Capítulo 3.

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Ya son cuatro semanas las que llevo acá, y las cosas van mejorando de a poco. Pero sigo sin encontrarme con él, y de verdad es que ya no sé si es bueno o malo eso.

Muchas veces me despierto pensando que quizá le pasó algo a él, algo que nunca me enteré por ningún lado, y que por eso nunca me lo cruzo cuando voy de compras o salgo a dar una vuelta, o también pienso que él ya tiene una familia con otra mujer y se fue a vivir lejos de aquí, o cosas por ese estilo, y cuando me pasa eso, no logro salir de la cama en todo el día. Como hoy, por ejemplo.

Pero creo que también tiene que ver con que ayer estuve todo el día tratando de re-modelar la casa, y lo legré, pero ahora estoy muy cansada como para levantarme a hacer algo.

***

Han pasado dos días, y ya tengo que salir a hacer las comprar de nuevo. Ayer recibí la llamada de mi madre, ella se ha quedado preocupada por mi cuando decidí tomar esta decisión, y desde que estoy aquí llama casi día por medio, me contó como están las cosas por allá y preguntó, como siempre, cuando volvería, y a decir verdad no tenía muy en claro hasta cuando, pero para dejar tranquila a mi madre le dije que hasta el mes que viene.

Ahora mismo estoy volviendo a mi casa, la que porciento re-modele por completo, menos un cuarto. Camino mirando el suelo, hay nieve y escarcha por todos lados, anoche nevó y aun no han recogido esta nieve, aunque me gusta; cuando estoy por doblar la esquina, chocó con algo, o mas bien alguien.

-Oh lo siento, no vi por donde iba- algunas cosas se me han caído así que me agacho a alzarlas mientras me disculpo.

-No te preocupes, yo tampoco veía por donde iba- dice el muchacho mientras me ayuda a recoger las cosas. Él se levanta primero y me ayuda a mí a hacerlo, y cuando por fin puedo verlo a los ojos, no puedo creerlo.

-No puede ser- digo casi en un suspiro- ¿Josh?

Me quedo quieta unos minutos. Estoy en shock, impactada, perpleja o como quieran llamarle, simplemente no puedo creerlo.

Después de tanto tiempo buscándolo, por fin lo tenía enfrente de mí. Podía verlo, él estaba enfrente de mí, con algunas de las cosas que yo había comprado en sus manos. Esas manos que me hacían tanto bien cuando estaba mal. También podía sentir su olor, todavía usaba esa coloña que tanto me encantaba a mí.

-Oh- dije al fin- lo siento, no vi... no vi por donde iba- dije mientras trataba de acomodar un poco mis cosas así podría agarrar las que él tenía.

-Yo tampoco vi por donde iba, Jen- Oh por dios, ahí está su voz, su maravillosa y encantadora voz.- Lo siento.

-No hay nada que sentir- estaba un tanto incomoda- déjame que tome eso- dije mientras intentaba tomar mis cosas. Estaba por irme de nuevo, aunque no quisiera, tenía que hacerlo, estaba empezando a bajar la temperatura, podía sentirlo en mis manos que se tornaban rojas, y por el viento suponía que pronto se iba a largar una tormenta de nieve, me sentí por un momento aliviada de saber que tenia leña cortada para la chimenea en casa.-Es mejor que me vaya a casa, creo que va a volver a nevar. Fue lindo verte de nuevo, Josh- Si lo sé, soné un poco fría, pero era lo mejor que podía hacer por ahora.

-¿Quieres que te acompañe?- Preguntó, valla, eso si me tomo por sorpresa, mucho más que habérmelo cruzado ahora- De todas formas si no quieres, podemos dejarlo para otro día, estaré por aquí un tiempo.

-¿Te mudaste?

-Sólo me fui unos cuantos kilómetros más al sur, para cambiar un poco los aires, supongo.

-Oh, ya veo.

-Entonces ¿vamos por esa...- no pudo terminar de hablar. Un viento demasiado fuerte se levanto y nos agarro de lleno a los dos- ¿estás parando muy lejos?- pregunto a los gritos

Invierno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora