Capítulo 8.

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Isaac estaba hablando, de hecho llevaba un rato hablándome, por desgracia no me había enterado de nada. Solo podía dar vueltas con los dedos a la margarita que había recogido hacía un rato, pero el resto, mis pensamientos, los había perdido hacía unos minutos.

-Vale. -Isaac me miró, yo dejé caer la flor y dirigí la vista hacia él, no hizo otra cosa que encogerse de hombros-. En que piensas, llevas ausente un buen rato. ¿Ha pasado algo?

-Nada importante, solo...

-Vamos a sentarnos. -Me ofreció.

Me dirigí con Isaac hacía una roca de gran tamaño y nos sentamos en ella, llevábamos un buen rato en el bosque y en estos momentos no sabría regresar, lo que había dicho Lydia ocupaba mi cabeza, tal vez no debería tomarlo en cuenta o puede que tal vez lo mejor sería hacerla caso. Isaac me miró esperando a que comenzara.

-Ayer por la mañana Lydia habló conmigo. -Comencé. Él alzó las cejas expectante-. Me dijo que no me metiera en esto.

-¿De verdad te ha dicho eso?

Su gesto cambió un poco, ahora parecía algo enfadado.

-Sí. -No quería que se enfadara con ella por mi culpa-. Pero de verdad que no pasa nada, tendrá sus motivos para habermelo dicho, es solo que... Tal vez debería hacerla caso.

-No... No, ahora que lo sabes no puedes te puede pedir que hagas como si nada pasara. No puedes olvidarte de esto Iris. -Contestó seriamente.

-No sería olvidarme de todo, solo ser una parte pasiva.

-Stiles es humano, no puede pedirte que hagas eso. Hablaré con ella, la haré entrar en razón.

Yo negué con la cabeza. Isaac se puso de pie pero yo le agarré del brazo, dirigió su mirada hacia mi, estaba enfadado, sus puños estaban contraidos y apretados. Yo le acerqué más a mi, a la roca, para que se sentara, sin soltarle del brazo, y cuando al final se apoyó no hice otra cosa que llevar mi otra mano hasta la suya para que la relajara, para que aflojara el puño.

Ahora parecía más calmado.

-No puede pedirte eso. Ella no te conoce.

-Bueno tu me conoces de hace unos días.

Me miró impasible, no quería haberlo dicho de esa manera, no pretendía que sonara como que no me conocía, pero en cierto modo era verdad, me conocía a medias al igual que yo a él.

-Isaac yo no... -Comencé.

-Tienes razón. Te conozco, pero tú no me conoces a mi, y por tu bien es mejor que se quede así.

Él comenzó a andar a paso rápido, a poner tierra de por medio entre nosotros

-No. -Me negué, bajé de la piedra y fui detrás de él, le seguía el paso como podía-. Eso son gilipolleces.

-Lydia tiene razón, si te alejas de lo sobrenatural estarás más segura. -Dijo sin dejar de andar.

-Sí... De lo sobrenatural, no de ti.

Isaac se giró y me miró, estaba a tan solo unos pasos de mi.

-Estoy unido a lo sobrenatural, haya problemas o no, esto forma parte de mi.

Yo permanecí en silencio unos segundos, no pretendía que fuera a cambiar su naturaleza por mi, de hecho no quería que lo hiciera. Toda mi vida había sido un manojo de inseguridad y confusión, pero ahora tenía una cosa clara, quería que Isaac formara parte de mi vida, de una manera u otra, era una especie de atracción, como la gravedad, algo me había reunido con él y ya no podía marcharme.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora