Capítulo 9.

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Isaac me acompaño a mi casa, serían las siete de la tarde, las piernas me dolían muchísimo.

-Bueno, ya hemos llegado... -Comentó cuando paramos, por fin, entre andar y correr mañana iba a morir de agujetas .

-¿Donde vives? -Le pregunté.

-En un edificio en el centro.

-¿Tienes que ir andando hasta el centro?

-No es un problema.

-Pero si apenas hay luz, tardarás más de quince minutos y encima tienes que ir por la carretera que cruza el bosque, a parte de los coches que hay en ella, cruza el bosque, con eso te lo digo todo, y no sabemos que había allí hoy, y si sigue ahí. No puedes irte solo.

Isaac se rio, conociendole probablemente soltaría otra de sus gracias que haría que me gustara cada vez más.

-Entonces, ¿Estás sugiriendo que me quede esta noche en tu casa?

Yo sonreí y negué con la cabeza.

-Hablaba más bien de llevarte a casa en coche.

-¿Tienes coche?

-Es de mi padre pero me lo deja para emergencias.

-¿Esto es una emergencia?

-No se, dimelo tú, hemos corrido una media maratón por el bosque, nos ha perseguido una especie de Usain Bolt sobrenatural, nos hemos metido en una cueva de un pequeño coyote, que por cierto apestaba... Viendo la tarde que hemos tenido, ir a oscuras por el bosque no es una buena opción, seas un hombre lobo o no, esto es a lo que yo llamo emergencia.

Él se rio, como de costumbre, no se como podía reírse después de lo que había pasado, a pesar del sarcasmo yo seguía totalmente aterrorizada. Se encogió de hombros, quería hablar con él, de todo, el beso, o por lo menos lo que casi fue, el miedo que sentía por lo que había pasado hoy, no solo porque algo viniera a por nosotros, también porque hacía apenas unos minutos antes de eso estábamos hablando sobre lo calmada que estaba la situación, que en cualquier momento podría cambiar y que por tanto tal vez sería mejor que me apartara de Isaac, por lo que temía que ese momento hubiera llegado, me gustaba pasar las tardes con él y observarle mientras me contaba emocionado todo lo que sabía sobre los hombres lobo, algo que disfrutaba haciendo, también quería decirle que era increíblemente adorable cuando sonreía, y que al igual que él necesitaba que yo estuviera a salvo, yo quería que no se hiciera daño. Demasiado que decir en muy poco tiempo.

-Si insistes vale, pero que conste que te deberé otra.

Yo no dije nada, simplemente me encogí de hombros y sonreí levemente a la vez que caminaba hacia el interior de la casa para coger las llaves del coche de mi padre, no tardé mucho en volver y cuando lo hice me encontré a Isaac sentado en el banco del porche, él me miró expectante, e hice un gesto de cabeza para indicar la camioneta Land Rover que estaba en la entrada del garaje.

Nos encaminamos hacia el interior y arranqué, nos dirigíamos hacia el centro a una velocidad de unos sesenta kilómetros por hora, la musica de la radio se oía en todo el vehículo como una especie de susurro, una banda sonora, algo ambiental, muy diferente a cuando viajaba con mi padre, que solía ponerla a todo volumen.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Lo que sea.

-La edad legal para conducir en el Reino Unido es de diecisiete años, por lo tanto en Irlanda es la misma ¿verdad? -Preguntó.

-Sí. -Asentí sin apartar la vista de la carretera.

-Acabas de llegar por lo que aún no tienes la licencia para conducir. Y teniendo en cuenta que tienes diecisiete años, probablemente no te dio tiempo a sacartla en Irlanda antes de venir aquí. Así que corrijeme si me equivoco, pero tú estás conduciendo sin carnet ¿verdad?

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora