el ceño y cruzándome de brazos realmente molesto.
《Si tiras las piedra, no escondas la mano.》
-Es que... de verdad no puedo...
Así... Así fue como me engañaron. Utilizando psicología inversa.
-Pero yo quiero, tío -me agarré de su brazo haciéndole ojitos, esos que usaba siempre cuando me proponía conseguir algo-. Por favor...
Haría cualquier cosa por no haber insistido, cualquiera.
Existen personas que dicen no arrepentirse de nada de lo que les ha sucedido porque eso es lo que las hace ser como son.
Qué estupidez. ¿Por qué enorgullecerse de los errores? ¿es que son imbéciles? Tarados todos los malditos bastardos que hablan sin saber.
Seguro que esa gente tiene esa opinión porque jamás les han metido una polla dura y ancha por el culo cuando tenían ocho años.
Nunca lo entenderán.
-Tendrás que darme tu palabra de hombre -me extendió la mano sin asco-, ¿entendido?