Capítulo 12: ¿A quién te gusta?

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Capítulo Doce: ¿A quién te gusta?

Son las dos de la mañana y aún no logro conciliar el sueño.

Cuando llegué a mi casa mis padres no estaban ni tampoco Derek, solo estaba Darrell sentado en el sillón viendo televisión. Pasaron las horas y mis padres aún no llegaban. Me estaba asustando.

Tranquila, Meli, tranquila.

Derek llegó en la noche diciendo que estaba muy cansado. Me asusté en cuanto lo vi pero me relajé cuando fue directo a su habitación. Minutos más tarde llegaron mis padres, también cansados. Todo esto era muy extraño.

Luego de comer me fui a acostar. No era mi costumbre acostarme a las diez en punto de la noche pero tenía miedo de ver a Derek otra vez.

-¿Tan temprano? -dijo mi madre entrando en mi habitación.

-Sí, es que estoy cansada. Ya sabes -le señalé los cuadernos.

-Ahh... Está bien.

¿Sabes lo que pasa cuando uno se acuesta temprano? Sí, has adivinado. Y eso me pasó.

Intenté dormir en todas las posiciones posibles, pero nada. Al final me cansé de insistir y agarré mi celular y visité unas cuantas redes sociales. La verdad no encontré nada bueno; todo era publicaciones de mis amigos, selfies, conversaciones aburridas, etc.

Un ruido proveniente de la habitación de al lado me alarmó: era un golpe.

-Serás la próxima... -escuché gruñir a Derek.

No pierdas la calma, Melissa, tú puedes.

-¡Mieerda! -golpeó la pared. Me asusté.

Puse mi oreja en la pared para escuchar mejor.

-¡Qué perra! -dijo entre dientes.

¿A quién se refiere? ¿Aún no habrá superado lo de su antigua novia? No, no lo creo.

Otro ruido se escuchó, esta vez era en mi habitación ¡Mierda, mi celular se cayó!

Tenías que ser tan idiota, Melissa.

-¿Quién anda ahí? -preguntó desde el otro lado.

Mi corazón comenzó a correr una maratón que parecía nunca terminar. Me escondí dentro de las sábanas, aterrada.

Calma, calma.

Recogí mi celular cuidadosamente, tenía un mensaje de Christian.

Chris: Ten cuidado. No hagas ruido.
Yo: Lo intentaré. ¿Dónde estás?
Chris: Eso no importa ahora. Debes dormir ya.
Yo: Tengo mucho miedo, Chris.
Chris: Tranquila, no va a pasar nada si te duermes ahora.
Yo: Pero no puedo dormir.
Chris: Vale, entonces quédate quieta y piensa en otra cosa.
Yo: Eso es imposible.
Chris: Nada es imposible si te lo propones.

Creo haber escuchado esa frase antes.

Yo: No puedo estar tranquila cuando vivo con un asesino.

Asesino...

Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

Chris: Resolveremos esto juntos, te lo prometo.
Yo: ¿Y cómo? ¿Qué le hice yo? ¿Vino directamente a mi casa para matarme?

Una lágrima rodó por mi mejilla.

Chris: No lo sé, Melissa. Eso es lo que intento averiguar, pero para eso necesito tu ayuda.
Yo: ¿Mi ayuda?

Tú y mis cursis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora