Rain.| BTS | JungKook

D I E Z

Estaba sentado en el jardín de la escuela observando como poco a poco iban llegando los demás, platicando entre ellos y algunos con sus parejas.
Yo todavía estaba enfermo, no tanto como el día anterior, pero aún me sentía mal y no sólo por la gripe, me sentía mal por el hecho de haberme comportado como un idiota con SunHee,
Estaba esperando sentado mandándole un mensaje a mi madre cuando un cuerpo delante mío hizo que levantara la vista.
Era una chica, no podía ver su cara.
-Hola- Cuando dijo eso inmediatamente supe quién era.
-Hola Hyeri ¿Qué hay?- dije regalándole una sonrisa.
-Nada, sólo quise venir a saludar, ¿Puedo sentarme?- dijo señalando el pasto.
-Claro- dije y ella se sentó.
Me extrañaba un poco que me hablara, no es que seamos amigos, ni tampoco somos cercanos pero, me caía bien, ya que ella era la persona que aveces me dejaba copiar su tarea de química.
-Y ¿qué tal? ¿cómo has estado?-dijo girando su cabeza hacia mi y regalándome una sonrisa.
-Bien, bueno, no tanto, tener gripe no es algo muy lindó ¿sabes?
-Oh cierto, escuche que por eso ayer no viniste, de hecho, ayer tampoco vino SunHee, pero de ella no se la razón.-lo último lo dijo como si se dijera a ella misma.
No sabía si decirle "Oh, SunHee y Yo estábamos juntos, falto para cuidarme" o simplemente no decir nada al respecto, opte por lo segundo.
-¿No vino? Oh que coincidencia.-Dije disimulando sorpresa.
-Si, me dejo sola, pero se la voy a cobrar caro cuando la vea.-Dijo haciendo un puño con su mano.
Ya no sabía que más decir, no sabía como seguir la conversación y el silencio se estaba tornando un poco incómodo.
-Bueno, yo me voy, tengo que buscar a SunHee, nos vemos luego, adiós Kookie.- dijo y se fue.
"Kookie", generalmente no me gusta que personas no cercanas a mi me llamen así, no me agrado que ella me dijera así, pero no se lo diría.
Me levanté cuando la chicharra sonó y fui directo al salón, donde se encontraba V y Jimin, comenzamos a conversar, después vi entrar a SunHee con Hyeri y se dirigieron a sus asientos, tenía que hablar con ella.
Me pare de mi asiento y avise a los chicos que continuarán hablando sin mi y fui hacia el asiento de SunHee; cuando me pare a un costado la primera que me vio fue Hyeri y me regalo una gran sonrisa y un pequeño sonrojo, después SunHee volteo hacia mi y cuando me vio, me sonrió, se paró y me abrazo, mis mejillas se sentían tan calientes que podría haberse pasado por calentura, me temblaron las rodillas, enseguida le devolví el abrazo aferrandome a su cuerpo.
Después de un par de minutos ella se apartó y me sonrió, sentía como me derretía por dentro.
-¿Ya estas mejor?-dijo sonando un poco preocupada.
-Lo estoy, gracias por preocuparte.- dije sonriéndole.
-Me alegro, eso quiere decir que mis cuidados funcionaron ¿cierto?-dije soltando una pequeña risa.
-Así es.- asentí y también reí.
Alguien a un lado nuestro se aclaró la garganta.
-¿Así que no viniste ayer porque estabas con el?-dijo Hyeri casi susurrando.
Iba a negarlo de inmediato, ya que no quería que SunHee se sintiera incómoda por algo que yo dijera, pero ella se adelantó.
-Eso es correcto, el estaba enfermo y como buena amiga que soy lo fui a cuidar. -Dijo ella mirándome.
-¿Me disculpan un momento?- Dijo Hyeri y salió del salón justo cuando el profesor entro.
-Es mejor que vayas a sentarte- dijo en un susurro.
-Es verdad-dije de la misma manera y reímos.
Llegue a mi lugar y V me miro de una manera algo perturbadora, su mirada era algo como "Vi lo que hiciste pícaro" y no tardo en interrogarme al igual que Jimin, trate de responder todas sus preguntas de manera que no atrajera la atención del profesor.
Pasaron las clases y en el almuerzo volví a hablar con SunHee y me disculpe por mi comportamiento del día anterior, ella dijo que no importaba, que ella también se ponía temperamental cuando estaba enferma, pase todo el Almuerzo con ella, Hyeri se había sentado con otras chicas en cuanto vio que SunHee y Yo comenzamos a hablar, también con las miradas de los chicos, sabía que, en cuanto pudieran me bombardearían con preguntas.
Y en todo el almuerzo las mariposas de mi estómago fueron las causantes de mis sonrojos, sentía una vibración en mi espalda y cosquillas en los pies, y ahora más que nunca, sabia que estaba enamorado.