Capítulo 1

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Era la fila más grande que había visto en toda mi carrera. Alexander, mi prometido, me tomaba fuertemente de la mano ya que los nervios no me dejaban ni respirar.

—Tranquila Anne. Todo saldrá tan bien como siempre —su voz era serena y transmitía tranquilidad.
—Lo sé, pero a pesar de llevar dos años en esta travesía sigo sin acostumbrarme. Además esto es nuevo para mí. ¡Es la premier de mi película! Bueno, la película de mi primer libro.
—Por eso me tienes aquí —tomó mi cara entre sus manos y depositó un beso en mis labios.

Bajamos del auto y caminamos hacia la entrada del cine. Durante el corto trayecto noté como algunos de mis lectores sostenían varios de mis libros y otros gritaban con euforia. Me sentía tan bien que mi sonrisa parecía ocupar todo mi rostro. Ya dentro uno de los trabajadores del cine nos condujo hasta nuestros asientos.

—¿Lista para ver tu historia hecha realidad?
—Más que nunca —le sonreí.

Todos los asistentes estaban en sus lugares y las cámaras de la prensa grababan cada momento. Cuando el director de la película dijo unas palabras sobre lo que estábamos a punto de ver, me hizo una señal para que siguiera su ejemplo. Me levanté de mi asiento y apreté por última vez la mano de Alexander. Me posé al frente de todos a pocos centímetros de la pantalla y el director me cedió el micrófono.

—Muchas gracias a todos por acompañarme en este momento tan importante. Espero que ésta historia los conmueva al igual que en el papel y se vayan con una buena impresión. Todo esto es gracias a cada uno de ustedes, todo su amor hacia éstos libros es lo que ha logrado este gran paso. Disfruten de la película.

La sala retumbo en aplausos y cuando regresé a mi lugar la pantalla se iluminó. La emoción me inundó y lágrimas de felicidad aparecieron en mi rostro. Mi sueño estaba completo. Hacía lo que me encantaba, tenía a mi lado una persona que realmente me amaba y todos la gente a la que quería me rodeaba.
Después de dos horas finalizó la función y empezó la ovación de pie. El director me tomó del brazo y ambos nos dirigimos al frente para agradecer.
Terminada la premier, una fiesta privada se llevaría a cabo en un salón cercano, así que Alexander y yo nos dirigimos a nuestro transporte.

—¿Te ha gustado? —le pregunté a Alex ya de vuelta en el auto.
—Gustar es poco. La he amado y debo admitir que han cubierto lo mejor del libro.
—Lo mismo pensé —lo besé—. Gracias por acompañarme.
—No es nada, cielo.

Llegamos al salón y subimos las grandes escaleras hasta la entrada. Habían muchas personas, en su mayoría influyentes.
Mientras caminaba por todo el lugar con Alexander de la mano, saludaba a cada persona que se cruzaba en nuestro camino. Algunos me felicitaban, otros me hablaban sobre los libros y unos pocos de la película, lo cual me resultó gracioso.
Después de subir al escenario y volver a agradecer, mi acompañante y yo fuimos al centro del salón.

—¿Quieres una bebida o algo para comer? —preguntó atento Alex.
—Por favor, muero de sed. Pero que sea algo sin alcohol.
—Ahora regreso.

Después de dedicarme una sonrisa que dejaba a la vista su perfecta dentadura, lo vi caminar por la multitud. No tardé en perderlo de vista y darme cuenta que una chica rubia había llegado hasta donde me encontraba.

—¿Es usted Anne Clarkson? —habló la desconocida.
—Así es, un placer —extendí mi mano en forma de saludo—. Pero por favor, no me hables de usted que no estoy tan vieja.

La chica rió ante mi comentario y aceptó la mano que le tendía.

—Mi nombre es Priscila Jones. Debo comentar que amó sus libros y la película me ha encantado.
—Muchas gracias. Es un gusto saberlo.
—Bueno, el verdadero amante de sus historias es mi novio. El fue quien me los recomendó.
—Vaya. Su novio tiene muy buen gusto.

Ambas comenzamos a reír en el momento que Alexander regresaba.

—Alex, ella es la señorita Jones. Priscila, el es mi prometido, Alexander Harrison —los presenté.

Estrecharon sus manos y una voz proveniente del escenario anunció la presentación de un pequeño acto. La presentación fue agradable y divertida pero el cansancio se apoderaba de mí así que me despedí de la mujer y caminé con Alexander de regreso al auto.

—¿Te has divertido? —Alex prendió un cigarrillo.
—Por supuesto, pero ya es tarde y mañana tengo que viajar —recordé.
—Tienes razón, no quiero verte mañana como panda.

Reí y lo abracé. Terminó su cigarro justo cuando llegó nuestro auto y nos adentramos en él hasta que llegamos a casa. Seguía viviendo en San Diego pero habíamos comprado una casa en el centro. Aún veía a mi padre y a mis amigas.

—Mañana tengo que irme temprano al trabajo. Lamento no poder acompañarte al aeropuerto.
—No te preocupes —lo abracé rodeándole el cuello—. Recuerda que irá Bella conmigo.
—Eso me tranquiliza un poco.

Lo besé y después entré en el baño. Bella ahora estaba casada con James. Justo una semana después de su viaje a Londres regresó y sorprendió a Bella —y a todos— al anunciar que viviría aquí. La boda había al año siguiente y fue la ultima vez que supe de él. Aquel chico que tanto extrañaba. Pero no podía retenerme en el pasado, ahora tenía a Alexander y era muy feliz.
Aunque siempre recordaba aquel día, el día que el destino por fin nos separó. En cuanto dije "Adiós John" lo vi alejarse, su silueta cada vez se hacía más pequeña hasta que desapareció. Al día siguiente se había regresado a Londres y meses después supe —por James— que su carrera despegó nuevamente. Su música era un éxito en todo el mundo, más de dos veces dio conciertos en la ciudad en esos dos años. Me alegraba demasiado por él. El día de la boda de mi amiga nos evitamos, sobretodo porque ya estaba con Alexander.

Al día siguiente mi prometido se había ido al trabajo. Faltaban cuatro horas para tomar mi vuelo a España. Era tiempo de presentar la película en aquel país.
Un ruido proveniente de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje.

*Amor, espero que la película también sea un éxito en España.
Alex*

Siempre tan lindo. Le escribí una respuesta rápida y tomé una ducha.
Mi padre hizo el favor de acomparme al aeropuerto. Hablando de él su empresa estaba mejor que nunca, había encontrado a alguien que lo ayudará en la presidencia.

—Mi niña, ¿quién diría que todo esto se haría realidad? —estaba poniéndose sentimental—. Y pensar que te lo negué al principio.
—Padre, no pasa nada. Todo eso forma parte del pasado y el pasado es algo que me gustaría no recordar.
—Bueno ya, tienes que abordar o perderás el vuelo.
—Muy bien —le di un beso en la mejilla—. Nos vemos el viernes.

Por Siempre Mi Falso Seductor [Reeditando] (John Newman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora