Capítulo cuatro; Me invitó a su casa a cenar

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(...)



-Por favor, cierra los ojos y no te muevas.

-Está bien... -asintió Elle mucho más calmado que hace un par de horas. Se encontraba dándose un baño en casa de su novio, el sicópata que lo tenía secuestrado hace más de tres días.

Tres largos días.

Su cuerpo se encontraba recostado en una tina llena de agua, y sólo medio torso era visible a los ojos de Light, quién, seducido por la silueta de su pareja, se encontraba masajeando a gusto el desmelenado cabello del mismo.

Elle no pudo evitar suplicar una ducha antes de empezar a revelar verdades que sabía, no lo dejarían mover de la angustia. El haber estado más de cincuenta horas atado brutalmente a una silla, junto con el sentimiento de pavor que Light le producía cada cierto rato, lo tenían transpirando como loco todo el tiempo.

-Me gusta mucho el oscuro color de tu pelo -soltó Light completamente cautivado por el cabello de su pareja. No podía ocultar que el pelinegro le encantaba de sobremanera.

Elle no hizo más que sonreír bobamente al escuchar los halagos naturales que salían de la boca de su amado. Aunque no sólo sonrió por eso, sino de los recuerdos que ello le traía.

Este par de tórtolos jamás tuvo problemas para iniciar su amorío, ya que tenían completa aprobación de parte de sus familiares -para ser más precisos, los de Light-. Solían sentirse libres en esa relación llena de amor y sexo.

-Gracias... -fue la respuesta tardía de Elle ante las palabras de su adorado castaño. Light, contento con el agradecimiento de su cónyuge, liberó un apacible sonido ronco cerca de la oreja del pelinegro, el cual gimió sumisamente al sentir los labios de Light recorrerle con cariño y suavidad, los hombros.

Lo extrañaba, Elle deseaba el poder obtener nuevamente esa cercanía amorosa con Light. Quería recuperar esa sensación de querer quitarle el aliento a besos.

Light, después de ese radical cambio de actitud, accedió a la petición de su novio al dejarlo bañar, siempre y cuando estuviesen junto.

Las aguas se calmaron en ambos, y entre besos, abrazo y caricias, empezaron a conversar.


(...)


Trastorno Paranoide de la personalidad.

Esa barbaridad estaba escrita en aquél odiosos papel impreso entre mis manos, en grandes letras bien marcadas en la hoja.

Por esta cosa mis padres invirtieron una buena cantidad de tiempo -y dinero- en mandarme a médicos... para que traten esta supuesta enfermedad psicológica.

¿Yo, paranoico?, no, claro que no. Jamás he tenido algo parecido. Esto es una farsa, es más que evidente.

Según lo estudiado en mis clases de sicología, la paranoia es un conjunto de perturbaciones mentales que provocan un estado de delirio y que se caracterizan por ideas o ilusiones fijas, sistematizadas y lógicas. Lo cual no es cierto en mí caso.

Aún con el documento agarrado bruscamente entre mis dedos, intentaba razonar las incoherencias allí escritas.

-Cariño... nosotros te vamos a apoyar... -murmuró mi madre desconsolada y lloriqueando a moco tendido.

Déjame ir (Death Note/ Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora