Sinners. 《Isaac Lahey》[1]

Capítulo 28.

¡Al fin estoy de vuelta! Siento haber pausado la historia, estuve con la primera ronda de exámenes luego vinieron los chicos del intercambio y luego llegaron los finales, a parte de trabajos, dejándome sin tiempo para escribir pero ya estoy aquí de nuevo y llevo unos días escribiendo por lo que espero retomar el ritmo de antes poco a poco. Gracias por la paciencia y espero que disfrutéis del capítulo y de todos los que estén por venir (que no son muchos porque nos acercamos al final).

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-¿Que tal este? -Rachel abrió la cortina del probador acompañada de un sonido chirriente que me hizo apretar los dientes-. ¿Crees que con esto llamaré la atención de alguien? -Dijo refiriendose al modelito que había fichado para la fiesta de halloween, un vestido un tanto atrevido de vampiresa.

-Con eso vas a llamar la atención de los no muertos.

Ella puso los ojos en blanco.

-Esa es la idea... Sentirse sexy y bien. Pero no me acaba de convencer, tal vez vuelva al clásico de bruja. -Murmuró pensativa.

Llevabamos una hora metidas en una tienda de disfraces del centro buscando disfraces para el baile del instituto, para Rachel, no para mi, ya que no podría ir porque estaría muy ocupada sacrificando corderos o lo fuera que pasara en el ritual. Rachel salió del probador de nuevo con un vestido de palabra de honor con una especie de tutú violeta y unos calcetines a rayas negras y violetas con un gorro del mismo color. Le quedaba muy bien.

-Creo que me lo voy a llevar. ¿Qué opinas?

-Llevatelo, te queda muy bien y me gustan las medias.

-Bien... Ahora solo falta una cosa. Tu disfraz.

Yo negué con la cabeza y la miré antes de reclinarme sobre el respaldo del sofá en el que estaba sentada, y cerré los ojos.

-¡Iris! Vas a comprarte un disfraz. -Seguía empeñada en que tenía que ir a la fiesta pero yo tenía mis razones de peso para no ir, razones que no podía contarle a Rachel-. Mira no se que planes tienes para el treinta y uno pero no vas a quedarte sola en casa.

-No estaré sola...

-Tu padre no cuenta. -Insistió. No iba a parar hasta que le dijera que si.

-Lo intentaré pero no prometo nada. Y ya tengo disfraz.

Rachel enarcó una ceja incrédula. Y se volvió a meter al probador.

-De científica. -Eso fue lo primero que se me ocurrió- me pondré mi bata de laboratorio, me cardaré el pelo, y llenaré algún matraz de plástico con liquidos de colores.

-¿Como es que tienes todo eso en casa?

-Me gusta la ciencia.

- Y a mi me parece bien mientras vengas a la fiesta.