Capítulo 15

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No podía creer lo que mis ojos presenciaban. Simplemente no podía.

-Anne -su voz era casi inaudible-. Realmente eres tú.

La chica que no veía hace más de diez años estaba delante de mí, sosteniendo un pequeño en sus brazos.

-Marie... -no aguanté más y la abracé tratando de no pegarle al bebé.

Lágrimas salían descontroladas de mis ojos. Mi mejor amiga de toda la infancia estaba delante de mí, aquella chica que prácticamente fue arrancada de mi lado por culpa de una estupidez.
Cuando sentí que el cariñoso gesto había durado demasiado, me separé con lentitud y la observé mejor.

-Sigo sin creer que realmente seas tú -dije sorprendida, estaba en shock.
-Creelo pequeña -rió dulcemente.
-Han pasado diez años -susurré triste pero feliz a la vez.
-Lo sé -sollozó-. Te he extrañado mucho.
-Y yo a ti -era verdad-. ¿Qué ha pasado en tu vida todo este tiempo?
-Uff... Ha pasado tanto -rió-. Pero se nota que a ti no te ha ido tan mal. ¡Escribiste dos libros!

Reí ante su expresión mientras jugaba con la manita del niño.

-¿Te parece si vamos por algo de tomar? -sugerí.
-No quisiera quitarte tu tiempo.
-¡Qué va! -exclamé-. Tú quitame el tiempo que quieras.
-Me convenciste -reímos y terminamos las compras de ambas.

Al salir de la tienda cada quien subió a su respectivo auto y comencé a seguir a Marie. Ella conocía a la perfección la zona.
Al llegar a una pequeña cafetería, nos estacionamos y entramos al lugar.

-Por cierto, ¿quién es este pequeño ángel? -dije apenas tomamos asiento.
-Devon, mi hijo -le sonrió al pequeñin y este le regresó el gesto.
-Es precioso -confesé-. Tal vez, algún día, tenga uno.

Comencé a reír ya que mi imaginación comenzó a trabajar mostrándome a un mini John jugando en el patio de la que ahora era mi casa.

-¿Anne?, ¿Anne? -llamó mi amiga.
-¿Eh? -pregunté distraída.
-¿Estás bien? Te fuiste por un momento, sin contar que estás roja.
-No, nada, perdón, es sólo...

No sabía como contestar.

-No pasa nada, será mejor que ordenemos.
-Yo voy -me ofrecí-. ¿Qué tomarás?
-Lo mismo que tú -sonrió.
-Muy bien, ahora vuelvo.

Me dirigí a la barra y pedí dos cafés clásicos.

-Bueno, cuéntame ¿Qué ha pasado en todo este tiempo? -me preguntó apenas regresé-. He sabido maravillas de ti.
-Nada interesante -no quería oírme presuntuosa.
-¿Nada interesante? -soltó una carcajada que retumbó por todo el establecimiento.
-Bueno ya, publiqué dos libros -no pude contenerme más-. ¡Mi sueño de toda la vida!
-Sabes que eso no es todo -me miró acusadoramente-. No vives aquí por gusto, nunca quisiste dejar Estado Unidos.

No sabía si contarle lo de John sería correcto. Ya que lo pensaba, no muchos sabían de mi relación con él.

-Eso era antes -traté de sonar convincente-. Tras una visita a la ciudad por una gira que tuve, me convencí de que era perfecta para mí.

Como lo supuse, no me creyó. Una de sus cejas se alzó dándome la confirmación que necesitaba.

-Ya veo. Me imagino que Robert ha venido contigo -quería hacerme hablar.
-No, de hecho...

Me armé de valor para decir la verdad.

-¿Conoces a John Newman? -me fui por lo básico.
-Por supuesto, es uno de los cantantes más conocidos de aquí, ¿a qué viene la pregunta?
-Vivo con él -solté sin más.

Marie explotó en risas.

-Sabía que te gustaba inventar, pero no de esta manera.
-No es mentira -sonreí-. Pero si no me crees, puedes comprobarlo.
-Vamos Anne, pareces una niña.

Por primera vez me sentía como una. Sí, lo que decía parecía poco creíble aún con mi profesión.

-Está bien, no me creas, mejor cuéntame ahora de tu vida.

Pasamos alrededor de dos horas hablando y tomando café. Tantas cosas habían pasado, claro está, entre ellas su boda y su pequeño ángel.
Pero volvamos un poco, a la época en donde conocí a Marie.
Nuestros padres fueron amigos de toda la vida al igual que nosotras, desde muy pequeñas nos reuníamos para jugar y cosas por el estilo. Poco a poco y con el paso de los años nos hicimos inseparables hasta que el fatídico día ocurrió. Teníamos dieciocho años, nos dirigíamos a su casa cuando a medio camino un auto nos frenos de manera brusca, dentro de éste se encontraba Gissel, su madrastra.

-Marie, sube al auto -ordenó.
-¿Para qué? -la retó. Nunca lograron llevarse bien.
-Te estoy dando una orden, ¡sube ya!
-Estás loca si piensas que voy a subir, además, papá me espera.

Con un movimiento brusco esquivó el auto tomándome de la mano y comenzó a correr. Pronto divisamos un taxi y subimos a él antes de que Gissel nos alcanzara. Cuando llegamos a su casa nunca pensamos encontrar a su padre con una jeringa insertada en su brazo con residuos de un potente veneno. Su padre no lo hizo, fue su mujer, la cual buscaba deshacerse de él por mero placer. No había dinero de por medio, sólo estaba loca.
Después de que Gissel fuera sentenciada, Marie cayó en una dramática depresión y fue llevada a Europa con la única familia que le quedaba.
Aquella era la razón que la había alejado de mi lado.

Cuando pensamos que era hora de irnos temí por llegar a casa, ya que no sabía exactamente donde nos encontrábamos.

-¿Sucede algo? -preguntó.
-De hecho, sí -admití apenada-. No sé como regresar.
-Vamos yo te guió, sólo dame la dirección.

Después de decirle el dato, subimos a nuestros autos nuevamente. Condujimos por no más de diez minutos y llegamos.

-¿Aquí vives? -preguntó asombrada.
-Sí, ¿tiene algo de malo?
-No, es sólo que está zona es muy... Costosa.
-Ah -me puse nerviosa al instante-. ¿Te parece si nos vemos mañana para cenar?
-Por supuesto, le diré a Mark.
-Claro, ¿a las siete?
-A las siete -confirmó.

La bocina de un auto llamó nuestra atención justo cuando el mismo frenaba delante de nosotras. Era John. Bajó con galantería y se acercó saludando con un movimiento de cabeza. Volteé a ver la cara de mi amiga y encontré lo que esperaba, estaba totalmente sorprendida.

-Buenas noches -saludó Newman y me dio un beso corto en los labios.
-Hola -le sonreí y los presenté con rapidez-. John, ella es Marie, una vieja amiga. Marie el es John, mi novio.

Mi amiga tenía los ojos tan abiertos que temía porque salieran de sus orbitas.

-Un placer -John estiró su mano en forma de saludo y Marie la tomó con torpeza.
-Lo mismo digo.

Comencé a reír por su reacción y sus mejillas tomaron un color carmesí al momento.

-Bueno... Yo... Creo que... Es mejor que me vaya.

Volvió a estrechar la mano de John y se acercó a mi para dejar un beso en mi mejilla, no sin antes decir-: Pensé que era broma.

Después se dirigió a su auto para regresar a su casa.

-¿Soy yo o esta escena fue muy rara? -preguntó John con una cara chistosa.
-Fue rara -admití riendo.
-¿Qué tal tu día? -tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia la casa.
-Creeme, no quieres saberlo.

Nuevo capítulo, esto es obra del diablo 😂😂😂
Gracias por seguir aquí, no saben lo feliz que me hacen. Espero les guste el cap y les tengo una sorpresa. Como bien saben "Falso Seductor" comenzó el primero de Julio así que haré un especial por el aniversario. Así que si ya no tienen la primer parte en su biblioteca les recomiendo que la agreguen.
Sin más por el momento, nos leemos en la próxima.
~Angie

Por Siempre Mi Falso Seductor [Reeditando] (John Newman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora