Soy un Ángel...

Capítulo 21°

Ojos como agujas clavados en mis manos ensangrentadas sosteniendo el corazón débil y sin vida de su compañero.
-¿Acaso vosotros también queríais escapar?-Dije con una sonrisa perversa.
-¿C-cómo los has hecho?-Respondió Jake asustado.
-Eso querido amigo, es un secreto que me llevaré a la tumba.- Me incorporé y paulatinamente me aproximé a los temblorosos cuerpos híbridos.
-¿Teneis miedo?-
-¿Nos matarás?-
-No, si me obedeceis en todo lo que yo os diga ¿de acuerdo?-
-D-de acuerdo...- En ese instante comprendí que ya estaban en mi poder.
-Venga, márchense a dormir. Tienen que descansar.-
-Gracias Adina.-
-Hasta mañana.-
-Que descanseis mis dulces angelitos.- Recogí el cadáver de Taylor. Limpié los restos de sangre de la moqueta, y tiré el cuerpo por el hueco del ascensor.
Iba a entrar en casa cuando me encuentro a Samuel justo en frente.
-Hola, ¿no tienes sueño?-
-Me despertaron unos ruidos, pensé que estabas en apuros, pero veo que no.- Dijo señalando con la cabeza el hueco del ascensor.
-Pensaba escapar...-
-Hiciste bien.-
-Gracias.- Nos quedamos unos instantes en silencio. Penumbra inundaba el rellano, pero aun así podía ver que su dulce rostro me observaba con detenimiento.
-¿Cómo es posible que te tuviera delante todo este tiempo y no me haya dado cuenta...?-
-A veces las cosas pueden sorprenderte.-
-Y pensar que hace años eras una renacuaja entre mis brazos y ahora...-
-Un precioso ángel que desea volver a ellos.-No puedo esconder mis emociones, y menos ahora que es el único momento que hemos tenido para hablar a solas. Samuel me mira despreocupadamente, y eso no me dice nada. ¿Le estaré dando demasiadas vueltas?. No, tengo que entrar en casa y dejarle tiempo para pensar. Ando hacia la puerta, justo donde se encuentra el. Le hecho a un lado y entro en el recibidor.- Estoy muy cansada. Iré a dormir.- Antes de que pudiera darme cuenta, una mano se engancha a mi brazo con firmeza. Cuando consigue captar mi atención, pone sus manos bruscamente por mi cintura y me hecha contra la pared dejandome sin escapatoria.
-¿Qué haces?-Susurro.
-Algo que debería haber hecho hace mucho...- Noto cómo se acerca más y más a mí. Tanto mis pulsaciones como las suyas aumentan con las contacto de nuestros pechos, algo que me heriza la piel por completo. Puedo notar su acelerada respiración y su inconfundible aroma a frutas del bosque.Sus manos acarician mis mejillas y con el dedo índice me acaria los labios. Ya me tiene donde quería.-Bésame ya.- Le suplico.
Nuestras bocas se unen en un frenético descontrol de emociones, nuestras lenguas danzan al son de una balada de rock. Enrrollo mis brazos sobre su cuello y lo acerco aún más a mí, ya no hay ninguna línea que nos separe, solo la ropa nos impedía arder en el pecado. Delicadamente comienza a darme besos en el cuello, pronto baja por mis pechos y...
-Shh, he escuchado algo.- Adiós a mi momento romántico. Intento prestar atención a los sonidos de la calle, en efecto, hay alguien fuera. Escucho pisadas múltiples.
-¿quizás un grupo de animales?-
-No, animales no.- Samuel se aproxima a uno de los huecos del ventanal. Le sigo e imito sus movimientos. Un grupo de personas humanas andaban por la extensa calle bajo nuestro piso.
-van a entrar...-
-Rápido, escondelos a todos y reunete conmigo en el rellano.
-De acuerdo.-Camino por el pasillo hasta las habitaciones.-
-Espera, Ady.-
-¿Qué?-Me doy la vuelta y encuentro a Samuel rodeando mi cintura.
-No te escaparas de mi tan facilmente.- Y me sumí en uno de sus besos. Se sentia suave y cálido como un día de invierno junto al fuego.
-Voy a juntarlos a todos, esta vez no podrás detenerme.- Dije con una dulce sonrisa.
-Eso me desilusiona.-Con un puchero se aleja de mí.
-No tardaré en volver a verte tonto.-
Rauda, me aproximo a la habitación donde se encontraban Jimmy, Jake, Evan y Eduard.
-Levantaros, alguien está aquí.-
-¿Cómo?¿qué pasa?-
-Es un grupo. Está cerca. Y no parece que vengan con buenos propósitos.-
-¿Van armados?-
-No llegué a verlo bien pero estoy bastante segura de que sí.-
-Bueno,¿y qué hacemos?.-
-Venir conmigo, para cuando esten aquí quiero que os defendais¿vale?-
-De acuerdo.-
-Vamos.- Los llevé a todos al salón central de la casa, allí los armé con todo lo que teníamos. Solo faltaba esperar...
-¿Escuchas algo?-
-Sí, están aquí...-