Capítulo 59: Mullingar

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 Leer nota de autora:
 
   La alarma que preparamos en el móvil de Niall provoca que me despierte con un sobresalto. Entierro la cara en la almohada y me siento en el borde de la cama frotándome los ojos. Busco a Niall con la mirada, pero parece que no está en la habitación.
   Bostezo y me levanto estirando los brazos. Me miro en el espejo y sonrío a mi reflejo. Una bonita mañana, un buen despertar, un buen polvo y... una nota en el suelo frente a la puerta.
   Me arrodillo frente a ella y leo lo que pone en el papel:

"Disfruta lo que te queda con mi hijo, porque pronto no lo volverás a ver. J"

   Rompo el papel a trocitos y lo tiro al suelo con la boca seca. Me estoy empezando a acojonar. Creo que lo mejor será decírselo a Niall. "Muy tarde, has roto la nota, estúpida". El mensaje.
   Me dirijo corriendo a la mesita de noche y agarro mi móvil desesperadamente. Comienzo a buscar el mensaje, y reviso una y otra vez todos mis SMS, pero ha desaparecido. Ni rastro de él. No es posible. Alguien lo ha borrado. ¿Será ella? ¿Habrá entrado en la habitación... de noche? De tan sólo pensarlo me entran escalofríos.
   Me meto en WhatsApp y le mando un mensaje a Niall intentando aparentar tranquilidad:

"Rubio, ¿dónde estás?"

"Estoy en el bufet. Quería dejarte dormir un poco más, así que te puse la alarma más tarde. ¿Todo bien?"

"Sí. Enseguida bajo, tengo hambre"

"Vale, voy a cogerte comida, que se acaba. Ahora nos vemos ♡"

"♡"
  
   Bloqueo el móvil y lo dejo en la mesita de noche. Me echo el pelo hacia atrás y camino de un lado a otro de la habitación. ¿Qué quiere esa maldita perra? Quiere a Niall, obviamente. ¡Que no lo hubiera dado en adopción!
   Me siento en la cama nerviosa apoyando los codos en las rodillas. Debo contárselo, no más secretos.
   Me dirijo al armario, me pongo unos vaqueros azul oscuro y un jersey rojo, me maquillo un poco rápidamente, me recojo el pelo en una trenza, y una vez que cuento hasta 10 con los ojos cerrados, salgo de la habitación agarrando mi móvil en una mano.
   Camino por el pasillo de la habitación hasta el ascensor con el corazón en un puño. Entro y pulso el número 1 para bajar al bufet. Me froto las manos nerviosa, y cuando pienso que estoy sola, entra una mujer a acompañarme en el ahora peligroso descenso en el ascensor:
-Buenos días-saluda agarrando el asa de su bolso.
-B-Buenos días-respondo, y bajo la mirada mordiéndome el interior de la mejilla cuando las puertas del ascensor se cierran.
   Me va a matar. Esta mujer me va a matar:
-¿Usted está en la Suite Royal?-pregunta la mujer mirándome seriamente a los ojos.
   Me fijo en su mirada. Ojos azules, como los de Niall. No es ella, no puede ser ella:
-S-Sí, mi novio y yo. ¿Por qué?-respira, inspira, respira, inspira.
-Mi marido y yo no podíamos dormir con tanto gemido y crujido de cama. Aprendan a controlarse, cielo, les servirá en el futuro-responde la mujer cruzándose de brazos y alzando la barbilla.
   TIERRA, TRÁGAME. No respondo, simplemente bajo la mirada roja como un tomate, y en cuanto se abren las puertas del ascensor, salgo pitando al bufet.
   Lo que ha dicho no tiene sentido. No, no. Las paredes que separan una habitación de otra deben ser más gruesas que eso.

Narra Niall:

   Espero a Leslie sentado en una mesa para dos cerca de una ventana con vistas a la ciudad. Tengo un tic en la pierna desde hace unos minutos, y es que hace ya casi media hora que dijo que iba a bajar. Está muy rara desde ayer.
   Jamás debió leer esa carta. Nunca debería haber sabido nada de mi madre. No puede saber más, no puede saber que mi madre era una alcohólica y mató a mi padre y por eso me abandonó. Si se entera, se asustará más. Por suerte, seguramente mi "querida" madre estará muerta, por suicidio o perseguida por la policía. Ni siquiera me acuerdo de su aspecto, sólo sé que no quiero saber nada de ella.

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