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Capítulo 2

La pelea con mis hermanos duró más de lo que pensé, nuestros padres estaban consientes del conflicto y habían escuchado lo que cada uno tenía por decir, pero no habían intervenido más allá, al menos no hasta esa noche...

- ¡Lo hicieron a propósito! - entro gritando a la casa, veo a papá salir de la cocina, pero me deja recorrer el camino hasta la habitación de Ayden, ahí estaban los dos, jugando videojuegos, me ignoran, porque saben que son culpables, para su sorpresa y la mía, un zapato sale volando hasta estrellarse en la cabeza del mayor.

- ¡Demonios! - mi mejor amiga fue quien lanzó el proyectil, no les da tiempo de reaccionar y arroja su último misil, que pega de lleno con la espalda de Ayden.

- ¡Jane!

- ¡Ustedes, malditos posesivos! - solo veo la melena castaña de mi amiga pasar junto a mí, se va directo a Jake, le salta encima colgándose de su espalda mientras lo golpea con sus puños tan fuerte como puede, él intenta alejarla sin lastimarla.

Ayden me mira, intuyendo mis acciones, me lanzo sobre el imitando a mi amiga, no estoy sobre su espalda, pero lo golpeo tanto como puedo en el torso, trata de esquivarme, pero alcanzo a darle algunos, en un movimiento rápido me arroja sobre la cama, lamentándose después.

- ¡No, no, no, no! - grita al ver la intención de Jake, pero es tarde, Jane termina a mi lado, recostada, aún furiosa- ¡Mi cama!

-Lo merecen- me pongo de pie apuntándolos con mi dedo- arruinaron todo hoy, era un lindo chico y ustedes...

- ¡No lo era! - me interrumpen volviendo a gritar.

En la habitación solo hay gritos de los cuatro mientras peleamos, Jane y yo teníamos una cita doble con unos mellizos, eran personas encantadoras, y creí haberlo mantenido en secreto pues sabía perfectamente lo que mis hermanos podrían hacer, pero no fui tan cuidadosa.

- ¡Basta! - es mamá quien nos interrumpe, nos mira, estudiando todo con cuidado, deteniéndose en mi mejor amiga y en mi ropa, están mojadas, llenas de pintura, por no mencionar el mal olor- Jane, tu padre esta abajo, te llevara a casa, yo debo hablar con mis hijos.

La castaña mira una vez más a mis hermanos con enojo, se despide de mamá con un simple gesto para no ensuciarla, me da un apretón de manos antes de salir de la habitación.

-Ustedes, al sofá- los tres abandonamos el cuarto y nos dirigimos a la estancia, en el sofá de la reconciliación- ¡No cariño! - me detiene- tú no te sientes- asiento y permanezco de pie a un lado de Ayden.

-Hablen- papá da la indicación y los tres damos nuestra versión al mismo tiempo.

- ¡Hicieron que nos lanzaran agua sucia, no sin antes llenar de pintura el auto!, ¡No debería ser tan débil, ¡si hay peligro uno supondría que puede cuidarte!, ¡Además era solo un payaso! – los gritos y reclamos siguen, mi enojo está en aumento.

-Argumentos finales- nos interrumpen de nuevo- Addie tu primero- le dedico una mirada a mis hermanos antes de dirigirme a mis padres.

-No es justo que ellos puedan salir con cuantas mujeres quieran, pero no me dejen tener citas, es arcaico y ridículo, ya no soy una niña, deben dejar esos celos de lado y dejarme vivir mi vida- reclamo lo último mirando de nuevo a los chicos junto a mí, el menor se ve molesto, pero eso no es comparación a la mirada cargada de odio del mayor, resisto sin pestañear, no ganará esta batalla.

-Ayden...

-No somos posesivos, simplemente queremos cuidarte, jamás hemos querido controlar tu vida, pero tu solo te expones sin medir consecuencia alguna. - No dice más, yo no he abandonado mi guerra de miradas con el mayor.

Siempre NuestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora