Capítulo Nueve: Mucho misterio aquí
En mi vida me encontrado con muchos misterios. Recuerdo que cuando era pequeña se me perdían los juguetes de la noche a la mañana. Me parecía tan misterioso que un día decidí hacer una "investigación", y resulta que mi muñeca; Sophie, estaba siendo raptada por mi padre.
-¡Oye! -me quejé-. ¿Qué le haces a Sophie? -Lo perseguí hasta su habitación.
Me quedé boquiabierta cuando vi cómo mi padre la metía dentro de una bolsa.
-¡Hey, la estás matando, papá! -me arrastré al suelo, llorando desconsoladamente.
-Es solo una muñeca, hija.
-¡Es Sophie! -exclamé, aferrándome a las piernas largas de mi padre.
-Esta muñeca está muy descuidada, Melissa -mi mamá regañó, apareciendo en la habitación.
-Ya te compraremos otra, chica -dijo mi padre, animándome.
-P-pero...
-Hija, esta muñeca está en muy mal estado -dijo mi madre señalando la pierna menos que tenía. Aquello fue cuando combatió contra Mike, mi oso de peluche. Y luego, me indicó su ojo cubierto de tierra y su pelo con témpera-. ¡Es asqueroso!
-¡Mamá! -me levanté y puse las manos en las caderas. Estaba furiosa-. ¡Sofía no es asquerosa! ¿Cierto, Soph? -dije dirigiéndome a mi muñeca.
Y desde entonces, no la vi más. Ese día me castigaron por levantarle la voz a mi madre. ¡Nunca entendí qué tenía que ver cómo se encontraba una muñeca con echarla a la basura en esa bolsa! No sé si me explico. A mí no importaba si una muñeca tenía una belleza impresionante, sino cuántas cosas había pasado con ella.
Uno cuando es pequeño juega hasta con un trozo de madera, ¿no es así? Bueno, entonces deberíamos coger ese ejemplo a la actualidad. Si observamos con detalle cada cosa en la televisión, en el internet, en fin; en el mundo actual, nos daremos cuenta qué tan bajo hemos caído. Y esa palabra clave la llamo vanidad. Ya cada uno tiene su propio personaje creado. Tenemos puesta una gruesa y satisfactoria máscara que la hemos pintado con orgullo. ¡Gente, paren! Lo verdaderamente importante es el interior de cada persona.
¡No más apariencias!
Hay que ver más allá que manchas y agujeros en la superficie, más que nuestro reflejo en el espejo por la mañanas, más que una sonrisa o un saludo; es cerrar los ojos y sentir algo increíblemente inexplicable, algo que nadie más lo pueda tener. No una copia barata de otra persona. Es ser original. ¿Y cómo se obtiene eso? Haciendo lo contrario que los demás hacen. Claro, eso no significa no comer ni dormir, pero sí tener una opinión propia acerca de cada cosa, y saber cuándo callar y cuando abrir la boca.
Y así me siento yo ahora; como extraña en este sitio. ¿Puede haber alguien más que esté igual de desconforme con el mundo como yo? No dudo que sí.
Estaba tumbada en mi cama a las tres de la mañana, tratando de dormir. ¿Por qué no podía?
Después de todo ese discurso (y el descubrimiento de porqué desaparecían mis juguetes) se preguntarán adónde iba con todo eso. Bien, comencé hablándole del misterio y a eso me referiré ahora.
Christian me resultaba una persona fuera de lo normal. Era demasiado misterioso. Ese día me dejó con más intriga que nunca. ¿Acaso quería intimidarme?
Recuerdo que después de esa charla él, se tuvo que ir con su amigo porque ya había tocado el timbre para entrar a clases. Después no lo vi. Entonces a mí, Melissa White, se me ocurrió por fin una idea: investigar sobre él.
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Tú y mis cursis poemas
Roman pour AdolescentsMelissa es una chica tímida, vergonzosa, sensible y a veces bipolar. A ella le encanta leer y así también, le gusta escribir, sobre todo poemas. Los publica en ese maravilloso mundo: Wattpad. Y así es como conoce a un chico muy interesante: Christia...