Me levanté lentamente de la cama, apoyé los pies en el suelo y caminé hacía la puerta. Salí de la habitación y atravesé el pasillo.
¿Por qué estoy en mi departamento?
Confundida sigo caminando hasta la sala. No se escuchaba ningún ruido. Era como si el silencio tuviera su propio sonido. Avancé desconfiada hasta la cocina. Tal vez...todo fue un sueño. O más bien una pesadilla. Sonreí. Claro, todo fue una horrible pesadilla.
Es que todo se veía y se sentía tan real, que es imposible no pensar que es la vida real. Camino a la cocina, tomo un plato hondo para los cereales, giro para encender la cafetera y juro que casi dejo caer el tazón al suelo.
Allí en frente de mí, se encontraba Connor, sentado como siempre, con el cabello revuelto y con el celular en la mano, como si nada hubiera pasado y nuestra vida continuara como siempre. Dejo el tazón a un lado y corrí a abrazarlo.
-Oh Dios mío Connor, no sabes con lo que soñé.... -Me separé de él con una sonrisa de oreja a oreja, que automáticamente borré al darme cuenta que estaba abrazando el aire.
-¿Connor? -Alcé la vista, encontrándome con una terraza.
¿Desde cuándo tenemos una?
Miré horrorizada al ver a Connor sentado en el borde. Me acerqué lentamente. Temblando como una hoja, abrí uno de los ventanales. Me quedé petrificada, al ver como balanceaba los pies tan naturalmente, como si fuera un niño pequeño en un columpio.
-Connor... - Hablé suavemente. - ¿Puedes bajarte de ahí? -Giró su cabeza hacía mi lentamente con sus ojos verdes cristalizados.
-¿Por qué? -Habló en un hilo de voz. - ¿Por qué? -
-¿Por qué, qué? Connor, no te entiendo. -Di un paso, en lo que él miró detrás de mí. Me giré, pero no me encontré con nadie, volví mi mirada hacía él que se encontraba parado. Extendió su mano hacía mí y pude escuchar un débil susurro:
-Ayúdame. -Antes de que pudiera acercarme, se balanceó hacía atrás.
-¡CONNOR! -
Me levanté de un salto, haciendo que me maree. Estaba todo oscuro, por lo que no veía nada.
-Lola. -Escuché mi nombre. Me giré hacía donde escuché la voz. De pronto una luz intensa me cegó los ojos por unos minutos. Mierda. Cuando me los refregué noté que estaba llorando. -¿Qué sucede? -Pestañé un par de veces antes de ver al Dr. Smith parado junto a la puerta. Ahora que lo pienso no sé su nombre.
-Yo...eh...creo que tuve una pesadilla. -Observé la habitación de la pequeña Julia, que me ofrecieron anoche. La verdad que su cama es cómoda y entro perfectamente. -¿Sabes qué hora es? -
-Las cuatro de la madrugada. -Me senté en la cama lentamente.
-Lo siento si te he despertado. -
-No importa. De todas formas, en dos horas tendría que levantarme. -Se acercó y se sentó. -Dime, ¿fue con tú hermano? - Asentí. Nos quedamos en silencio.
-Quiero agradecerles por dejarme quedar en su casa. Cuando pueda, conseguiré algún empleo y les pagaré o...o me conseguiré otro apartamento. -Comencé a balbucear.
-Eso no hace falta. -Sonrió con ternura.
-Entonces ayudaré con las tareas de la casa. -
-Está bien. Eso sí puedo aceptarlo. -Sonreí. - ¿Sabes una cosa? Como doctor, me agrada ver a personas felices una vez que están sanas, y no solamente con las personas que están enfermas, sino con todos. Yo siempre les digo a mis hijos que hay que mantener una sonrisa en el rostro pase lo que pase. En tú caso, si no quieres no te obligaré como a ellos tampoco les hago, pero me alegra. -Se levantó y comenzó a dirigirse a la puerta. -Debes sonreír más seguido, tienes una sonrisa muy bonita. -Reí. - ¿Ves? -Sonrió. - Ahora. ¿Qué harás? -
-No lo sé. -Contesté.
-¿Qué te parece si acomodas la cama y luego te levantas para desayunar? Sé que es muy temprano, pero no voy a volver a dormirme y no quiero quedarme solo. -Rodé los ojos. Mi sonrisa no podía desaparecer de mi rostro.
-Está bien. -
-Eso. -Atravesó la puerta y me cubrí el rostro con las manos. ¿A quién me recuerda?
(...)
-Buenos días. -Escuché una voz detrás de mí. Me giré encontrándome con Natalie. - ¿Cómo amaneciste? -Preguntó con una sonrisa dulce, tomando la tetera. - ¿Quieres que te prepare el desayuno? -
-Bien. -Sonreí. -Y no, gracias. Ya desayune. -
-Ay Dios. -Me miró divertida. -No me digas que mi esposo te hizo que desayunaras con él a las cinco de la mañana. -Asentí riéndome. -Ese hombre. Nunca va a cambiar. -Tomó dos tazas de la lacena. - ¿Quieres darte una ducha? Te prestaré alguna prenda mía, de todas formas, creo que somos del mismo talle. -
-Está bien. -No lo iba a negar. Necesitaba una ducha.
-Iré calentando el agua. ¿Podrías ir a despertar a los chicos? -
-Sí. -Me levanté del sillón y busqué las habitaciones. Me parece que la azul es la de Warren, Waibi...no me acuerdo. Antes de usar mi mala costumbre de abrir las puertas, esta vez, golpeé. Pero como no me respondía ninguna voz del otro lado, comencé a abrir la puerta lentamente, hasta que de la nada siento un impactó en la cara. Era algo suave pero igual me dejó idiota.
-¡¿Qué crees que haces?! -Le grité. Tome su almohada y se la arroje devuelta. Él se removió lentamente sobre su cama y luego me observó con cara de zombi.
-Mamá, te dije que no entraras a mi habitación. -
-No soy tu madre. -Le contesté enojada. Vi en su cara el pánico, tomó sus lentes de la mesilla de luz y me miró bien.
-Mierda. -Se levantó de un salto y corrió hacía mí en...boxers. Hice una sonrisita de burla, y comenzó a empujarme hacía afuera de la habitación. -Sal de aquí. -
-No, no, no. Primero me pides disculpas. -Me crucé de brazos. Él se escondió detrás de la puerta y observé su cara colorada hasta las orejas.
-Lo siento. -Murmuró. Me reí.
-No importa. Ahora termina de despabilarte y ve a la cocina. -Asintió y cerró la puerta. Sonreí con melancolía y fui a despertar a la pequeña Julia, que dormía en la cama de sus padres. Comencé a hacerle cosquillas hasta que se despertó completamente riéndose.
-A levantarse. -
-No. -Rezongó con una sonrisa. La tome en brazos como una princesa y la lleve a la cocina, mientras se reía. Cuando llegamos la deje sentada sobre la silla.
-Lola. El agua está lista. -Dijo Natalie bajando por las escaleras.
-Claro. -
-Te deje todo preparado, solo tienes que abrir el grifo. -Asentí y comencé a subir las escaleras. Esperen... ¿Qué puerta es la del baño?
-¡La última a la izquierda! -Sentí que me gritó.
-¡Gracias! -Caminé hacía allí y comencé a desvestirme para meterme en una tina. Wow, hace tanto que no me metía dentro de una.
Abrí el grifo y espere a que se llenara. Después comencé a simplemente a lavarme la cabeza y el cuerpo con jabón. Cuando terminé, y la tina se llenó hasta más o menos arriba, me recosté a pensar.
¿Qué sucederá ahora? ¿Tendré una vida normal?
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Hola :D
Hace tanto tiempo que no publicaba, me llegó la inspiración de repente. Espero que les guste el capitulo. La portada, bueno, ahí quedó, porque no se hacerlas xD
Espero que las que leían mi novela, todavía les siga gustando. Espero que disfruten ahora de la vida de Lola. Creo que a Connor no lo reviviré, pero haré que su voluntad (o sea, su espíritu o algo así) este en el cuerpo de Wandel. ¿Les agrada la idea? O ¿quieren que siga Connor?
Hasta pronto :)
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Los Hijos de la MAFIA II
Teen Fiction"Luego de perder a su hermano y con su novio en coma, Lola ya no sabe que hacer. Recibe mensajes de un desconocido y no sabe si confiar en ellos... "-Tu hermano está vivo. -¿Quién eres y cómo diablos sabes eso?" Lola tendrá que averig...