Capítulo 4: ¿Es esto una broma? Parte ll

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Capítulo Cuatro: ¿Es esto una broma? Parte ll

Me di cuenta de que aún traía el cucharón (tras mi estúpido intento de amenaza) en mi mano, así que lo dejé en el mesón frente a mi madre.

Esto es una completa locura, lo aseguro.

-Es tu hermano -dijo mi madre finalmente, dirigiéndose a mí. Tragué saliva.

Miré a Darrell y sus ojos cafés (del mismo color que mi padre) estaban igual de confundidos que los míos. Con sus pocos años de edad, él sabía identificar muy bien las situaciones. Teníamos esa especie de comunicación a través de los ojos.

-¡¿Hermano?! -dije sorprendida.
-Meli, Derek es tu hermano. Solamente es hijo mío, pero de tu padre no... ¿Sabes...?
-No. No sé -la interrumpí violentamente- . ¡¿Por qué no me lo habías dicho antes?! -grité alterada.
-Hija, tranquilízate -dijo con su voz dulce. ¿Por qué mi mamá podía tener una voz dulce y yo no?

Más misterios, Melissa.

Odiaba que me tratara así; como si yo fuera un bebé que llora desconsoladamente, y ella, la madre ejemplar, perfecta, trataba de tranquilizarme.

Cómo si eso agudizara las cosas, querida madre.

-¿Desde cuándo que es mi hermano? -dije seca. Mi cuerpo estaba tenso, apenas respiraba.
-Desde hace veinte años. No encontraba el momento indicado para decírtelo, créeme -Me hizo un gesto para que me sentara en el sillón del comedor. Derek se sentó frente a nosotras, y Darrell, aún en brazos de mi madre, solamente escuchó la conversación.
-¿Acaso el momento indicado era "éste"? -hice señas con mis dedos. Realmente estaba furiosa.

Respira, Melissa. Tú puedes.

-Hija, no sé qué fue lo que ocurrió cuando llegaste a casa -Recordé la "apropiada" manera en que apareció éste tipo en mi casa. ¿Cómo es que se llama? Ah, sí, Derek. Le eché una mirada salvaje-. Y de verdad, lamento no habértelo presentado de la manera correcta -Me tomó la mano. Se la ofrecí de mala gana. Suspiré.
-Melissa... -me llamó Derek.

Volteé a mirarlo nuevamente. Ésta vez lo contemplé con cautela. Tenía los ojos de un color grisáceo, sus labios eran igual de carnosos que los míos, sus cejas eran negras y largas, su nariz caía sobre su cara como un barco desbordándose, sus pestañas apenas se notaban desde esta distancia, pero se notaba que eran pequeñas y onduladas, su cabello era fino, era fino como el césped recién podado de mi liceo.

-¡Hija! -Los ojos de mi madre estaban incrustados en los míos. ¡Oh por Dios!

Debo dejar de ser tan patéticamente poética cuando describo a las personas.

-Dime -Me tensé al ver lo avergonzado que estaba Derek. Me maldecí internamente por haberlo mirado más de la cuenta. Se aclaró la garganta, me miró a los ojos y dijo: -Lo siento, Melissa. No quería asustarte a ti, ni a Darrell -le sonrió a mi hermano- Bueno yo... solamente vine conocerlos. No quiero molestar, ni nada.
-No molestarás, hijo -interrumpió mi madre. Tragué saliva al escuchar lo último.
-Eso espero... -dije cruzándome de brazos y mirando el suelo.
-Y bien... ¿Qué les gusta hacer? -dijo divertido.
-¡Jugar! -Darrell saltó de los brazos de mi madre, contento.
-Leer, escribir, hacer tareas, estudiar...-Me encogí de hombros.
-¡Ugh! ¡Eso suena aburrido! -Darrell hizo una mueca y observó la reacción de Derek.
-¿De verdad te gusta todo eso? -dijo Derek, asombrado.
-Sí, ¿por...?
-¡Wow! ¿Eres de esas adolescentes nerds? -se burló de mí. Alcé una ceja, desafiante.
-¡Basta, Derek! Son sus gustos -mi madre me defendió.

Punto para mí, hermano Derek.

Al parecer mi nuevo hermano, Derek, tenía bastantes gustos en común con Darrell. Por ejemplo, a ambos les gustaba salir a hacer deportes, les gustaban las sorpresas, los cumpleaños y fiestas, comer postres y comidas dulces, salir a jugar y molestar gente, entre otras cosas.
Eran muy parecidos en cuanto a gustos.

En cambio, a mí me gustaba estar en casa, leer cosas que yo estimo interesantes (como artículos científicos, por ejemplo), escribir poemas (o simplemente rayar una hoja, sí, suena loco y todo, pero eso me gusta hacer), ver películas (sobre todo románticas), cantar y escuchar música cuando estoy sola, etcétera.

¡Bienvenidos a mi aburrida vida!

Sé que las vidas de Derek o Darrell suenan más interesantes. Yo por ningún motivo me pondría a bailar, cantar o simplemente, hacer el ridículo. Ellos sí.

Suspiré.

Me encontraba acostada sobre mi cama mirando el techo blanco. Bueno, no tan blanco. Desde que nos mudamos a esta casa encontramos una mancha negra -justo en el techo que sería mi habitación-, y unos meses más tarde, con la llegada del invierno, se agrandó. Y ahora la mancha, era básicamente, un extraño dibujo pintado con témpera.

Esto de tener un nuevo hermano, un nuevo amigo, un amigo con novia, una amiga no tan amiga (Conny no es mi mejor amiga, ni me conoce lo suficiente para ser una, pero bueno, así es la vida), se estaba convirtiendo en un acontecer diario.

Volví a suspirar.

-Hija -me senté de sobresalto-,debes salir de tu habitación. Ahora dormirás con Darrell -tocó la puerta mi mamá. Gemí en desaprobación.
-P-pe-pero... -dije levantándome de mi cama. Fue ahí cuando supe que me dolía todo el cuerpo.

Debo dejar de tener una vida tan sedentaria y lenta.

¡Odiaba tener que hacer estos cambios!

Ah... Y también, debo hacer ejercicio más seguido.

-Sin peros. Vamos, lleva tus cosas al cuarto de Darrell. La cena está servida, Melissa -dijo a través de la puerta y se alejó.

¡Diablos! Supongo que ahora compartiré el cuarto con un niño.

-Kothe.

Tú y mis cursis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora