Al día siguiente, fuimos a la playa un rato, para luego irnos de nuevo a casa.
No me preocuparía tanto, mamá y papá seguramente llegaban mañana u hoy en la noche. Creo que si me dará tiempo de llegar como si no hubiera pasado nada.
O... Tal vez no.
Cuando abrí la puerta, no vi a nadie, lo cual eso me tranquilizo un poco. Pero no duró mucho. La voz de mamá se oyó desde el piso de arriba, y luego los pasos bajando por las escaleras. Ahí, vi a mamá y a papá con cara de enfado.
Ellos se posaron sin decir nada al frente de mi.-Hola...
-¿¡dónde estabas?!
Yo baje la mirada y luego la subí de nuevo para verlos.
-En la playa...
Sus caras se volvieron más molestas de lo que ya estaban y yo suspire.
-Te dijimos que no fueras- dijo mamá a regañadientes.
Yo seguí caminando hasta las escaleras pero antes, me voltee.
-Estoy bien, ¿de acuerdo? No me paso nada, estoy vivo y sano. ¡Y no puedo creer que ustedes aún piensan que soy un niño de diez años! ¡Tengo diecinueve! ¡Entiéndalo de una vez por todas!
Seguí con mi rumbo hasta las escaleras y me pare en seco cuando papá hablo.
-Estas castigado.
Fruncí el ceño y me voltee a verlos con enfado. Ya estoy cansado de esto.
-¡Bien! Igual, ustedes no me dejan hacer nada. Sólo voy de casa al colegio y creo que este fue el mejor fin de semana, ¡por que estuve lejos de ustedes!
Sin decir mas, subí a mi cuarto y tire la puerta.
Estaba molesto. Si, se que no debí escaparme, pero ellos no entienden que ya soy un adulto. Si, tal vez aún no tengo mi propia casa, o un auto, pero, ¿por qué? Por mis padres, ellos aún no entienden nada y ya me canse de eso.
Me tire en la cama y mire al techo con enfado.
¿Qué te hizo el pobre techo?
Cállate. No estoy de humor.
Oí unos golpecitos en la ventana, fruncí el ceño y me pare para ver que pasaba. Y Raquel estaba en su ventana, lanzándome cositas que no sabía que era, abrí la ventana y hable.
-Hola.
-¿Todo bien? Acabo de escuchar unos gritos.
Sonreí en medio de un suspiro.
-Sólo una pequeña discusión con mis padres. Me descubrieron.
-Lo siento.
Ladee con la cabeza y me recosté de la ventana. Nos quedamos sin decir nada, sólo se oían unos cuantos pajaritos por ahí, pero decidí hablar.
-¿Como está Manuel?- pregunte algo incómodo.
No es que me interesara del todo, pero me acorde de lo que había pasado ayer, al frente de su casa.
Ella suspiro y luego hablo.-No he hablado con el, desde la semana pasada, no lo se, no me ha mandado ningún mensaje.
Asentí con la cabeza y desvíe la mirada para quedar viendo un punto cualquiera.
¿No la ha llamado? No es porque me quiera entrometer ni nada de eso. Pero es raro.
Llamaron a Raquel desde el piso de abajo y ella se despidió con la mano y le correspondí.
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Una Mirada Lo Dice Todo
Novela JuvenilCon una mirada sabrás lo que siente. Puede ser enojo. Felicidad. Amor O... Decepción. Y así será. No hará falta palabras sólo miradas. No se permite la copia de este libro.